La Tercera Fase del Proceso

Etapas y fases constituyen el Proceso Revolucionario. Una etapa puede tener varias fases y mantener su vigencia por un largo período, como es el caso de la etapa actual: la de la transición. Las etapas están determinadas por las fases y éstas, marcan inicios de momentos engendrados por las coyunturas. A su vez las coyunturas, generadoras de cruces de caminos, abren nuevos espacios que definen los escenarios en la sociedad. La resolución de los escenarios conduce a la consolidación de las etapas.

La etapa actual no ha culminado desde que arrancó en 1999. Su evolución continúa en nuestro tiempo. Durante su desarrollo se han cumplido dos fases y estamos en la antesala de la tercera. A partir del hoy entraremos en ella aunque sigamos en la etapa de la transición. Las fases anteriores las hemos denominados: (i) cambio de poder 1999- 2004, y (b) desarrollo endógeno 2004-2006. La que se inicia el 4 de diciembre la llamaremos ³definición revolucionaria².

Digo que estamos todavía en transición porque no ha finalizado la confrontación de los sistemas políticos que siguen en pugna. La reforma, cuya expresión es la democracia representativa, no ha muerto. Es la práctica del Estado burocrático soportado por las leyes capitalistas que regulan el mercado. Leyes procreadoras de una cultura alienante, materialista, consumista, pragmática y rivalizadora. Pero, no solo es el modelo del Estado reformista lo que estimula la alienación, lo son también los medios de intermediación de la sociedad como, por ejemplo, los partidos políticos, la iglesia, los gremios profesionales, las asociaciones mercantilistas, la banca, el magisterio. La reforma se confronta con la revolución, que busca el cambio de estructura (relaciones de producción, sociales y de poder) cuya esencia es la transferencia de la toma de decisiones a la comunidad organizada. Esto es el poder popular, el cual aún no se ha logrado. Los intentos revolucionarios de las 2 fases anteriores han permitido avances, progresos, evolución limitada, pero sin derrotar de manera definitiva a la reforma. La confrontación sigue activa. De allí que, la fase de la ³definición revolucionaria², tiene que liquidar los residuos del poder reformista y los elementos culturales del pragmatismo corruptor.

Esta nueva fase será la última de la etapa de transición, tal como lo ha manifestado el Presidente Chávez en su discurso desde el Balcón del Pueblo la noche de su reelección. Su direccionalidad estará basada en las siete (7) líneas estratégicas del programa de gobierno. Éstas se enuncian así: (i) generación de la nueva ética socialista; (ii) creación y fortalecimiento de la economía socialista; (iii) sustitución plena de la democracia representativa por la democracia revolucionaria; (iv) desarrollo de manera sustentable de los programas sociales que eleven la condición humana y proporcionen la mayor suma de felicidad posible en el pueblo; (v) establecimiento de la nueva geopolítica nacional; (vi) estimular la pluripolaridad mundial; (vii) convertir a Venezuela en una potencia petrolera. Las siete líneas estratégicas pasan a ser entonces la máquina centrifugadora de metas a alcanzar para finalizar la etapa de la transición.

Como centrifugadora, el programa de gobierno activará, de manera exponencial, operaciones productoras de racimos de eventos orientados a materializar los objetivos que se derivan de las metas. Estos eventos se componen de tareas específicas, las cuales crearán nuevos racimos multiplicadores de obras y, así, de manera sucesiva, se van originando los hechos que concretarán el socialismo del siglo XXI. Por ejemplo, la difusión ideológica estimula el estudio para emitir conceptos y elaborar juicios. El estudio permite elevar la conciencia revolucionaria la cual conduce a la organización colectiva. Ésta, genera la producción de bienes, servicios y nuevos elementos requeridos para la prosperidad de la nación. La producción obliga a inventar métodos y en consecuencia procesar tecnologías. El factor tecnología exige desarrollar programas de investigación lo que induce a acceder al mundo del conocimiento universal. Al conocimiento se accede a través de estructuras concebidas para la producción intelectual. Éstas hay que hacerlas, ampliarlas o complementar las existentes. El dominio del conocimiento eleva la condición humana y produce nuevas formas de interpretar el mundo y de concebir inéditas formas de vivir la cotidianidad existencial.

