No hay socialismo sin desarrollo industrial: Industria, Teoría y Transformación Socia

El Congreso Obrero que se planifica debe abordar y decidir sobre las cuestiones esenciales en la Venezuela de hoy.

Las estructuras sociales son de origen histórico y no dependen de voluntades personales por lo que no se pueden cambiar demasiado impulsivamente sin graves consecuencias. En ese sentido no puede abandonarse la industrialización en los países, pues es eje central, el creador del tejido social. Tampoco pueden crearse caprichosamente estructuras sociales porque son infértiles, menguan y a la larga mueren.

El intento de crear comunidades sociales igualitarias ignorando condiciones del desarrollo social como es el desarrollo industrial es intentar crear en el aire un futuro idealizado. Se necesitan todas las estructuras sociales reales y su estabilidad dinámica para desarrollar una sociedad lográndose ello solo con la industrialización.

La industrialización no solo transforma la economía del país, sino que también crea y reconfigura sus relaciones sociales. Con la industria, surgen nuevas clases sociales, la clase trabajadora, el proletariado industrial con su papel fundamental y también la clase media. Este nuevo grupo social obrero trae consigo demandas y aspiraciones propias, como derechos laborales, educación y bienestar. Ignorar esto es un grave error, ya que ese es el tejido social moderno y al no existir, las políticas se sustentan en clases sociales previas a la modernidad. Por ello señalo que los procesos de cambio en la organización social son complejos y están intrínsecamente relacionados con las dos clases sociales fundamentales, empresarios y obreros. Y la clase media siempre acompañándolos

Sin el sustento de una base industrial sólida, los intentos por establecer un orden social igualitario llevaran a frustraciones y fracasos. Las experiencias históricas en diferentes partes del mundo han mostrado que los movimientos sociales que han buscado implementar cambios radicales sin contar con un desarrollo industrial adecuado enfrentan resistencias significativas y, en algunos casos, han llevado al colapso de las estructuras sociales. Esto resalta la importancia de un enfoque realista hacia el cambio social, donde el desarrollo industrial actúe como motor de transformación y progreso. Las industrias son socialismo naciente.

 

Asimismo es necesario contar con un enfoque integral que combine tanto la acción política- programática, con la reflexión intelectual. Al integrar la teoría y la práctica, se crea un camino real hacia la transformación social que sea sostenible y efectivo. El cambio, sustentado por un marco conceptual sólido, es el motor que permite resolver contradicciones evitando caer en la trampa de esfuerzos en vano. De esta forma, se construye un tejido social más resistente y consciente, capaz de enfrentar los desafíos que vendrán. Debemos superar en Venezuela la práctica sin teoría. Y por ello he mencionado en otros momentos, la necesidad que el sector universitario se aboque al estudio del socialismo sistemáticamente. Aquí por mi responsabilidad intelectual, debo advertir que crear 5000 bancos comunales sin teoría, sin intelectuales, sin eje centralizador, sin banco central comunal, es llenar la leche de moscas.

 

La teoría existente señala, aunque no se expresa en programas, que la industrialización es el medio estructurador para alcanzar el desarrollo general que propicia el socialismo. Sin embargo, este proceso no está exento de diferencias; es fundamental abordar las contradicciones y desigualdades que pueden surgir dentro del propio contexto industrializador. La lucha entre el capital y el trabajo, los conflictos laborales y la explotación pueden dar lugar a condiciones que contraríen los ideales de justicia social y como dijo Mao deben ser tratadas correctamente para no agudizarlas y facilitar el avance social.

 

Por otro lado, es esencial reconocer que la industrialización debe ir acompañada de modificaciones permanentes en el estado, en la superestructura, con políticas públicas efectivas que promuevan la inclusión social. Solo así los beneficios del crecimiento industrial se distribuyen de manera equitativa entre todos los segmentos de la sociedad. Se minimiza la posibilidad de generar descontento y conflicto social considerablemente. Los gobiernos deben desempeñar un papel activo en la regulación de las prácticas laborales y en la implementación de sistemas de protección social que garanticen el bienestar.

 

 

La transformación social no se puede improvisar ni antes de llegar al poder como después de llegar. Como ya dijimos se requiere un entendimiento profundo de las dinámicas sociales, económicas y culturales que rigen a una comunidad o nación. Se necesita una base intelectual y conceptual. Sin un marco teórico sólido que guíe las acciones y estrategias, los movimientos por el cambio pueden perder rumbo y carecer de enfoque, lo cual lleva a hacer los caminos más largos.

 

La historia nos ofrece muchos ejemplos de cómo la falta de una dirección conceptual ha resultado en fallidos intentos de reforma, lo cual a mi parecer ha influido en las últimas derrotas electorales de la Región, pues no se presentan programas claros, evidentes, para las poblaciones. Movimientos que han buscado el cambio desde la inmediatez, sin un análisis crítico de la realidad en la que operan. Claro tampoco han podido priorizar por encima de las diferencias, la necesidad de la unidad.

Un cambio social efectivo debe estar fundamentado en un diagnóstico correcto de las injusticias existentes y en la identificación clara de los objetivos a alcanzar. Esto implica la necesidad de teorías que expliquen no solo las causas de la desigualdad, sino también los métodos más eficaces para abordarlas. Y la teoría llama a priorizar la industrialización. Industrialización y Unidad.



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Oscar Rodríguez E


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