El Sí al descubierto: la formación ciudadana, la solidaridad y el buen gobierno

En estas últimas horas en que la decisión de cada cual ha sido tomada, es necesario plantearse, una vez más, la trascendencia del acto político que nos ocupa. En la tarde de ayer, el presidente de la república ha apelado a la circunstancia política más excelsa de toda sociedad: el momento constituyente. Es decir, el momento en el cual constituidos como cuerpo orgánico, como totalidad, nos constituimos en Estado. Pues bien, esa circunstancia puesta en términos de la ampliación de los derechos políticos tiene como ejes fundamentales la posibilidad de formarnos como ciudadanos, ejercer nuestra solidaridad y, finalmente, plantearnos la pregunta por el sentido social del “buen gobierno”.

La formación de ciudadanos en el caso de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela comporta la condición de una democracia co-responsable y protagónica. La co-responsabilidad nos hace actores más allá del ámbito de la acción individual. Somos actores que impulsados hacía lo colectivo no podemos ser sino solidarios. Porque la cara más precisa y mejor dibujada de la solidaridad es asumir la suerte del otro como propia y eso es sencillamente ser co-responsables. En su noción más acabada, la co-responsabilidad supone entonces que es ineludible para el ciudadano, la tarea de evaluar y castigar o premiar, según sea el caso, al gobierno. En buena medida, eso supone que el ciudadano asume cabalmente el compromiso de participar en la definición de las políticas, velar por su ejecución y controlar la política pública. En ese sentido, el ejercicio ciudadano debe ser objeto de evaluación colectiva. Esto último nos conduce a la condición política mínima del ciudadano, a saber, formador de información y opinión en la construcción de la cosa pública.

La sociedad invadida por los medios de comunicación ha sido presa fácil de aquello que precisamente se suponía sería superado por la amplia gama de medios para comunicarse: La información constituida en mercancía y la opinión en manipulación. Lo cual nos obliga a la creación de formas alternas para la construcción de la información y la opinión. Esto último supone que el ejercicio protagónico de la democracia va más allá de ser ejecutores de políticas. Nos debemos constituir en constructores de opinión y generadores de información tras la búsqueda de la verdad y no su compra y venta. Esto último, supone la ruptura de la dimensión de usuario y consumidor del ciudadano para que se incorpore en el proceso agónico de dar cuenta del mundo desde la realidad desde la cual cada quien se encuentra. Desde lo local, sin olvidar lo nacional y lo universal; la agonía consiste en el afán de dar cuenta del mundo y hacerla válida ante la opinión de los otros sin otra pretensión que practicar la justicia, consolidar la solidaridad y ser aprendiz y maestro en la construcción de la política.

En consecuencia, la posibilidad de poder postular a quien haga un buen gobierno deberá, desde la dimensión ciudadana y con el concurso favorable del Estado, desarrollar los mecanismos para la evaluación continua del Estado que permita la corrección de los errores, el mejoramiento de los resultados positivos y sostener los espacios de discusión política para la evaluación ya no en términos de eficiencia y eficacia, sino en términos de la pertinencia política y colectiva de las iniciativas que se tomen. Para ello, es necesario potenciar las capacidades de los ciudadanos para informar e informarse, lo cual pasa necesariamente por asumir la responsabilidad social de los medios como tarea que debe ocupar a todos los ciudadanos no sólo desde la dimensión de usuarios, sino la de co-responsables. Desde allí, una visión mercantilista y liberal de los medios no sólo es distinta sino contraproducente para hacer de los medios de comunicación, bienes que son concedidos por la sociedad en su totalidad para el servicio de todos. Es claro, que el ejercicio del buen gobierno que se espera en los próximos años, debe hacer válida la vocación co-responsable y protagónica para el ejercicio ciudadano. De otro modo, el buen o mal gobierno, será simplemente una tarea de mercadeo de imágenes. Esta expansión Sí es posible. Es tarea de Todos, claro que Sí.

aleochoa@ula.ve


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