Julio César Pineda: ¡qué horrible!...

Conocí a Julio César Pineda en mis años de estudio en la Universidad Santa María de Caracas. Comenzaba la década de los ´90, y él despuntaba en el horizonte como defensor de los derechos humanos. En la UCV, donde también era profesor, Pineda tenía una organización de ese tipo. También hubo un acontecimiento que lo catapultó: Pineda comandó al grupo de “notables” que enfrentó en Cumaná a la empresa Conmetasa por la contaminación con radioactividad que sufrió un obrero de nombre Efrén; y que por haber sido el primero en Venezuela, y un problema de alta sensibilidad para la época, se convirtió en un suceso mundial.

Hasta allí veíamos a Julio César como un señor bueno; prototipo de esos idealistas apasionados que ven al mundo en sus matices, y que en determinado momento pueden ser confiables para transmitir la verdad. ¿Qué cosas, nó…; que uno descubra después de adulto que toda la sociedad se mueve sobre resortes muy bien dispuestos por las cúpulas dominantes, y que si uno se resbala pierde, ahh?... Se supone que Julio César Pineda trabaja para una de esas cúpulas (quizás la peor: La mediática), por lo que de entrada su sanidad espiritual y moral estarían en juego, ¡pero vaya que nos dimos un buen culazo con el “analista”; porque es bueno el cilantro, pero no tanto!...

Resulta que en su programa de Globovisión, sobre análisis internacional, edición de ayer jueves 07/11/07, el señor Pineda soltó estas dos perlítas: (Primera): “La percepción de toda la prensa internacional sobre los sucesos de ayer en la UCV, es que los chavistas emboscaron con tiros, piedras y botellas a los estudiantes oposicionistas que pacíficamente regresaban a la universidad”. Pero remachaba esto: “Es la percepción, repito, de la prensa internacional”.

Y la otra perla fue cuando leyó textualmente un comunicado de la organización Amnistía Internacional, donde también, ¿como cosa rara?, se acusa al gobierno de la agresión. Allí comentó el ilustre Pineda: “Y sepan, estimados televidentes, que Amnistía Internacional es una institución serísima, de gran aval mundial, ecléptica, no gubernamental, que jamás responde a intereses extraños”.

Y lo peor es que dijo ambas cosas con tal senectud, que hasta “doña Lola y don Enrique”, los clientes preferidos del otro farsante William Echeverría, se lo creerían devotamente. Además, Julio César Pineda juega en sus “gestículos” con tal sonrisíta de medio labio ella, que cae más simpático que el sociólogo Armando Guerra en el edificio donde vive (allá en Los Teques).

Cuando yo escuché tamañas cretinadas, salí corriendo; nó al baño, como en el caso de Fabiola Colmenares, sino directamente a mi computadora. No había tiempo para vomitar, porque antes había que poner este artículo en Aporrea. No fuera a ser que terminara también confundida nuestra propia gente.

En primer lugar, señor Pineda, no son ángeles caídos del cielo los corresponsales (tanto periodistas como fotógrafos y camarógrafos) de la prensa internacional. Y si vienen de países de control (o subcontrol) imperial, o dominados por la derecha (la derecha en la política conoce un solo método: La mentira; y un solo fin: La rendición), como son los casos de EE.UU. (CNN), Colombia (RCN) ó Francia (AFP), mucho menos. Y usted bien conoce el encono de odio que el mega-multi-ultra-millonario Ted Turner, dueño de CNN e hijo del imperio más malo del mundo, tiene contra todo proceso de liberación en el mundo; y es él quien le marca la pauta a las demás televisoras del planeta (recuérdese que la primera meta de la globalización es el control mediático).

En el caso de Colombia, ni se diga. Si puede haber un país fuera de Colombia, donde la oligarquía deteste más a la revolución bolivariana, ése es, precisamente, Colombia. Averigüe usted, señor Pineda, quiénes son los propietarios de RCN. ¡Sólo eso!...

Y con Francia no es distinto. Como quiera que la famosa foto en la UCV se la atribuyen a la Associated France Press (AFP), y de ella se hace un altar sagrado (el mismo formato del 11 de abril con el bendíto –bendíto porque con su propia mentira descubrimos la verdad- video de Puente Llaguno), veamos cuál es el juego de la AFP. Un solo ejemplo: La AFP integró el combo de corresponsalías en Irak que suministró al gobierno británico las fotos chimbas de supuestos “búnkeres” donde Saddan Husseín almacenaba material corrosivo para las bombas de destrucción masiva; y que fueron expuestas por el mismísimo Tony Blair para justificar su apoyo a la invasión criminal. ¿Saben ustedes en qué terminó Tony Blair?... Desterrado por la historia y detestado por su pueblo, porque allí el engaño se paga con ostracismo.

Volviendo a Francia, fue precisamente allí donde un sindicalista ferrocarrilero me confesó que la izquierda en Europa está “jodída”, no porque le falte discurso o pertinencia histórica, sino porque ya la gente allí no es “pueblo”, no es “ciudadana”. Es, simplemente, “televidente”… (¡Válgame Diós!...).

Así que ese cuentíco, Julio César, de que la prensa internacional es impolúta, inmaculada, vírgen, sacrosanta, etérea, límpida, aséptica, incorrupta, eunuca, etc., etc., etc., se lo puedes ir ¡a contar a tú abuela!, como diría Doña Florinda. Porque surge una pregunta: ¿Dónde están la entrevista y las fotos de la AFP donde declara un abogado empleado de la UCV y señala con pelos y señales a los agresores verdaderos, y donde aparecen los chicos del Nó disparando y quemando un autobús?...

Y en cuanto a Amnistía Internacional, camarada Pineda, sólo busque, no en su página web, sino en los archivos del Departamento de Estado norteamericano, cómo y cuándo se formó; quienes la integran; de dónde viene su financiamiento; y cuáles han sido sus actuaciones frente a las invasiones y genocidios imperiales en África, América Latina, parte de Asia y El Caribe, en los últimos 20 años. Si usted no puede hacerlo, yo se lo diré, con pelos y señales, en un próximo artículo.

Algo peor que una mentira, es una media verdad. Y una media verdad no sólo se dá por el mensaje, sino por el mensajero. Y cuando Julio César Pineda se aprovecha de su cierto prestigio, de su adustez y de su talento, para infiltrarnos medias verdades, está cometiendo un delito peor. Pero me imagino que los 18 millones mensuales que le afloja Ravell, harán saltar cualquier resorte moral que se pudiera albergar por allí. Respóndeme Pineda, antes de irme al baño.

(jeramedi@yahoo.es)


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Jesús Meza Díaz


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