La cantante y estrella del pop Sabrina Carpenter cuestionó con dureza a la Casa Blanca de Donald Trump luego de que su canción "Juno" fuera utilizada en un video que exhibe redadas del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE). El material violento se difundió por todos los canales de internet del gobierno estadounidense
La pieza audiovisual, difundida en redes oficiales, superpone imágenes de personas esposadas y abordadas por agentes mientras suena uno de los fragmentos más virales del hit.
Carpenter respondió desde su cuenta de X y calificó el montaje como "malvado y repugnante", marcando un límite explícito: "Nunca me involucres a mí o a mi música para beneficiar tu agenda inhumana".
Su declaración se inscribió en un clima de alto rechazo de artistas hacia el uso no autorizado de sus obras por parte de la administración republicana.
La situación es muy parecida a la que sucede en el ámbito nacional con Javier Milei y el uso de canciones del rock nacional, como "Panic Show" de La Renga o "Dame Fuego" de Sandro, en este caso, para manifestar su rechazo al peronismo y justificar su gestión de ajustes económicos.
En ese marco, la reacción de la cantante estadounidense vuelve a poner el foco en el uso político, no consentido y potencialmente manipulador, de canciones populares en mensajes oficiales
Un patrón violento de apropiaciones musicales para promover redadas
El caso de Carpenter no es aislado. En los últimos meses, la Casa Blanca recurrió reiteradamente a canciones de artistas abiertamente críticos de Trump para acompañar videos en los que celebra redadas migratorias o promociona al expresidente.
Antes de la utilización de "Juno", ocurrió algo similar con Taylor Swift, amiga y colaboradora de Carpenter. Un video publicado en noviembre mezcló imágenes de celebración en torno a Trump con la canción "The Fate of Ophelia", a pesar de las manifestaciones públicas en las que el propio mandatario había descalificado a la cantante. Swift no se pronunció sobre ese uso.
Otro antecedente fue el del músico Kenny Loggins, quien en octubre denunció el uso no autorizado de "Danger Zone"en un montaje en el que se mostraba a Trump volando sobre manifestantes de No Kings y arrojando desechos sobre ellos.
Loggins expresó que, de haber sido consultado, habría negado su permiso, y reclamó la eliminación inmediata del video. Subrayó además que su música no debía asociarse con producciones destinadas a "dividir" a la sociedad.
El primer caso del uso no autorizado de canciones pop
La cantante británica Jess Glynne también reaccionó meses atrás cuando la Casa Blanca utilizó el meme viral de su canción "Hold My Hand" para promocionar redadas de ICE.
La artista sostuvo que la publicación "le resultaba enferma" y remarcó que su obra está vinculada a valores de amor, unidad y positividad, no a la difusión del odio.
El nuevo rechazo de Sabrina Carpenter refuerza una línea de críticas que crece entre artistas pop y compositores internacionales. Todos ellos coinciden en exigir que su música no sea utilizada para legitimar políticas de persecución ni formar parte de campañas gubernamentales sin autorización.