Los jubilados negociaremos con el diablo, no queremos que nos rescaten las guacamayas

Contando con el aumento del bono de guerra ─que el Presidente calificó como "precioso" fui a una cafetería a distraerme, a leer algo mientras saboreo un café para darme un poquito de felicidad y sentir mi vida distinta a la que estamos llevando los jubilados. Creo que fue por mi estado de ánimo que elegí llevarme "Pacto con el Diablo", que inexplicablemente estaba entre los libros esparcidos por mi cuarto. Nunca lo había abierto, lo compré a un vendedor ambulante porque el título me sedujo.

La cafetería, de ordinario concurrida, estaba extrañamente solitaria y apenas yo era el único cliente. Esa soledad invitaba a la reflexión. Puse el libro sobre la mesa y me dispuse a ordenar un café, más bien un cafecito pequeño, por razones presupuestarias pues mi insuficiente bono apenas subió de 91 dólares a 112 después de un año de vida miserable con apagones, sin salud social y precios en alza continua. Mi presente inmediato es como para asustarme. Con mis ingresos no podré comprar ni zapatos usados, no podré salir de casa, tendré casa por cárcel sin haber cometido ningún delito. Tampoco podré visitar al odontólogo. Por lo que voy viendo, a partir de este aumento "precioso" mi futuro será dolorosa lucha por la sobrevivencia. Los jubilados estamos condenados al exterminio.

En esas tristes cavilaciones me hallaba cuando murmuré para mí, seguramente sugestionado por el título del texto que estaba por comenzar a leer: <. Desde una mesa contigua a la mía, donde apenas unos segundos antes no había nadie, emergió una voz que reconocí sobresaltado. ¡Saludos Oscar!, volvemos a encontrarnos, dijo aquel sujeto salido prácticamente de la nada. Era el mismo con quien tuve aquel raro encuentro que comenté en https://www.aporrea.org/actualidad/a234711.html . En ese entonces me aseguró que se trataba del mismísimo Diablo. Imposible no reconocerlo dadas las peculiaridades de aquel episodio.

─ ¿Qué hay? ¿Cómo está la cosa? ¿Qué hace por estos rumbos? ─saludé un poco azorado.

─Buenos días Oscar, estaba por aquí cerca llevándome unas almas cuando oí que me llamaste. Sé que estás en problemas; sería bueno que conversáramos, … que negociáramos; no vine a rescatarte, por si acaso ─dijo guiñándome un ojo─ ¿Puedo acompañarte?

Me sorprendió que dijera que lo había llamado, quizás fue que murmuré demasiado alto sin darme cuenta y el condenado me oyó. Voy a seguirle la corriente, no se ve peligroso. Quizás hasta me financie el café y unas galletas como la vez anterior.

─Por supuesto, señor Diablo, acompáñeme, estaba por pedir un café y unas galletas a pesar de que un jubilado no puede darse esos lujos.

─No te preocupes por eso, yo me encargo; y no me trates con tanta formalidad, deja lo de señor Diablo y llámame por mi nombre, Diablo; o si lo prefieres Satanás, como me llaman mis amigos.

─De acuerdo, Sa… Satanás. Me gustaría un café con leche grande y unas galletas de esas que son especiales para degustar con café, … más adelante podríamos compartir una torta de chocolate, no quiero abusar.

─Pide lo que quieras Oscar, creo que hoy vamos a celebrar tu nueva vida lejos de tantas preocupaciones. Podrás comprar zapatos nuevos, hasta una camioneta 4x4 como las que suelen exhibir nuestros diputados si nos ponemos de acuerdo. Hasta podrías encontrar una novia fácilmente, por ahí andan muchas mujeres solas necesitadas de caballeros con recursos; hoy puede ser un gran día para ti.

Realmente el tipo como que se cree de verdad que es el diablo y me está tentando. Quizá me quiera proponer un negocio turbio sabiendo lo apurado que estoy por ser jubilado, debo tener cuidado.

─Me decías, Satanás, que viniste a llevarte unas almas. Por casualidad, ¿has contratado con gente de Fedecámaras? ¿Tienes ya en tu poder las almas de algunos de esos distinguidos señores?

─Sí, pero no puedo darte nombres por ser información clasificada. Esos señores y quienes dirigen con ellos la política salarial del gobierno están haciendo cosas muy malas contra los derechos de los trabajadores, sus salarios y prestaciones, y tienen mucho miedo de que la cosa se agite. Y es ahí es donde yo los aprovecho y les hago firmar un pacto. Pasado cierto tiempo ...

─Te los llevas. Supongo que tienes almas de ministros y funcionarios importantes, ya me los imagino dando saltos y brincos en las pailas calientes que hay en el infierno.

─Arderán eternamente, las maldades y corrupción que hayan hecho aquí lo pagarán en el mas allá. Y será mejor que encontremos una solución que cambie tu vida porque eso va a ser así durante mucho tiempo, es la política salarial del gobierno de tu país, no tiene que ver con ninguna guerra económica.

