Nos acercamos a un nuevo encuentro público, notorio y comunicacional entre representantes del gobierno nacional y de sectores de la oposición política venezolana, que aparentemente ya no es La MUD, como tal, y lo que aparecen participando son algunas vocerías de una porción de la derecha antichavista.
Es significativo resaltar que la dirigencia escualidista asume en su narrativa, que ellos van a participar es en unas "negociaciones", que ya le da un carácter utilitarista al proceso de diálogo, con el sólo interés del "que me dás tú, para ver que te doy". Ésa situación implica, que la oposición solo tiene como epicentro estratégico, el "en que me beneficio" con ésta negociación.
Considero que el verdadero diálogo político debe consistir desde una perspectiva teórica, en el reconocimiento y la tolerancia entre los diferentes sectores políticos que deben coexistir bajo unas mínimas reglas de juego para la convivencia pacífica entre las partes antagónicas, que en la realidad política concreta se debería materializar en que la oposición reconozca a que el chavismo representa al gobierno constitucional, legal y legítimo y que el gobierno reconozca y acepte la existencia de una oposición que se le debe garantizar su libertad de acción, enmacarda en lo establecido en nuestro ordenamiento jurídico.
Por lo tanto, ésta nueva ronda de conversaciones deb girar alrededor de buscar la solución de los problemas económicos que tanto está afectando a la población venezolana en general y que el máximo interés del diálogo es el que hacer para tener una Venezuela próspera y en paz, en la que toda la dirigenccia política del país se pueda convertir en promotores de una mejor calidad de vida para las venezolanas y venezolanos.
Los diálogos políticos en democracia deben convertirse en mecanismos de encuentros institucionales "normales y frecuentes", no hay que temerles a los acuerdos, ni hay que hacerles caso a los sectores radicales que son "anti-diálogo", ya que siempre será mejor la paz y la convivencia, que la confrotación política, que tanto daño hace a la necesaria gobernabilidad y evitar la sensación de que estamos en la frontera de una guerra civil.
