Uribe Vélez y el Pentágono versus Unasur

Las recientes realidades que se han desarrollado desde la Casa Nariño, gracias a las actitudes del señor Presidente de la República de Colombia, don Álvaro Uribe Vélez, en su entorno geográfico, particularmente, en el contexto del área que ocupan los países al sur del río Bravo, tienen varias lecturas donde el país más afectado ha sido la República Bolivariana de Venezuela cerrando, con broche de oro, el comunicado oficial desde la Casa Nariño objetando la calidad de la objetividad del Presidente de Brasil, Lula da Silva, frente a declaraciones de éste último sobre el contexto global-regional de nuestra América Latina cuando se refirió a que “…lo que veo es un conflicto verbal, que es lo que más vemos en América Latina…" Frente a esta fuerte declaración del mandatario brasileño, según la óptica uribista, el comunicado de la Casa Nariño expresó su disconformidad manifestando que “…El mandatario brasileño está ignorando la amenaza que para Colombia y el continente representa la presencia de los terroristas de las FARC en Venezuela…Desconoce el presidente Lula nuestro esfuerzo para buscar soluciones a través del diálogo. Repetimos con todo respeto al presidente Lula y al Gobierno de Brasil que la única solución que Colombia acepta es que no se permita la presencia de los terroristas de las FARC y del ELN en territorio venezolano…" En ese mismo contexto, el Jefe del Comando Sur de los Estados Unidos de América expresó su solidaridad con las tesis colombiano-uribistas cuando aseveró que “…´no hay razón´ para dudar de la validez de la evidencia que presentó Colombia sobre la presencia de guerrilleros en Venezuela…Creo que lo que es realmente importante es que Venezuela investigue las acusaciones y realice un esfuerzo conjunto, porque eso ayudará a validar la información…Es una acusación que necesita ser tratada con seriedad, y en opinión del gobierno estadounidense, debe ser investigada de una manera seria. Lo que pediría es que Colombia y Venezuela aborden este tema en la arena diplomática…” Declaraciones que representan la “posición oficial” de la Casa Blanca, del Congreso norteamericano y del Pentágono; por tanto, aquella frase del Presidente de los Estados Unidos de Venezuela, Barack Obama, expresada en Trinidad y Tobago, “caen en el vacío”, es decir, que las tesis del siglo XIX (1823) expresadas por John Quincy Adams e impulsadas por James Monroe de “América para los americanos”, conocidas como “patio trasero” en su conceptualización política y del “big stick” en su expresión militar, están vigentes. Por cierto, frase que fue copiada por el “militarismo japonés” en función de aplicar su doctrina expansionista hacia el continente asiático durante finales del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX que llevó al Japón a invadir la península de Corea, derrotar a los rusos, apoderarse de Manchuria, ocupar la provincia de Shandong, ocupar China central y el Sudeste Asiático bajo la propuesta de “Asia para los asiáticos” y desarrollar la “Guerra Mundial en el Pacífico”.

Frente a las tesis en los contenidos expuestos en la OEA por el Embajador Hoyos por órdenes de Uribe Vélez a días de traspasar el mando presidencial a Juan Manuel Santos, el Presidente Chávez Frías consideró necesario y prudente solicitar una reunión extraordinaria de Cancilleres de la UNASUR y, previo a la reunión, que el Canciller Nicolás Maduro visitara a un grupo de países-miembros para exponer la propuesta de la necesidad de impulsar, con colaboración de los gobiernos de los países-miembros del organismo Suramericano, un plan de paz para la Región Suramericana pasando por la necesaria paz en las realidades objetivas de Colombia: “…aseguró [Maduro] que han compartido con los gobiernos de Sudamérica la necesidad de construir una zona de paz, tal y como ha sido planteado por el gobierno Bolivariano de Venezuela…” porque era necesario “…transmitirles [a los países-miembros de la UNASUR] nuestras preocupaciones por las amenazas que en el presente hay sobre la seguridad de nuestro país, producto del desbordamiento del conflicto armado colombiano…" Como se pudiera percibir, en el continente suramericano hay, fundamentalmente, dos (2) posiciones geopolíticas: la representada por Uribe-Pentágono y la representada por la Revolución Bolivariana ambas acompañadas por gobiernos con diferentes visiones mas sustentadas en objetivos ideológicos y económicos, en el primer conjunto, con visos racistas y enfrentamientos etnoculturales-regionales como se han expresado, históricamente, en Europa. El enfrentamiento que ha promovido Uribe Vélez, a última hora, no es un conflicto de intereses nacionales colombianos que también se expresan sino es un “verdadero conflicto” de visiones del derecho del “ser naturalmente creado” suramericano para toda la Región continental americana. Es una realidad en su objetivo político mucho más grave que lo que se expresa y se percibe en las “manipuladas frases” de “Guerra Política”.

