La oposición que necesitamos

Es común utilizar palabras de nuestro lenguaje sin conocer exactamente su significado, connotación y sentido. Existen muchos ejemplos. Comenzaré con una que a diario se utiliza en el panorama político, oposición.

Esta palabra viene del latín oppositio, la cual se define como la acción y efecto de oponerse, es decir estar en contra de algo o alguien. En el ámbito político esta palabra viene acompañada de un artículo, encontrando notas de prensa y declaraciones o conversaciones en la que un grupo de individuos pertenecientes a una asociación política se les llama "la oposición".

Ahora bien, si buscamos un sinónimo de la palabra en cuestión, encontramos varios, como lo son rechazo, incompatibilidad, odio, repulsión. Tomando esto en consideración, es oportuno que revisemos cuál de éstos sinónimos es el que realmente guía las acciones de quienes se consideran detractores políticos. Pues de acuerdo a la connotación que demos a la palabra en su significado, en esa medida se estará haciendo una oposición sana o enfermiza.

Si vemos a nuestro contrario como un individuo o grupo diferente , con cualidades y características que podemos compartir o rechazar y por ende encontramos que existen puntos de incompatibilidad en los planteamientos y opiniones, los cuales pueden ser elementos de discusión para encontrar un equilibrio o acuerdo en ellos, estaríamos frente a un esquema saludable de acción opositora. A esta se le considera oposición pacífica, en pro de la paz y la justicia, que no debe confundirse con el sentido de tranquilidad, quietud e incluso apatía, sino por el contrario debe ser entendida y asumida en el sentido positivo y evolucionista; la búsqueda del consenso en el diálogo, el respeto, la aceptación para una feliz convivencia y la salida democrática ante las coyunturas políticas.

Por el contrario, si vemos a nuestro contrario como un ser indeseable, a quien debemos mantener lejos de nuestra área de acción y discusión, el cual no posee cualidades ni aspectos positivos, estamos frente a una actitud enfermiza de la oposición, que verá al contendor como un enemigo al que hay que aniquilar. En donde el odio y la repulsión entran en perfecta simbiosis con oposición; de tal manera que el carácter connotativo de la palabra cae en el círculo del egoísmo y la no aceptación; es decir la negación total a lo que denominaría la oposición violenta e irracional.

Si hacemos, mentalmente un recorrido retrocediendo 15 años hasta el tiempo actual y nos detenemos a revisar el comportamiento de algunos personajes que han tratado de liderar el movimiento contrario al proceso revolucionario, bolivariano y chavista; podemos encontrar que la gran mayoría de quienes han asumido el protagonismo opositor, lamentablemente, se encuentran encerrados en el círculo del egoísmo y la no aceptación; lo cual ha provocado que muchos de sus seguidores públicos y anónimos hayan emigrado y asumido otras posturas, no necesariamente la que propone el oficialismo, pero que en una medida grande o pequeña están manifestando la no aceptación de la postura opositora asumida por quienes lideran el grupo.

Aquí vemos como dentro de los opositores existen diferencias importantes y respetables; pero pocos han enfrentado abierta y valientemente su inconformidad y permanecen en un mutismo que los hace cómplices silenciosos de los errores cometidos, actitud que para nada contribuye a fortalecer y desarrollar el país, que es de todos.

Es importante hacernos conscientes que la oposición es indispensable, jamás debemos pensar que todo sería mejor sin ella; eso es imposible y nada conveniente, pero como decía el Comandante eterno Hugo Chávez, es necesario una oposición, pero una oposición seria, constructiva, de altura en sus planteamientos; que ayude a la revolución a corregir y ver sus propios errores, que entienda el verdadero papel democrático que debe jugar, para llevar al país adelante en su proceso político, económico, social y cultural, en fin, que fortalezca la democracia participativa.

El fenómeno que se está dando en la sociedad venezolana debe constituir un objeto de estudio para psicólogos y psiquiatras, pero un estudio que apunte hacia la búsqueda del saneamiento mental de quienes parecen estar afectados por el virus del odio y la intolerancia, y esto es válido para ambos sectores; porque tristemente nuestra oposición se perfila bajo la connotación del odio y la repulsión, sentimientos negativos que provocan en el individuo frustración, rabia, impotencia, desesperación, al punto que los lleva al desequilibrio emocional, provocándole acciones y reacciones violentas y por ende nada saludables. Por otro lado el discurso utilizados por algunos representantes del gobierno no dejan de estar lejos de lo que puede considerarse agresivo y poco amigable, esto no abre espacios para un diálogo sano y constructivo. Está claro, ya estadísticamente demostrado según encuesta presentada en el programa “José Vicente Hoy”, que la gran mayoría de los venezolanos tanto de una tendencia como de la otra deseamos la verdadera PAZ; pero que sin embargo existen grupos que fomentan desprecio, irrespeto, intolerancia y odio.

Para lograr la PAZ debemos trabajar, vale decir, actuar en pro de ello; pero tristemente hemos visto como grupos minoritarios, pero no por eso insignificante, han ocasionado grandes daños al provocar situaciones de violencia extrema que han conllevado a la muerte de personas afectas y opuestas al proyecto bolivariano y revolucionario.

Es increíble ver como grupos de manifestantes portan letreros pidiendo paz y libertad, pero a la vez impiden el libre tránsito y la libre expresión de quienes se atreven a enfrentarlos solicitando su derecho a transitar por las vías y calles que ellos, de manera arbitraria y agresiva, obstruyen colocando cualquier cantidad de artefactos, basura, tumbando postes, levantando alcantarillados, derribando árboles, destruyendo semáforos. Así ocurrió en la AV. Bolívar de Maracay en días pasados, donde grupos de “manifestantes” ( no me atrevo a decir estudiantes), trancaron la vía y destruyeron los semáforos que estaban a los alrededores de Parque Aragua, que por cierto ya se sustituyeron de manera inmediata, cosa que las redes y la prensa no han difundido. Todo este comportamiento agresivo y coercitivo indica una grave contradicción entre lo que piden (PAZ y LIBERTAD) y lo que hacen.

Señores del gobierno y opositores en el buen sentido de la palabra, es decir la oposición que verdaderamente necesitamos para enrumbar el país hacia el desarrollo y el progreso , aquellos que ven en el proceso revolucionario un grupo o sector con virtudes y defectos; pues estamos enfrentando una epidemia. La epidemia del odio, la repulsión y la intolerancia, esto debe atenderse rápidamente porque como toda epidemia producto de un virus, se propaga. Es URGENTE desmontar la campaña de odio, y comenzar a actuar desde las redes y medios de comunicación con ayuda de sociólogos, psicólogos, psiquiatras, publicistas, educadores, comunicadores sociales entre otros; para formar un equipo interdisciplinario que fomente los valores de respeto, tolerancia y aceptación, de lo contrario el odio se irá propagando de un lado y otro destruyendo lo más sagrado que Bolívar y Chávez nos dejaron, LA PATRIA GRANDE POR SU GENTE. ¡MI PATRIA, TU PATRIA, NUESTRA PATRIA, LA PATRIA DE TODOS, VENEZUELA!


thamyc2008@gmail.com


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