Pildoritas 171 (año VI)

Mientras los organismos del Estado, responsables de la fiscalización en las diferentes áreas de la economía, sobre todo las que tiene que ver con la producción, distribución y comercialización en todos los eslabones de la cadena llámense alimentación, prendas de vestir, repuestos, medicamentos etc., y sigan llegando a los comercios vistosamente uniformados, casi siempre con los especuladores puestos en guardia, pues los precios que les colocan a los artículos que venden lo hacen en forma oral cuando la víctima llega a la caja, el problema seguirá, es más, creciendo como la espuma, es lo que vemos todos los días quienes por obligación tenemos que morir frente a una caja y comprobar cómo en menos de 24 horas a los productos, los que se consiguen, les ha sido aumentado el precio.

Así pues que si de mi dependiera, los fiscales deberían llegar a los comercios como cualquier cliente, hacerle creer a los especuladores que va a hacer una compra, mostrarse como una victima más y entonces al comprobar el ilícito, sacar su carnet y proceder a cumplir con su deber y eso si no caer en la tentación de dejarse sobornar que es la reacción inmediata de estos delincuentes y más bien buscar la manera de que cualquier proposición en este sentido quede grabada para así lograr la mayor efectividad.

Aquí en san Cristóbal una arepa, o más bien micro arepa, de lo que sea ya cuesta 35 bolívares y una empanada 15 y la culpa se la echan a que la harina de maíz les subió y casi no la consiguen, lo mismo sucede con la leche que ya cuesta 26 bolívares un litro, y no se diga de las dañinas hamburguesas y perros calientes callejeros, estos alimentos en una época llamados la comida del pobre, cada día se alejan más de la posibilidad de consumo por un alto número de venezolanos y uno se pregunta, ¿será que la gente de INDEPABIS no hace mercado, no compra zapatos ni ropa, no come arepas ni empanadas, o es que como cuando está haciendo mercado no es su horario de trabajo, piensa que actuar sería auto violarse sus derechos laborales?

Hace un tiempo Samán demostró lo que sucede con los televisores importados, cosa que se repite, en todos los artefactos eléctricos llámense de línea blanca, marrón o de cualquier color, estoy seguro que quienes vimos las pruebas presentadas desde una tienda muy conocida de la capital, nos alegramos pues pensamos que a partir de allí íbamos a comprar esos apartaros con el precio justo, pues no, aquí y estoy seguro que en todo el país, los precios más bien se han incrementado y no sucede nada, no vemos comercios cerrados, no nos enteramos de suspensión de licencias de importación, no vemos un decreto en el que se fije un margen de ganancia específico en cada producto, que no le niegue a quienes comercian lícitamente con lo que sea, su derecho a obtener ganancias, siempre que no sean especulativas y así quienes quieran enriquecerse a costillas de la gente y no les gusten las medidas de protección que son obligación del estado, entonces que se metan a mineros o a jugadores de lotería, a ver si así lo logran pero que no sigan explotando al pueblo.

A alguien le oí que se lograba efectividad contra los delitos, más con inteligencia que con otra cosa, y con las estrategias actuales de los organismos fiscalizadores ya hemos visto que los resultados positivos han brillado por su ausencia, uno que otro decomiso, una que otra multa pero los que infringen la ley más bien redoblan sus actividades para recuperar en el menor tiempo lo perdido.

¿Es que no hay un censo de Comercializadoras, supermercados, mercados, abastos, bodegas, etc., para que en las puertas de cada uno de esos establecimientos se coloque por ejemplo, en un simple pupitre para que no se canse, un miliciano entrenado y con comunicación directa y expedita con el organismo y en el término de la distancia venga la sanción, así los ciudadanos por lo menos vean que se está haciendo algo efectivo y deje de echarle la culpa al gobierno, que es lo que lamentablemente se percibe en el ambiente de esos establecimientos?.

No sé pero algo hay que hacer y rápido que de la impresión de que sí hay voluntad política, para parar la especulación, un arma fríamente calculada por el enemigo.

Hoy oí en el canal colombiano RCN una noticia que reseñaba la protesta de los carniceros y productores de arroz de ese país porque ya no les es rentable su negocio, debido a que no pueden competir con el contrabando de carne y arroz que entra desde Venezuela, ello viene a confirmar lo que es vox populi: las mafias del contrabando de extracción siguen vivitas y coleando y tiene que haber por obligación complicidad de personas, para no involucrar a los organismos, que tienen el deber de velar porque no se siga desangrando el país por esa vía y en cambio venden su conciencia y pasan a formar parte de mafias muy poderosas, con vinculaciones en altas esferas oficiales.

Entonces contra esa clase de seres que se ubican en todas las ramas del sector comercio, como plaga destructiva del equilibrio económico que debe haber entre oferta y demanda, y un porcentaje lógico pero no especulativo de ganancias, no se puede actuar como hasta ahora, de manera espasmódica, operativos con pingües resultados y un buen número de funcionarios que no parecen suficientemente consustanciados con su deber, me consta porque he hecho denuncias, sin ningún resultado, por esta ventana incomparable que es aporrea, como muchos de quienes por aquí escriben, frecuentemente se hacen denunciaos puntuales y no sucede nada lo que comprueba que en los organismos responsables no se lee Aporrea, es más ni siquiera saben que esta página existe, si no pregunten como lo he hecho yo, a cualquier funcionario y verán la cara de extrañeza que ponen.

Así pues que la lucha que la revolución tiene contra la contrarrevolución es muy dura, pero mas dura se pone cuando no hay conciencia revolucionaria en la mayoría de los responsables de ser la vanguardia en esta guerra que desde allá para acá nos ha sido declarada sin cuartel.

La vanguardia no es Maduro ni los ministros, ellos aunque quieran no pueden estar en cada uno de los frentes de guerra que nos ha abierto el enemigo, y si quienes tienen las armas no las utilizan de manera eficiente, es como si los mandaran a matar zancudos y les dieran el tóxico y en lugar de usarlo lo cambia por agua, lo que sucede es que los zancudos (especuladores, acaparadores, etc.) se les van a reír en la cara y con seguridad vamos a perder esta guerra con las consecuencias terribles que ello significa para la Patria.


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Saúl Molina


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