Llevo varios días con ese ritornelo en mi mente: ¡ese mar es mío! Hasta que me empeño en averiguar sobre la famosa canción popularizada por Nancy Ramos, nuestra venezolana navideña, en los años setenta.
Navegando por internet, me topo ni más ni menos con Napoleón Bravo. Yo lo conocí, no sé si estar orgullosa de eso. Pero cuando quiso irse del país, hizo una venta garaje en la quinta donde vivía en Prados del Este. Recuerdo haberle comprado varios discos, sobre todo para mi rockola, una que tengo igualita a la que acompaña a Elvis Presley en el museo de cera de New York. ¡Ayy! Me doy cuenta que me estoy acercando a la "gente bien", esa que frecuenta la gran metrópoli.
De esos discos de cuarenta y cinco rpm, en especial recuerdo uno que llevaba en la carátula su puño y letra we are the world, we are the people.
En fin, Napoleón Bravo dice, como historiador aficionado de música contemporánea, que Ese Mar es Mio no es original de Nancy Ramos, mucho menos la letra con la cual la cantó, solo el coro. Explica que Joao Nogueira la compuso en 1964 en ocasión del decreto presidencial del Joao Goulart ampliando a doscientos millas náuticas el mar territorial de Brasil (1).
En Brasil la canción fue popularizada por Eliana Pittman (2).
Este mar es mío, lleve su barco más allá de este mar.
Interesante, muy interesante. O sea, esta pieza musical brasileña fue lo que se denominó una samba de guerra (3).
No pensé pasearme por tal descubrimiento, pero siempre se aprende. Y la suerte está conmigo porque precisamente, quería hablar del Mar Caribe, de nuestras costas caribeñas y afirmar con la canción que, "ese mar es mío", asegurarlo a esos gringos que amenazan, sin pudor alguno, nuestra salud mental, y hasta física (4).
Apreciados lectores: resulta que en mil novecientos sesenta y dos, frente a las costas de Brasil -nuestro hermano gigante- hubo una pelea por las langostas. ¿Con quién peleaban los brasileños? Pues ni más ni menos con Francia, el país galo en manos de Charles De Gaulle, el responsable de que ahora Francia sea un país nuclear, el cual llegó a enviar hasta un buque destructor cerca de esas aguas. O sea, estuvieron en pie de guerra por unas langostas (5).
Los franceses peleaban por pescar sin restricciones y apropiarse de las langostas frente a las costas atlánticas de Brasil. En aguas internacionales. Pero los brasileños les aseguraban que las langostas caminaban por el lecho marino hacia Brasil y, por lo tanto, se trataba de recursos naturales del país. Mientras, en una discusión bizarra, que alguien asemejó a las novelas de Umberto Eco, aseguraban que no, las langostas nadaban, no caminaban, y por lo tanto en aguas internacionales eran de "tutti i mundi". Hasta un tribunal europeo les dio la razón a los franceses. Qué raro.
El engorroso asunto se resolvió con el ya mencionado decreto del presidente Joao Goulart, extendiendo las aguas territoriales de Brasil a doscientos millas náuticas. Sin embargo, muy diplomáticamente el presidente Goulart invitó al país a Charles De Gaulle para cerrar amistosamente el capítulo y concedió permiso de pesca a unas cuantas y pocas embarcaciones francesas por cinco años, con entrega de parte de la pesca a Brasil. Luego las langostas, todas toditas estarían en manos de los brasileños.
Ojalá nuestros problemas ahora fueran por langostas, o por calamares, o camarones, o hasta por peces caribe. No. Nuestros problemas son siempre por riquezas naturales de Venezuela, por ser en verdad una Tierra de Gracia. Nuestro petróleo, nuestro oro, y pare de contar (mejor no decirlo en voz alta porque se antojan).
En nuestro caso, con aquello de la doctrina Monroe que, al parecer, no caduca, el imperio del norte, que se autodenomina América para ellos solitos, considera al Caribe su Mare Nostrum. Como si no les bastase su gigantesco océano atlántico.
Continúo aprendiendo que el mar Caribe se llama así por las etnias indígenas que ocupaban la región en el momento que llegaron los exploradores europeos a finales del siglo XV. Y "karib" de los Caribe al parecer significa hombre valiente, hombre sabio, y hasta Américo Vespucci lo aseguró, según Wikipedia (6).
Los venezolanos tenemos mucho de caribes, sobre todo nuestro presidente Nicolás Maduro, no solo valiente sino sabio buscando la paz. Al parecer también Diosdado quien, en su programa de esta semana, teniendo como invitados especiales un grupo de los pueblos originarios, habló de sueños místicos, escudos indígenas, energías ancestrales, de fuerza espiritual y de haber pertenecido en otras vidas, a esos pueblos (7).
Pero pasando de la espiritualidad a la racionalidad, Misión Verdad publicó un buen trabajo sobre la geopolítica imperial en el espectro caribeño (8). Y me condujo a otro artículo académico sobre el concepto de Mare Nostrum, y Alfred Thayer Mahan (9).
Alfred Thayer Mahan, de la marina de los Estados Unidos quien vivió en el siglo XIX, y trabajó mucho el concepto del poder naval, planteó que dominar el mar Mediterráneo fue un hecho transcendental para el imperio romano a fin de mantener el control sobre todos los países bajo su dominio.
