¿Dónde están nuestras empresas de producción de bienes y servicios, o también son empresas fantasmas?

Tan importante como mantener el debate y exponer la crítica constructiva a través de este medio, es necesario abrir un espacio para tomar el control de las fuerzas productivas de la revolución. No debemos aceptar, que el tema sea solo exclusividad a los Ministros. Para finalmente quedar secuestrado en los espacios del burocratismo de estado. Como país Mono productor y con una economía incapaz de producir los bienes que requiere la población, se coloca el proceso revolucionario en una posición extremadamente vulnerable.

Cuando el presidente Chávez propone en su programa de gobierno, elecciones 2012, el tercer gran objetivo histórico “Convertir a Venezuela en un país potencia en lo social, lo económico y lo político dentro de la Gran Potencia Naciente de América Latina y el Caribe”, estaba tomando las previsiones para corregir esa vulnerabilidad, y que hoy día padecemos. Este gran objetivo lo resumió de esta manera “ La construcción del Poderío Económico de Venezuela como potencia energética, agroalimentaria e industrial a futuro”. En ese momento, estaban dadas todas las condiciones para hacer esa propuesta.

A lo largo de ese período presidencial que culminaba, se habían dado los pasos necesarios para iniciar esa ambiciosa tarea de desarrollo nacional. Fue un período con abundantes anuncios de inversiones, acuerdos estratégicos sobre transferencia tecnológica, que abarcaban todas las áreas de la economía nacional, incluida el área militar.

Con esa misma visión, hoy día el Presidente Maduro retoma la tarea, anunciando a comienzos de año un plan de desarrollo industrial y agroalimentario. Aquí me detengo, puesto que este plan de desarrollo no se logra solo con la retórica, y com ferveroso defensor de este proceso, tenga que aceptarlo como un acto de fé, resignándome a creer en las futuras “posibles buenas gestiones” que deban dar los Ministros en el futuro.

Pues bien, me pregunto dónde están esas empresas, cuáles son las condiciones actuales de operación y mantenimiento ó si solo están en el papel, tales como los incontables proyectos siempre hablando a futuro, con que engañaban al presidente Chávez. Ejemplos de esas empresas fantasmas, la población las conoce.

Los espacios como Aporrea, pueden servir como medio para intentar sacar estas empresas, de existir, del anonimato en que la burocracia de estado, las ha sumergido. La difusión actual de logros alcanzados en esta materia, se filtran a cuenta gotas a la opinión pública. Si queremos rescatar la credulidad en lo anunciado, no debemos dejar todo esto en manos del burocratismo de estado. Porque si cumplen la tarea, terminan fallando en la difusión de los logros.

Incorporarse a cubrir estas deficiencias, no es nada fácil. Requiere investigar, consultar y contactar los protagonistas donde estén. De hacer esta tarea, seguro estoy encontrarnos con desviaciones en el desarrollo de obras, y silenciadas para esconder ineficiencias, intolerables en esta etapa que vive el proceso revolucionario.

Finalmente, ante la solicitud que se viene dando en la opinión pública, para que se publique la lista de empresas de maletín que saquearon las reservas del país, creo aún más importante, se publiquen las empresas, los desarrollos y proyectos industriales con que contaremos para dar la pelea por incrementar la producción de bienes y servicios en el país. Y así, definitivamente vencer nuestra dependencia con la renta petrolera, así como la insuficiencia de alimentos, bienes y servicios que viene ocurriendo en el país.



Rafaelmontes61@gmail.com


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Rafael Montes


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