Oración por las que podrían ser las últimas elecciones
Padre nuestro
Jesucristo nos invita a que, cuando hablemos contigo, te digamos Abbá, que significa Papi. Que me disculpe nuestro Señor Jesucristo, pero a mí me criaron diciendo que papi se desvanece con un soplo, y que, o padre, o nada. Así que Padre nuestro.
Ni por un momento pienses que voy a venir con esa, tan socorrida en estos tiempos, de “Señor, Señor, pongo en tus manos, la solución de este país…” porque, no sé qué le dirás a los demás, Tú, que a cada uno le hablas en su idioma, pero a mí sé muy bien qué me dirías, Te conozco. Me dirías que es mejor que vayamos buscando la manera de sistematizar la experiencia, porque el saber que nos metió en esta pesadilla, tiene que reinventarse para salir de ella, y que eso no es por milagro de Dios, sino por el obrar consciente de sus hijas e hijos. Que no hay otro milagro posible, que para eso nos hiciste libres de pararte bolas o no, de seguirte o de olvidarte. Tú tienes Tu plan, pero hay otro plan que no es el Tuyo, y si el plan que no es el Tuyo, es el plan que va ganando, la culpa no es Tuya. Es de la libertad. Tú pudieras ponernos a votar y asumir Tu plan a juro, pero, caprichoso Dios, eso no es lo que Tú quieres.
Pero sí me es dado pedir, porque Jesucristo dijo “pedid y se os dará, buscad y hallareis”. Sabiendo, como Sabes, que no hay en mí conductas “saca culo” en cuanto a la responsabilidad de no hacerse los locos frente a lo que nos está pasando, recurro con humildad a tu generosidad de Padre espléndido, para pedir cosas que por su increíble obviedad son invisibles, y a pesar de su invisibilidad son obvias.
Antes de seguir, una aclaratoria muy importante. Oro ante Ti porque creo en Ti como mi Dios. No porque crea que Tú estás de mi lado, o de mi parte, en términos de Tú y yo pa’ los que salgan. No. Si yo creyera que Tú tienes un lado, un partido, una causa, un pueblo escogido, entonces ya no serías Dios para mí. Creo que, esos a quienes combato, también te pueden invocar. Aprovecho para pedirte, entre tantas cosas medulares, una fruslería. Que alguien haga escuchar a María Corina Machado una canción de Joan Báez que se titula “With God on our side”. (Con Dios de nuestro lado)
Empiezo pues mis peticiones:
1.- Para que el arrebatón de la victoria no nos quite la victoria.
El 28 de julio de 2024, hace casi un año, hicimos algo tan grande que Venezuela no está en los BRICS a causa de eso. Los vecinos, Brasil y Colombia, estaban demasiado cerca del “pucherazo”, como le dicen en España, para hacerse los locos. Tenían lo que se llama información de primera mano y no, para ellos no era posible llamarse a engaño. Por eso actuaron como actuaron y actúan como actúan.
El gobierno de Maduro/PSUV hizo lo que hizo con el presidente del CNE, y con la presidenta del TSJ. Sí. Todos lo sabemos. Pero hubiera preferido trecientos mil millones de veces no tener que hacerlo. Como el pasado 25 de mayo, que no tuvo que hacer nada, sino tratar de hacer aparecer una participación del 40%, cuando fue del 20%. La gran abstención facilitaba la maniobra.
El 28 de julio de 2024 nos contamos, y quedamos 7 a 3 a favor de los que NO queremos que Nicolás Maduro y el PSUV continúen en el gobierno. Eso fue, es y será muy importante y nadie no los puede arrebatar. Que nos hayan escamoteado la presidencia de la República los mismos que, en voz alta, leyeron los resultados electorales en miles de centros de votación, es otra cosa. Es algo que tiene que ver con el hecho de que una teta tan jugosa no se suelta por lo que el pueblo diga o deje de decir. Que para eso están los Sukoy, ¡carajo!
Perdóname Dios mío, si no me contengo, pierdo el hilo de la que es mi petición. Para entender a plenitud el examen de política que nos hace la vida, a toda la nación venezolana, el 27 de julio de 2025, es fundamental reconocer al 28 de julio de 2024 como una gran victoria de la participación del pueblo en la solución de sus problemas.
2.- Para que el 25 de mayo de 2025 sirva de algo.
Aunque la canción dice que lo que pasó, pasó; ya que nos pasó, cuando pudiera perfectamente no haber pasado, que lo que nos pasó sirva de algo, en orden a no perderlo todo, hasta la experiencia.
Se produjo una abstención del 80% del electorado, que el CNE trató de maquillar hasta 60%.
No pasó nada, nadie lo supo fuera de Venezuela. Nadie se rasgó las vestiduras. Nadie dijo que si patatín, que si patatán. Nada de nada. Se cogieron todas las gobernaciones menos una, Cojedes, y aprovecharon para violar los períodos de gobierno de los gobernadores salientes. Se cogieron la Asamblea Nacional peor que antes y, además de eso, no pasó nada. La necesidad de manipular las cifras de participación, nada más.
La contundente abstención solo contribuyó a diluir el espíritu del conjunto social opuesto al gobierno de Maduro/PSUV que, con tantísima dificultad, habíamos logrado el 28 de julio de 2024. Ese día fue fortaleza y presencia. El 25 de mayo de 2025 fue ausencia y debilidad. Solo se fortalecieron las condiciones para una Guerra Civil. Solo se potenció la injerencia extranjera. Solo se desarrolló el odio. El día menos pensado Trump negocia con Maduro la licencia de Chevron, y se quedó ese gentío con su voto engatillado e inútil, envuelto en Rosarios, o en llamados a la lucha de clases.