Mare Nostrum fue la denominación del imperio romano del Mediterráneo. En el caso del creador de esta idea extrapolada al Caribe, este mar debía ser el Mare Nostrum de los Estados Unidos para dominar las rutas comerciales por estas aguas. Al contrario de los romanos, Mahan no se planteaba el dominio de los territorios como lo hiciera Roma, sino como algo secundario y hasta innecesario, siendo lo principal poseer el control de las rutas de comunicación por el mar Caribe.
Curioso que, en 1908, el comandante muy laureado Mahan, ya mayor, fue llamado por el presidente Roosevelt para ser miembro del consejo de reorganización del Departamento de Marina.
¿Cuál Roosevelt? Precisamente Theodore, el del garrote, quien le añadió una coletilla nefasta a la doctrina Monroe:
"cualquier actor internacional o Estado que no esté en sintonía con los intereses de Estados Unidos es considerado una amenaza." y podría "ejercer el poder policial internacional en casos flagrantes de tales irregularidades o impotencia".
Esto es mucho más enfatizado en lo que llaman las zonas o esferas de influencia del imperio.
De las clases de geopolítica que he escuchado recientemente, he quedado literalmente extasiada con la conversación entre dos grandes: Jeffrey Sachs y John Mearsheimer en el programa de Glenn Diesen. Todos ellos tres sendos profesores en la materia, de los mejores que he escuchado. Mientras el primero se atribuye y defiende el plan idealista, hasta utópico, de generar zonas de seguridad geopolíticas en el planeta, sin violencia y respetando la autodeterminación de los países involucrados, el segundo le da un baño de agua fría sobre la realidad: lo que hay es zonas de influencia que no buscan otra cosa que apoderarse y controlar esos países para su propio beneficio. Claro, no importa si en el interim, los ciudadanos sometidos sufran. Lo recomiendo altamente (10).
El analista mexicano Alfredo Jalife siempre acostumbra a decirle a sus connacionales que México, hoy por hoy, está en una jaula geopolítica. Respondiendo la pertinente pregunta de la ausencia de ese gran país en los BRICS. Pero ¿Venezuela está en una jaula geopolítica? Por suerte que no. No tenemos fronteras con Estados Unidos, y definitivamente estamos más cerca de Dios que del diablo.
Y ha sido una verdadera pena, en estas circunstancias actuales, que Brasil haya negado la entrada de Venezuela a los BRICS el pasado año en Kazan (11). Ahora vemos al presidente Lula defendiendo a Venezuela, de palabra. Si hubiésemos estado en los BRICS, aun como país asociado, creo que sería otro cuento. O eso esperaría (12).
Entiendo claramente, luego de una somera lectura del completo trabajo sobre el Mare Nostrum, que el nuevo presidente de la Casa Blanca está optando al pie de la letra por las sugerencias del comandante Mahan sobre considerar el Caribe bajo la misma concepción del Mediterráneo que tenían los romanos. Por ello debe recuperar el muy estratégico Canal de Panamá y así impedir el flujo de transporte proveniente de países potencialmente enemigos como China. De esta forma usaría a sus anchas la región que, por el llamado excepcionalismo y universalismo estadounidense, creen que les corresponde a ellos.
Apreciados lectores, lo estamos viendo justo ahora mismo: buques destructores listos en nuestro Mar Caribe, preparados para cualquier orden descabellada contra nuestro país. Ya no se oculta, no tienen algún pudor, trata solo de disfrazarse para la opinión de los ciudadanos estadounidenses, para los bobos, los que no leen. Ya nadie se cree esos cuentos que hablan de drogas.
Descubrí navegando (no por el Caribe) una versión de la canción a la que hace referencia el título, en modalidad Onda Nueva por el inolvidable Aldemaro Romero. La recomiendo (13).
Si en cambio, queremos disfrutar "ese mar es mío" en son de salsa, busquen la versión de Jhony Pacheco y Rolando La Serie para distraerse un poco, en medio de tanta aprensión. "oye mi mar tiene que regresar" (14).
Apreciados lectores, cantemos juntos: ¡¡¡este mar es mío!!!
Y coloquemos gigantescas banderas blancas por doquier, sobre los edificios más altos de Caracas, las torres del parque central, la sede del Mincy por ejemplo y de las otras ciudades. Sobre el Waraira repano, al lado de la bandera de Venezuela, sobre el teleférico de Mérida, sobre el Kerepakupai Vená, por donde todos y todas, cada uno lo puedan ver desde lo lejos, incluso por Google Map. Banderas blancas de paz, no de rendición. Paz, Paz, Paz.
Nota: ¿dónde habrá quedado el estupendo libro con dibujos artísticos sobre la Paz que mandé de obsequio hace años al presidente Maduro? Habrá que preguntarle a Ricardo Molina, el amable intermediario.
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https://tigrero-literario.blogspot.com/2025/03/ese-mar-es-mio-la-samba-de-la-guerra.html
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https://www.telesurtv.net/maduro-1200-misiles-apuntan-a-venezuela/
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https://www.youtube.com/watch?v=zYPf-BlEgaA
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maríthttps://ve.scielo.org/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1315-94962015000200020ima
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https://www.youtube.com/watch?v=Ntkc7AWujEU&list=LL&index=16
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https://www.youtube.com/watch?v=wETj3w2Zanw
