El diálogo surca el mar del miedo

El diálogo parece navegar peligrosamente en una suerte de mar de los Sargazos, región del océano Atlántico, que en los siglos XVII al XVIII gozó de la triste fama de cementerio de barcos perdidos.

En un perverso juego político ciertos sectores apuestan al fracaso del diálogo y apoyados en algunos medios, han construido noticiosamente una suerte de mar maldito noticioso a donde van las cosas perdidas, en este caso el diálogo. Cantado el fracaso se abocan a construir una profecía autocumplida, “predicción, que una vez hecha, es en sí misma la causa de que se haga realidad”.

El 13 de mayo voceros de la MUD amenazan “O cumple el gobierno o se acaba el diálogo”. Se paralizan las conversaciones, se exige al Ejecutivo “resultados concretos” y en tono descalificador se afirma que “el diálogo no es una peña”. Acotando que, aun cuando 80% del país respalda el diálogo, “ese apoyo no es un cheque en blanco”. Por su parte, el Gobierno pide a la oposición un firme reconocimiento al Ejecutivo y un claro alto a la violencia. Ante la petición de “liberación de todos los jóvenes detenidos durante los meses de protestas”, el gobierno riposta “Piden… una cosa que es imposible, piden impunidad”. El Presidente Maduro enfático afirma “No aceptamos chantajes de nadie”. Para reanudar el diálogo, la oposición exige la designación de una comisión de la verdad amplia y que se concrete la libertad de Iván Simonovis. Petición que Jorge Rodríguez califica de “fantasías animadas”.

Reaparece Unasur y, en su rol mediador, afirma que “flexibilizar peticiones” podría destrabar el diálogo. Urgen a las partes “reflexionar” y lograr un diálogo amplio que permita a los venezolanos, sin injerencias, alcanzar un acuerdo que garantice a convivencia pacífica y la estabilidad del país. Optimista, Unasur afirma que “Abrimos en Venezuela puentes de comunicación otra vez”.

Las conversaciones siguen suspendidas, estudiantes presos piden no abandonar la protesta, la Junta Patriótica Estudiantil en carta a la MUD, afirma que con las conversaciones se incrementó la violencia, se alejó la posibilidad de una amnistía y aumentaron las detenciones. Desde la MUD se alega que “las rivalidades internas” en el seno del oficialismo dificultan que el Ejecutivo tome decisiones en favor del diálogo y el consenso. Provea asevera que el "Gobierno es consciente de las violaciones y las aplaude".

¿Naufragaremos en el mar maldito?


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Maryclen Stelling


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