─O sea, que los jubilados estamos condenados al exterminio.

─Así es Oscar, morirán antes del tiempo que les corresponde en forma natural; lentamente, aquejados de dolencias propias de la edad y de las causadas por la deficiente alimentación y falta de cuidados de la salud. Verás como el próximo 1° de mayo el bono de guerra será aumentado solo en 5 dólares, si es que no se elimina. Esa será la señal, el decreto de exterminio masivo de los jubilados. Negociemos nosotros, no esperes mucho del azar ni de guacamayas extranjeras.

Me preocupa lo que dijo hace un momento. La idea de que yo también sea frito en aceite junto a Jesús Farías no me estimula. ¿Realmente estará pensando freírme o algo parecido?

─Pero dime Satanás, si firmo un pacto contigo, ¿también voy a arder como los dirigentes de Fedecámaras y el gobierno?

─Por supuesto que no, Oscar, relájate. A esos señores les hago firmar ese pacto porque se la quieren dar de vivos conmigo. Después que les concedo fortuna y abundancia y gozan la vida van a ver arrepentidos al Papa o algún obispo para que les de la absolución. Son unos rolos de vivos, quieren ir al cielo después de todo el mal que han hecho en la tierra. Por eso la firma, para que no se escapen del castigo que merecen.

─ ¡Ajá!, ¿y que va a pasar con mis compañeros del gremio?

Con los jubilados no será así, las reglas que hemos acordado entre los poderes de arriba y los de abajo es que no me puedo llevar jubilados ya que han tenido su infierno aquí mismo en este valle de lágrimas en que se ha convertido el país. El pacto con ustedes es más bien un contrato de trabajo, y por eso una mínima formalidad. Se comprometen a estar una temporada por allá ayudándome a administrar. Ustedes estarán en mi reino más allá de este mundo capitalista donde pondremos a esos bandidos a arder y a trabajar entre las llamas, y les pagaremos con salario mínimo y con bonos lo que hoy les pagan a ustedes.

─ ¿Y cómo vamos a trabajar con ese calor? Tengo entendido que por allá es demasiado caliente.

─Ustedes van a hacer trabajo administrativo y no tendrán contacto directo con los condenados, mantenerlos dentro de sus pailas es trabajo de los demonios Ustedes van a estar en aire acondicionado, harán trabajo de oficina. Solo será una temporada. Ya Tengo algunos jubilados allá y les gusta, les divierte ver a expresidentes y dictadores pidiendo un poquito de la humanidad que ellos no tuvieron con sus víctimas.

¡Vergación! ¡aire acondicionado en el infierno! Nunca me hubiera imaginado algo así. Yo sabía que los curas y los pastores nos ocultaban la verdad acerca del Diablo y del infierno. Este hombre o es el diablo o está de remate, pero su narrativa me gusta; ya puedo fantasear con ver a Jesús Farías dentro de la paila 0 pero esta vez gritando que ¡sí hay¡ ¡si hay¡ ¡sáquenme de aquí!

─ ¿Entonces el trato a cambio de sacarnos de esta vida miserable es qué trabajemos para tí en el inframundo? ¿es eso? ¿Un ejército de jubilados que trabaje voluntariamente administrando los castigos que han sido convenidos con los poderes de arriba y los de abajo?

─Veo que nos estamos entendiendo. Tengo bastante trabajo en el mas allá y necesito operadores confiables que supervisen la tarea de freír a esas almas impuras mientras ando por el mundo capturando a los tramposos.

─ ¿Has tenido contacto con María Machado?

─No he cerrado trato con ella, pero de que me la llevo, me la llevo. Acostumbra aliarse en política con quienes tienen el poder para sus propios fines. Comparte la política genocida de Netanyahu y se hace la loca y no defiende a los migrantes venezolanos en Estados Unidos y el Salvador. Es aliada de Donald Trump. Recientemente le hizo un grave daño a la democracia aliándose a Maduro llamando a la abstención.

Definitivamente, me encanta la narrativa de Satanás, creo que vamos a ser buenos amigos. En caso de ser de verdad el Diablo no le veo inconveniente a un buen trabajo en el inframundo, lo que aquí se nos negó con la congelación de las convenciones colectivas y el instructivo Onapre. Voy a firmar, lo peor que puede pasar es que no sea el Diablo y en tal caso estaría ayudando a un amigo que me brinda café a superar una crisis.

─ ¿Otro café?, Oscar.

─Como gustes, Satanás, celebremos la vida aquí en la tierra y en el mas allá. ¿Dónde firmo?



Esta nota ha sido leída aproximadamente 976 veces.



Oscar Henrrique Fuenmayor Quintero

Licenciado en Educación, mención Matemática y Física, Universidad del Zulia.

 oscar.fmyor@gmail.com

Visite el perfil de Oscar Henrrique Fuenmayor Quintero para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter



Oscar Henrrique Fuenmayor Quintero

Oscar Henrrique Fuenmayor Quintero

Más artículos de este autor