¿No existe diálogo de paz entre el mismo gobierno?

Me enseñaron que el ejemplo empieza por la casa. Y también que los trapitos sucios se lavan dentro de ella. Pero no hay que ser una lumbrera para imaginarme que algo debe haber acontecido, alguna realidad perentoria, indiscutible, para que el profesor Giordani haya sentido la necesidad imperiosa, de dejar escrito http://www.aporrea.org/ideologia/a190011.html algo así como su testamento político de estos más de 15 años entregado plenamente a la revolución, al Presidente Chávez y al chavismo.

Y me sumo a los tantos aporreistas y aún muchos más, que creen sinceramente, con toda honestidad, que no resulta para nada adecuado llamar al profesor Giordani un traidor. Ni un enemigo de la revolución. Los enemigos son otros y abrir esta otra trinchera es lo más absurdo que estamos observando en esta nuestra insólita revolución.

El Presidente Maduro tiene el respeto, la admiración y acompañamiento a su gestión de muchos, dentro de este grupo que escribe, razona, discute, debate. Dentro de este grupo que también protestamos, en ocasiones, cuando el error es tan manifiesto que no se puede, no se debe, callar. Algo parecido a lo que ahora está ocurriendo: el efecto Giordani.

Y no se trata en este artículo de opinar sobre lo que el profesor Giordani escribió o dejó de escribir. Muchos lo han hecho, admirablemente. Se trata de la consternación al ver la reacción de personeros del alto gobierno, se trata de la reacción del Presidente Maduro. El Presidente, además de mi respeto, tiene mi total simpatía y afecto, por su transparencia en el hablar, por su gestualidad, sus gustos, sus expresiones, todo lo cual me recuerda mucho a mi hermano Rino que ya no está. Mi hermano patotero en la juventud, un mala conducta como él mismo se definía, pero bueno y generoso de corazón. No me cabe duda que el Presidente está cumpliendo con su papel con pasión, con tesón, con un esfuerzo sobrehumano que está a la vista. Pero ahora también está a la vista su reacción no esperada sobre la lealtad o deslealtad, o traición, o verdad, de la confesión del profesor Giordani.

Por empezar, y sin pretender dar lecciones de nada a nadie, entiendo que una dedicación de tantos años, un compromiso total, absoluto, personal, del profesor Giordani con la revolución, no debe echarse por la borda en pocas horas. Si yo fuese Ministra del Gobierno chavista, (¡Dios me guarde!) estaría ahora poniendo mis barbas en remojo. En cualquier momento pueden ponerme una cruz negra, y quemarme viva como la Inquisición quemó a Bruno Giordano, nacido en Nápoles y además en Nola, el mismo pueblo de mi mamá. A Giordano, filósofo y poeta renacentista, lo culparon de hereje, de blasfemo, de conducta inmoral y se negó a retractarse. Todo por sus dudas en relación a la religión católica, que a veces tildaba como un instrumento de los poderosos para controlar a la masa ignorante. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.

Pero regresando a la reacción, a los epítetos inesperados referidos directa o indirectamente al profesor Giordani, a las alusiones al escrito, a la “máxima velocidad” y “ nadie nos hará cambiar el rumbo del gobierno de calle”, al “ahora más que nunca” (?), me atrevo, con todo respeto, a pedir desde esta tribuna un poco de sindéresis, sabiduría y prudencia.

Sobre todo porque somos muchos los que reflexionamos, los que observamos, los que sospechamos que muchas cosas no andan bien en la revolución. Hay ejemplos, situaciones, hechos concretos, que no siempre son magnificados por la oposición en el campo de batalla, pero que están ahí. A la vista. Y es probable que el así llamado testimonio del profesor Giordani haya tenido un gran impacto porque lleva a la luz pública, él, un revolucionario honesto, chavista de corazón y de obra, los referentes que pueden explicarnos, al menos en parte, esos hechos.

Es para sentarse a reflexionar, a debatir, es para hacer una conferencia interna, dentro del chavismo, una conferencia de paz. De igual forma que hiciera el Presidente Maduro, con pertinencia y genialidad, dándole la mano uno por uno, mirándolos a los ojos, llamó a todos a debatir por el bien del país, a sumar esfuerzos, a sentarse en una mesa oficialistas con empresarios, con oposición, invitando a todos por igual incluso a los estudiantes guarimberos. Ese es el ejemplo chavista que yo, personalmente, quisiera ver. Que se haga una investigación profunda, honesta, trasparente, de lo que Giordani escribe. Y ¿porque no? con el mismo protagonista. Y sobre todo que ello conduzca a que se tomen las acciones que haya que tomar. Como repite mucho el Presidente, caiga quién caiga. Pero no se trata ni siquiera de imitar a la Inquisición. Se trata a fin de cuentas de resolver, poner de lado a los culpables, buscar otros interlocutores, otros actores, lo mejor de la capacidad humana, de la venezolanidad, el mejor y más comprometido empeño de todos.

Presidente Maduro, somos muchos los que estamos a un tris de, como se dice, saltar la talanquera. Somos muchos los que confiamos pero no a ciegas. Nosotros queremos y nos merecemos una respuesta leal. La revolución no necesita más oposición. O más bien, necesita una oposición seria, no violenta, una oposición democrática, constitucional. ¿Será que seremos nosotros oposición? Nosotros los que nos definimos “chavistas de corazón”, los que creemos en la distribución de riquezas, en la igualdad entre todos, en la soberanía gloriosa de Venezuela, los que confiamos y vimos en Chávez al líder capaz de hacer todo eso, los que creemos incluso en usted como su sucesor, pero que disentimos de los procesos, de la metodología, de la improvisación, de la máxima velocidad sin planificación? Es mi particular definición de chavista de corazón.

Por cierto, siglos después de la quema viva de Giordano Bruno, en el mismo sitio del martirio, en Roma, se le erigió una estatua en honor a la libertad de pensamiento.

Presidente Nicolás Maduro, usted está escribiendo, junto a su equipo, la historia grande de un país. Muchos de nosotros estamos acompañándolo. Tómese su tiempo y sea un poquito más parsimonioso. Pie de plomo. Por el bien de Venezuela, que es lo que sinceramente sabemos, usted lleva con pasión en su corazón.



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Flavia Riggione

Profesora e investigadora (J) Titular de la UCV.

 flaviariggione@hotmail.com

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