Carta de amor a María Machado

Adorada María

Ex diputada de la Asamblea Nacional

Panamá

Después de saludarte y expresarte mis respetos espero que te encuentres bien, haciendo extensivo este deseo a todos tus amigos de la MUD. Aprovecho la ocasión para felicitarte a ti, a Locoldo, a Ledezma, a Capriles y a toda la MUD, por su excelente trabajo de cooperación con las protestas pacíficas que han dejado los muertos que teníamos previstos en los planes de Obama, aunque debo decir que todavía no son suficientes para justificar la invasión y tenemos que seguir esforzándonos.

Mi nombre es Mamerto Guarimbo, contratista de de profesión, y experto en diseño de barricadas, guayas, miguelitos, incendiar preescolares y otras cosas que tienen que ver con la lucha por la libertad de expresión y la democracia, lo que me permite decir, demuestra cierta afinidad espiritual entre nosotros.

La presente tiene por objeto hacerte una confesión que desde hace muchísimo tiempo he venido meditando en la discreción del silencio, y que un poco por timidez no me había atrevido a referirte. Sabiendo como estás de ocupada enfrentando al rrrégimen y, sabiendo que dispones de muy poco tiempo para estas cosas, te ruego dulce y pacífica dama, a pesar de eso, que atiendas comprensivamente la confesión de un diseñador de barricadas rendido ante tus encantos políticos y panameños.

Para decirlo de una buena vez tierna criatura, yo te amo, y este sentimiento da aliento a mi existencia y sentido a mi actividad desestabilizadora.

Se que tu, al igual que yo, eres soltera y sin compromiso y que ha sido eso precisamente lo que me ha decidido a revelar que enternece mi alma una dulce quimera. Aunque fueras casada, divina Representante alterna de la Delegación de La República de Panamá ante la OEA, también te amaría, porque quiero que sepas que yo no soy celoso.

Es cierto que nos separan algunas diferencias, que tú eres rica de cuna y que yo prácticamente apenas soy un humilde encapuchado pacífico que asesina actrices por la espalda y que tenso guayas sin importar a quien degüello, pero no importa mi dulce panameña, el que persevera alcanza.

Piensa en que de nuestras soledades y de nuestra sumisión compartida al Departamento de Estado y a Álvaro Uribe algo muy bello podría aparecer. Yo te invito respetuosamente a juntar tus actividades terroristas internacionales con mi guarimbeo nazi por aquí por estas calles.

Considera que mañana la Revolución podría acabar con la guarimba y ya no esté aquí para ofrecerte mi querencia; dicen por allí que Maduro anda con la Constitución en la mano apresando encapuchados y alcaldes. ¡Aprovecha mi amor! Que la oportunidad la pintan calva.

Seguramente te parecerá extraña esta declaración porque soy para ti un desconocido, pero no para mí que he seguido tus pasos desde que ingresé a SÜMATE solo para tenerte cerca, con la secreta ilusión de compartir contigo la venta de este país al gobierno de los Estados Unidos cuando llegara el momento. Me enamoré de ti desde la primera vez que te vi en esa organización y, desde entonces, mi incorregible y bohemio corazón sucumbió a la nobleza patria que te caracteriza, y que fue lo que te llevó a la OEA a pedir que fuera invadido este país de comunistas y colectivos. Estas y otras virtudes ─a mi amoroso y obnubilado juicio por el amor─ te dan más mérito que cualquier pajúo de la oposición esa que cree en elecciones donde siempre nos dan palo y palo por ese ano.

Por aquellos memorables días en SUMATE cuando ya te hacías campaña para Presidenta de la República, yo estaba apenas iniciándome en el paramilitarismo de la mano del doctor Varito y de varios panas de la MUD y todavía era muy tímido en estos afanes. Imagínate que ni siquiera había incendiado un preescolar, como en estos días, en que se nos va volviendo rutina asfixiar con nuestras bombas molotov a niñitos y niñitas de esos centros educativos. ¡Puedes sentirte orgullosa de mí! Ya soy todo un profesional y recibo apoyo y recursos de la gran banca, de las corporaciones del agro y firmas manufactureras capitalistas. Por haberte conocido me considero un feliz y realizado diseñador de barricadas que ve la vida con ojos agradecidos, porque pudo encontrar en ella una ilusión por la cual luchar en la vida. ¡Caro amor! ¡Te amo desesperadamente!