Itamaratí lo captó con perfecta precisión cuando llevó al seno de la UNASUR una propuesta de cinco (5) puntos: declarar a América Latina en una “zona de paz”; resolver los conflictos regionales de manera pacífica; luchar contra grupos ilegales, en particular, el narcotráfico; evitar declaraciones públicas que agraven las situaciones-conflictos; recoger las propuestas de cada país para una reunión posterior de Presidentes de los Gobiernos de los países-miembros. Prácticamente, fueron las consideraciones elevadas por el señor Canciller ecuatoriano, Ricardo Patiño, como anfitrión de la reunión continental. Con la propuesta brasileña y lo expresado por el Canciller Patiño se buscaba y se busca colocar a Latinoamérica y, porque no ir hasta Centroamérica y El Caribe, en el contexto de las actuales amenazas mundiales cuando la Región que lo que persigue es crecer en paz, en desarrollo social y económico compartiéndolo como de “zona de paz” mundial frente a las objetivas amenazas que se expresan ante la expansión militar norteamericana con visos de “guerra fría” para la Región global americana, política  oficial impulsada por los EEUU de América; del mismo tenor, las propuestas en la UNASUR procurarían ser referencia a nivel internacional buscando impulsar la pluripolaridad en el actual proceso de crisis imperialista del Imperio norteamericano y de la crisis del capital en el marco referente del sistema capitalista; es decir, en sencillas palabras, Latinoamérica podría convertirse en modelo de “paz y progreso” en el contexto internacional.

Pero ¿son ciertas las amenazas que los EEUU de América vienen mostrando tal como lo expresara el Comandante Fidel Castro en recurrentes escritos recientes y/o quizás es una muy inteligente propuesta ajedrecista frente a las brutales realidades con las cuales se estaría enfrentando el Poder (Müller Rojas dixit)? Por tanto ¿cuáles serían esas “brutales amenazas” que “abofetean” las realidades geopolíticas y geoestratégicas norteamericanas? Lo expuesto por el Comandante Fidel Castro se ha sustentado en informaciones no desmentidas ni por Washington ni por Israel, según el caso Irán, lo cual las avala y ello es muy importante si consideramos que las mismas son expuestas por Fidel Castro y su experiencia y capacidad de análisis. Pero regresemos a nuestra inquietud sobre sí ¿son amenazas y/o movimientos en el ajedrez internacional? Si aceptamos las hipótesis expuestas por el Comandante Fidel Castro y nuestra propuesta de analizar el tablero de ajedrez internacional ello nos llevaría a tener que aceptar que, según las “movidas ajedrecistas” norteamericanas, buscarían, en última instancia, el control “total y absoluto” de todo el continente americano. Tratemos de demostrar nuestra visión.

La geopolítica internacional norteamericana y de países capitalistas europeos, en conjunción, dieron un paso adelante con la incorporación de las tesis del terrorismo/terroristas mundiales al escenario mundial después de la “Caída del Muro” de Berlín, el contento norteamericano con la política de apertura de Deng Xiaoping y los acontecimientos de Nueva York; es decir, se incorporaron a las contradicciones de las relaciones internacionales diferentes elementos no filosóficos sino etno-culturales sustentados en el racismo anglosajón, las tesis sobre la “conversión de los infieles” y, posteriormente, la ligazón entre los movimientos populares en armas con el narcotráfico. En el desarrollo de esas políticas entró en escena la crisis financiera-bancaria occidental prevista y/o no y, quizás, seriamente analizada por aquello del desarrollo de las contradicciones del modo de producción capitalista en su continuo y necesario crecimiento versus las tesis expuestas por Karl Marrx; así como el necesario reacomodo del sistema capitalista visto las realidades de las crisis continuas producto de los precios del crudo, la “crisis del bath” por las razones de las “burbujas” cuasi parecidas a los recientes escenarios, norteamericano y español, que nos retrotrajo a la llamada “Crisis del 29”.