3.- Para que el 27 de julio de 2025 se entienda en su justa medida.
Desde la ciudadanía del municipio Los Salias, proviene una consigna que da cuenta de la experiencia electoral vivida por la población venezolana: “Por San Antonio Sí”.
Inteligentemente, el candidato opositor al gobierno de Maduro/PSUV en ese municipio, Edgar Laya, quien parece tener la confluencia de las fuerzas opositoras en un amplísimo abanico, no se pone a pelear con la abstención del 25 de mayo, en la que se entregó al estado Miranda, pero se repone de la adversidad proactivamente diciendo, ciudadanamente, por San Antonio, por mi ciudad, por eso sí vale la pena votar. Resumiendo: ¡Por San Antonio Sí!
Por supuesto que tiene parentesco con “La casa No se entrega”, de Fuerza Vecinal, y otras similares, que yo, Señor, no solo respeto sinceramente, sino que me parecen muy buenas, en la medida que arriman la brasa hacia la participación decidida y multitudinaria en estas próximas elecciones municipales. Pero sería insincero con lo que realmente pienso sobre las que podrían ser las últimas elecciones, tal como las conocemos, si no denunciara la amenaza de una Reforma a nuestra Constitución Nacional de 1999, pretendida por el gobierno de Maduro/PSUV, que gravita sobre las elecciones municipales del próximo 27 de julio. Amenaza de Reforma a nuestra Constitución Nacional, para la que las elecciones de ese día son un pulso de lo que el oficialismo puede y no puede pretender.
Hemos sido azarosamente informados de que el gobierno de Maduro/PSUV no quiere nada con gobernaciones y alcaldías. Que está desesperado por eliminar la división político-territorial que establece la Constitución Nacional en estados, municipios y parroquias. Y que lo de un ciudadano un voto, debe ser recordado como algo del pasado. Ya ni sacan al librito azul como fetiche. Hasta como fetiche los asusta y los llena de temor y, por eso, ya no lo cargan en el bolsillo, ya no lo exhiben. La Constitución Nacional de 1999 ya no es patriota, sino que es apátrida. Es el principal obstáculo para la continuación de su dominio, simple y sencillamente porque prevé elecciones a cada rato, y ellos, el gobierno de Maduro/PSUV, no pueden soportar esa amenaza. Con el cuento chimbo del Estado Comunal, se quieren echar al pico a las elecciones como las conocemos de toda la vida. Como si alguien ignorara que para que las comunas existan, lo que hace falta es que los comuneros lo quieran y lo decidan, y no que el gobierno lo permita y hasta lo auspicie.
Votar el 27 de julio de 2025 no es solo elegir alcaldes y concejales. Lo que es muy importante. También es decir, votando, que queremos seguir haciéndolo siempre, cada vez que la Constitución Nacional lo determine. Que jamás permitiremos que se nos cercene el derecho al voto libre, directo y secreto de la ciudadanía en la elección de las autoridades del ordenamiento territorial que nuestra Carta Magna determina. ¿O es que ahora ya no es la Carta Magna? El asunto es tan grave, que hasta los abstencionistas contumaces del 20% duro, de los que no votan porque no votan y punto, deberían pensar en hacer una excepción. Pues lo que nos jugamos el 27 de julio de 2025 es que siga habiendo elecciones. Y la abstención dura, la del 20%, sabe muy bien que podrá seguir existiendo mientras haya elecciones de las que abstenerse. Lo contrario es te la calas porque te la calas, igual que todo el mundo. Cuando no hay elecciones no hay abstención. Hay dictadura.
Y, Señor Dios, dame la sabiduría necesaria para no barrer bajo la alfombra, yo, que sigo empeñado en la fatídica página que tantos se empeñan en pasar, que sí, que el próximo 27 de julio hay que votar como si cada municipio fuera Venezuela entera, y estuviéramos, un año después, volviendo a decir NO al gobierno de Maduro/PSUV. Ratificando, para Venezuela y el mundo, al 28 de julio de 2024 en los 335 municipios.
Bueno Señor, ya para cerrar y no abusar de Tu bondad, ayúdame a transmitir a los compañeros y compañeras del PCV, y la coalición de partidos y organizaciones de izquierda que para las elecciones regionales y parlamentarias del pasado 25 de mayo llamaron a la abstención, que reflexionen sobre su proceder a la luz de la experiencia vivida. Pero que, en el caso de volver a llamar a la abstención para las elecciones municipales de dentro de diez días, cosa que todavía no han hecho, hagan lo posible por deslindarse de alguna manera del sentido que tiene el llamado abstencionista de María Corina Machado.
E ilumíname para pedir, a quienes están con el llamado abstencionista de María Corina Machado, que enseñen todas sus cartas. Que digan si lo que hay que hacer, además de abstenerse, es esperar, rezando Rosarios, a la Guerra Civil que nos traiga algún mercenario, más o menos permisado por Donald Trump, que pretenda hacer de Venezuela otra Panamá, para que ella pueda ser, cual Guillermo Endara, quien se juramente como presidenta ante un Sargento de la Marina estadounidense.
Gracias Señor, por tu infinita bondad. Desde Caracas - Venezuela.