De ANC nada de fuegos pirotécnicos ni combates contra “molinos de viento”

No creo equivocarme si afirmo que al venezolano común, el atado al salario o ingreso fijo, que es la aplastante mayoría venezolana, lo que lo sobre agobia y por lo cual clama, es la situación económica. En buena medida el 30J votó contra este estado de cosas, como contra los violentos. Es decir, clama, se le ponga un "parao" a la inflación, en virtud que el gobierno al parecer tiró la toalla o, por lo menos, no halla qué hacer, pese la demasiada preocupación que pudiera tener por razones de la política, estrategia y hasta intereses muy sublimes; pero allá dentro hay demasiadas contradicciones, ideas preconcebidas, confusión, temor o prejuicio. Y en la calle esperan respuestas inmediatas, no para más tarde. El drama no es cosa de juegos. Acabo de leer un trabajo acerca de lo que se maneja en la Constituyente y no parece nada distinto al repetitivo e inerte discurso oficial contra el rentismo, lleno abstracciones, hasta histrionismo y promesas para el más allá o de mediano y largo plazo. Lo que no quiere decir, que como diagnóstico no esté acertado. Pero la cerca se reduce velozmente y no se oye nada concreta y hasta el presidente, hoy lunes, a las 8 p.m., está callado. ¡Y esto habla en demasía! Y no para eso votó la mayoría por la Constituyente.

Que quienes gobiernan o desde los medios de comunicación, como José Vicente Rangel, hagan esfuerzos sobre humanos y hasta moralmente incómodos, para ocultar la gravedad del asunto o no darle demasiada importancia, tanto que se pone más énfasis en las amenazantes palabras de Trump, no cambiará la actitud del nacional que siente y hasta escucha el retortijar de sus tripas. Pese el esfuerzo que haga por ponerse en sintonía con el mensaje ese, que llamaría oficial, por su indeclinable amor por la soberanía, la independencia económica y sobre todo alimentaria, el ruido y movimiento de sus tripas le saca de concentración y lo atrae a la causa apremiante que eso motiva. Más cuando el venezolano de a pie percibe que su drama, su ruindad, no la comparten quienes en oposición o gobierno casi le piden se inmole.

Usar a Bolívar, sobre todo aquel de los años difíciles, que eran para él y sus comandantes, tan duros como para el común de gente, no parece convincente, sobre todo cuando uno sabe y observa muestras de vida muelle, de un lado y otro, de oasis que no se aparecen de pronto en el camino del desierto, sino que están en la hoja de ruta diseñada, estudiada y hasta rentada.

Por eso, el gobierno y los analistas, o mejor publicistas que, como peones de brega, tratan de ayudarle a darle pases de muleta al toro para distraerle y quitarle vigor, sólo podrían conseguir llenarlo de rabia y darle más fuerza. El discurso evasivo, aquel que apunta al lado que no es, puede causar tanto disgusto como el hambre y ¡hay que ver las cornadas que da el hambre!

Pues no hay más nada que hacer que dedicarse con empeño a encontrar la forma de combatir el mal que no se cura mediante periódicos aumentos de salarios, ya que producidos estos, los de precios se presentan antes de aquellos anunciar y con más saña después de haberlos anunciado. Y ante eso, el gobierno, el Estado y toda la camada dirigente, bien enterada, se hace la vista gorda y, en verdad, no porque eso no le importe, sino porque "no puede con ella".

Este viernes, no sé bien por donde se coló lo información, se dijo que el gobierno por boca de su única boca, anunciaría "impactantes medidas económicas". Radio bemba, como es habitual en Venezuela, difundió que habría aumento de la gasolina y algunos servicios. Hasta que, como todo el mundo ya espera cada tres meses, habría un nuevo aumento de salario, noticia que ya al venezolano lo que le produce es miedo. Pues como suele suceder, pese a que esos anuncios se esperan, pues el presidente ya anunció hace 15 días que de eso anunciaría, pasó el viernes, el sábado y hasta el domingo y el presidente nos dejó esperando. Pero lo grave del asunto, es que desde la instalación de la Constituyente el presidente viene ofreciendo medidas económicas para contener la inflación, sin que nada concrete y con ello sólo logra que los comerciantes, a lo largo de toda la cadena, cada día apliquen aumentos que han hecho trizas el salario de hoy y el de mañana. Del viernes para acá, la bola de los precios viene dando saltos descomunales.

Ante este desesperado estado a uno se le ocurre proponer a los Constituyentes se dejen de pensar en pajaritas preñadas y creer que una bomba nuclear se neutraliza con un estereotipado discurso extremista de los años setenta u ochenta, como el de "profundicemos el socialismo". ¿Qué profundizar si ni siquiera el hoyo está empezado? ¿Cuáles son las fuerzas productivas, bajo relaciones socialistas de la cuál se dispone, para atender esa propuesta? Qué se percate estamos atrapados en una red capitalista brutal que ha neutralizado al Estado, como cuando la tripulación se subleva y el barco marcha a los bandazos con el riesgo de hundirse o naufragar. El capitán, en su camarote, tiene la cabeza metidas entre las manos y las ideas se le escaparon. Que tome conciencia que el Estado está paralizado y hasta acurrucado, limitándose solo a mal manejar los recursos de la renta petrolera y el reciclaje del dinero producto de la carga impositiva que grava al nacional, hasta al más pobre.

Es el mercado, ese voraz señor, del capitalismo de hoy, donde las fieras imponen su ley, quien marca pauta y rumbo.

El gobierno, pues, debe ser obligado por la Constituyente asumir su responsabilidad, bajar al terreno de juego o donde se consuma el sacrificio colectivo y hacer lo necesario para que las fieras dejen de imponer su Ley. Por supuesto, tampoco creemos que al mercado se le tranquiliza como que adopte una conducta racional en la relación entre costo, precios y salarios, por la vía de los decretos y la fuerza. Ya uno se sabe el discurso que lo anterior desata en algunos sectores y que paraliza a muchos del gobierno, pero también que la experiencia de ahora mismo de los venezolanos, no hay que hablar de la historia como quien viaja al pasado, que aquel proceder se traduce en contrabando, acaparamiento, disminución del ritmo productivo, escasez y especulación desmedida; circunstancias ante las cuales, ya lo hemos comprobado, el Estado no tiene respuestas y por eso opta por subirse a las gradas o esperar que aparezca el ánima bendita, que por cierto creyó hallar en la Asamblea Constituyente, sin percatarse que ella, pese lo que haga, si él no actúa no hay manera de salir del embrollo. La ANC además aportaría ideas y lo que sea de su competencia para ayudarle en esa lucha y la de configurar un nuevo modelo. Pero la angustia popular de ahora no tiene paciencia para esperar esta alternativa.

Pudiera ser que la Asamblea Constituyente, como el gobierno, al repetir el discurso por este ya hecho, contra el rentismo y ofrecer soluciones como para largo plazo, se desplegase en combate también contra molinos de vientos y fantasmas armada de discursos gaseosos, hasta pirotécnicos y luces relampagueantes, enceguecedoras y ruidos atronadores que pronto cesan. ¿Eso qué significa en el lenguaje cervantino? Vamos a averiguarlo.



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Eligio Damas

Militante de la izquierda de toda la vida. Nunca ha sido candidato a nada y menos ser llevado a tribunal alguno. Libre para opinar, sin tapaojos ni ataduras. Maestro de escuela de los de abajo.

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