A pesar de que ya estoy viejito y no puedo tomar tanto tengo muy buena memoria y con frecuencia recuerdo aquellos días felices… aquellos vocingleros días cuando tu recorrías el país buscando los votos para ser Primera Dama. Algunos mal pensados decían que estabas pescando en río revuelto, pero mi corazón que nunca me engaña siempre supo que eran calumnias infundadas, y que tú eras la elegida por nuestra entrañable oligarquía para acabar con esta plaga de chavistas que están ejerciendo el poder y disfrutando del vivir bien que, como tu y yo sabemos, es derecho únicamente de los ricos y poderosos como nosotros. Y a propósito de ricos, te cuento, amada exdiputada, quienes nos dedicamos a este duro trabajo de estar cortando árboles para construir barricadas, destruyendo patrimonios históricos culturales, libros y universidades, quemando cauchos, tensando guayas y regando sustancias resbalosas en las calles para que cualquiera se mate y aterrorizando niños, estamos siendo bien remunerados por lo cual pronto te invitaré formalmente a unas curditas cuando regreses de Brasil y a un paseo en moto por unos sitios que los compinches y yo vamos a incendiar. Quiero decirte que me sentí muy honrado el día aquel que te llevé a la AN y no te dejaron entrar; por cierto me quedaste debiendo la carrerita y ni siquiera me diste para los refrescos… dicen que los ricos son pichirres…

Todavía recuerdo la primera vez que nos encontramos frente a frente. Yo estaba debajo del higuerón cogiendo fresquito; te mire, me miraste… nos miramos; yo te quise hablar, me pediste que no, que otra vez sería… Desde entonces panameña de mis sueños, muchas veces te he visto pasar, siempre en campaña, siempre buscando los votos para ser la Presidenta de Venezuela y acabar con Barrio Adentro, con Misión Vivienda Venezuela, para regresar las cuotas balón y créditos indexados. Esos marginales no tienen por qué estar viviendo en quintas ¡Basta ya!

Se que aquellos inolvidables días no volverán, pero guardo de ellos una impresión muy dulce. De ellos guardo como preciados tesoros de mi corazoncito de mercenario tu protagonismo en SÜMATE en el asunto aquel del referendo revocatorio para sacar a Chávez. ¿Te acuerdas mi panameño delirio que casi le pasábamos de contrabando las firmas planas? ¡Qué bella te veías en la televisión defendiendo las firmas planas! Con frecuencia, cuando pienso en ti, imagino la cantidad de cosas buenas que podrías hacer desde la Presidencia de la República explicando la verdad de las cosas al Pueblo.

Te amo Dama de la OEA aunque tú no me correspondas, aunque solo pienses en la Presidencia de la República y en negociar PDVSA a las transnacionales del petróleo y en arrasar con las misiones y con los Colectivos.

Mi amor por ti es tan grande, que hasta colecciono los discursos que en distintas ocasiones pronunciaras cuando eras diputada en la AN. Los tengo grabados, junto a mi colección de música clásica, entre Mozart, Bethoven y algunos vallenatos y, por las noches antes de irme a la cama y rezar mis oraciones, escucho tu bien modulada voz de vocera de Panamá y del Imperio.

Hasta el documento que firmaste reconociendo a Carmona y la destrucción de todo el Estado de Derecho atesoro entre mis pertenencias más íntimas, prendado de su intrínseco valor filosófico y de amor al Pueblo. Es realmente una joya de la literatura política y no debe importarnos amada mía, que los chavistas anden diciendo por allí que la abolición de todos los Poderes era el comienzo de la entrega de la Patria de Simón Bolívar a la burguesía parásita y al Imperio que hoy ha dirigido y entrenado a los guarimberos y terroristas. Lo dicen porque te tienen envidia los tierrúos esos. . Dicen que el amor es ciego María, pero donde los chavistas ven a una panameña arrodillada frente a los genocidas del mundo, yo solo veo sublime poesía.

Así pues adorada embajadora de Panamá, adorada exdiputada y vocera de la invasión, todo lo antes dicho no hace mas que ratificar la veneración de un humilde diseñador de barricadas que te ama por encima de todas las cosas de la política. Ta amo y no me importa que los Colectivos digan que eres traidora a tu país y que estás solicitando a los Estados Unidos que invadan a Venezuela. No me importa que estés metida en el saboteo de la economía, en el desabastecimiento ni que estés solicitando con FEDECÁMARAS la anulación de la Ley de Precios Justos.

Se despide de ti, atentamente, Mamerto Guarimbo, quien te seguirá adorando aunque Maduro elimine completamente a los mercenarios y terroristas que estamos haciendo el trabajo sucio de la MUD y de Obam

AMOR ES… unir tu terrorismo internacional y mi guarimb

AMOR ES… pasear en moto por la ciudad incendiada

AMOR ES… creer en ti aunque pidas una invasión militar contra Venezuela

oscar.fmyor@gmail.com


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Oscar Enrique Fuenmayor Q.

Licenciado en Educación, mención Matemática y Física, Universidad del Zulia.

 oscar.fmyor@gmail.com

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Oscar Henrrique Fuenmayor Quintero

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