El conjunto que conforma la crisis norteamericana es más complejo que los contenidos de las políticas de “salvación nacional” propuestas por Barack Obama ante el auditórium de West Point: “…child education, developing clean energy, and unlocking the mysteries of science…” (“…educación a la niñez, desarrollar energía limpia y conocer los misterios de la ciencia…”) porque, según Obama, los EEUU de América necesita “…to make sure that America is building on its strengths…” (“…asegurarnos que [los EEUU de] América se reconstruya en sus [propios] poderes [como potencia mundial]…”); es decir, Barack Obama no llegó a realizar lo que nos podríamos permitir calificar como la “reingeniería social” de la sociedad norteamericana sino recuperar el “Poder Imperialista” norteamericano que ha entrado en crisis por los factores del crecimiento continuado de la economía china con importante impacto en su estructura social, la “revolución tecnológica” a nivel de los “bienes de capital” y una inteligente expansión en los mercados internacionales de consumo masivo comenzando a dar el “salto adelante” en la profundización del sector servicios y la transformación paulatina del aparato militar chino; en última instancia, China, además de convertirse en la segunda economía mundial, se ha posesionado, geopolíticamente, en la Región del Asia Oriental y del Sudeste Asiático y el Pacífico entrando en contradicción con aquella expansión norteamericana y desplazando a la Historia a los imperialismos europeos. En ese marco referencial con los acuerdos alcanzado en los sectores energéticos con Rusia y los países de Asia Central (Kasajastán, etc.) ha dado un muy importante paso hacia la consolidación de su “presencia” en la península de Corea como, a futuro, alcanzar una relación “suma cero” con Japón. En ese escenario es de lógica política las actuaciones recientes de los EEUU de América con respecto a la “Crisis de la península de Corea”; la consolidación militar norteamericana en la base de Okinawa; la venta de armamento a Taiwan y las “fuertes declaraciones” de la Secretaria Clinton en Vietnam con respecto a la explotación de los “ricos yacimientos” (sic) de petróleo y gas, según Clinton, en el Mar del Sur de China y enfatizar en el sensible tema de las rutas marítimas comerciales que lo atraviesan vis a vis las negociaciones de compartimiento de los parabienes en las aguas del mar referido propuestas por Beijing con los países colindantes. Por otro lado, la reciente decisión de instalar bases de rastreo misilístico en dos países de la Europa Oriental, la decisión de la movilización militar-naval hacia el Golfo Pérsico, las presiones sobre el Gobierno de Paquistán, la Guerra de Afganistán buscan presionar tanto a la Comunidad Europea como a Rusia con incidencia sobre sus aliados como una potencial presión sobre Rusia en transformación estructural profunda.

Los EEUU de América es una potencia mundial, es decir, aún es “la potencia mundial” pero las realidades de la Globalización han tenido impactos encontrados con respecto al carácter Imperial-imperialista del “país del norte” tanto en lo referente a los mercados internacionales, -de ahí que tanto Obama como Cameron estén promocionando las exportaciones nacionales de sus respectivos países-; el movimiento de mercaderías, materias primas y crudo, –rutas marítimas-; las balanzas de comerciales, -el intercambio comercial con China en altamente negativo-; las deudas internas, -los bonos de la deuda norteamericana están tanto “en manos” chinas como japonesas-; el nuevo problema de la migración que al mejor estilo del Imperio Romano pareciera que no tendrá “vuelta atrás” no solo por el impacto en los costos de la mano de obra y su impacto en la inflación sino que la actitud “sico-social” del norteamericano común no “cuadraría” con los vacíos laborales” dejados y dejará los “latinos”; y, por último, la dependencia del petróleo importado porque la transformación tecnológica y reingeniería de la industria y de la sociedad norteamericana contienen variables diversas que requerirían la transformación del propio Estado norteamericano con impacto en la estructura del Poder (Rojas Müller dixit); en ese escenario, al Poder norteamericano tendría que comenzar a adaptarse a las nuevas realidades de la Globalización aceptando un reacomodo mundial de repartimiento de los espacios mundiales, como se desarrolló durante la segunda mitad del siglo XIX, dejando para su propio beneficio a “su patio trasero”, es decir, la aplicación militar de “América para los americanos” como se viene ejecutando con la reactivación de la 4ta Flota, las bases norteamericanas en Colombia, las reingenierías en bases militares en El Caribe, la “colonización” de la “Suiza de Centroamérica”, es decir, Costa Rica y su gobierno socialdemócrata, las incorporaciones de Perú y Chile al modelo expansionista-imperialista muy parecido a los procesos históricos que llevaron a las Potencias Extranjeras a la dominación de China a través de “Acuerdos y Tratados Desiguales” como, por ejemplo, los TLC que suscriben los EEUU de América y ciertos países americanos. Visto lo anterior, es necesario repetir los escenarios posibles para consolidar su poder -los EEUU de América- al sur del rio Bravo serían, geopolítica y geoestratégicamente, el Plan Colombia, el Plan Mérida en México con extensión hacia Centroamérica, la reactivación de la 4ta Flota con incorporación nuclear violando aquel Tratado firmado en México, la reingeniería de las bases en diferentes países de El Caribe, la “ocupación militar” de Costa Rica al mejor estilo de ala expansión imperialista europea en Asia durante el siglo XIX, aumentar las dependencias de Panamá, Perú, Chile y Surinam y el consabido apoyo al decadente imperio británico en Las Malvinas. Esas serían las causas, las consecuencias que se adscriben a dos (2) únicos escenarios: la confrontación bélica contra la Revolución Bolivariana y/o el diálogo político-diplomático con la UNASUR.

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Miguel Ángel del Pozo


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