Como máquina centrifugadora las siete líneas estratégicas se comportarán como el árbol que crece frondosamente, tal como lo establecen las leyes naturales, con sus ramas, ramales y ramificaciones para alcanzar su máximo desarrollo. Asimismo, el Proceso Revolucionario, como producto de la racionalidad social de la comunidad organizada, alcanzará un nuevo estadio de desarrollo y prosperidad colectiva en esta tercera fase. Vislumbro que la centrifugadora operará en múltiples megaescenarios, nacionales e internacionales, a constituirse a partir del 3D. No obstante, en este breve ensayo describiré los rasgos caracterizadores de solo tres de ellos: el jurídico, el político-ideológico y el económico.

En lo jurídico, el marco fundamental que sostiene al Estado será profundamente modificado. Nuevas leyes transformarán las estructuras existentes del aparato burocrático. En este sentido estimo que lo más inmediato, para erradicar la reforma, será la formulación de una nueva legislación consecuente con la conversión del gobierno en instrumento del pueblo. Así tendremos que, en el corto plazo, aparecerán los proyectos de leyes que busquen la transformación de las gobernaciones, alcaldías, consejos legislativos y consejos municipales en verdaderas unidades administrativas del pueblo. El avance de la ley de consejos comunales incidirá para que esas estructuras del poder regional o local sean modificadas completamente o desaparezcan. Serán sustituidas por expresiones del colectivo donde el ejercicio público lo asumirá directamente la comunidad organizada. Esta meta-objetivo va dirigida a cambiar las estructuras reformistas del estado burocrático actual.

El Presidente será consecuente con lo manifestado como posible, o enfocado como teoría. Ahora esas palabras, esa búsqueda potencial de sueños basados en lo que se quiere, se va a realizar en la práctica. Lo tiene que hacer el Presidente para que su referencia mundial como líder del siglo XXI sea creíble. Lo tiene que hacer para que el Proceso de transformación pueda ser un hecho real, tangible, verificable y esperanzador de la emancipación de los pueblos sometidos por el modelo globalizador.

En lo político-ideológico lo más significativo, en lapsos inmediatos, será la elevación de la conciencia revolucionaria. Fortalecer la base teórica del Socialismo del Siglo XXI e ir a la práctica para activar los postulados políticos, sociales y culturales que exige la revolución.

Son tres las variables que caracterizarán a esta fase: (i) la creación de la red ideológica del Proceso revolucionario, a través de los Centros de Formación Ideológica. Éstos activarán en el territorio nacional todos los tipos de unidades operativas didácticas, conocidas y por conocer, a fin de difundir la ideología revolucionaria, formar políticamente cuadros revolucionarios y estimular el estudio, la investigación y la producción de conocimientos. Nuevos conceptos derivados de la relación constante entre teoría y práctica, sobre el socialismo el siglo XXI, surgirán del seno del mismo pueblo. El talento represado y al margen de la intelectualidad alienada del modelo reformista tendrá la posibilidad de ocupar espacios nunca antes permitido.

(ii) la toma del poder para transferirlo a la comunidad organizada. Las elecciones del 2008 (gobernadores, alcaldes, consejos legislativos y consejos municipales) se harán bajo el criterio de asumir el acto electoral como acto revolucionario. El acto electoral de carácter revolucionario incide en la concepción ideológica del poder. En la reforma las elecciones son un instrumento para perpetuar en el poder a las clases dominantes. Mientras que en la revolución las elecciones son la vía para emancipar al colectivo nacional. Al transferir el poder, o toma de decisiones, a la comunidad organizada se está generando un cambio en las relaciones de poder. La dirección de la sociedad deja de ser un privilegio de las cúpulas y empieza entonces un proceso de adecuación de las comunidades organizadas a ejercer el mando sobre sus respectivos colectivos. Los niveles de conciencia alcanzado por el pueblo revolucionario y la disposición del Presidente de profundizar el Proceso crearán el escenario apropiado para la aplicación de los conceptos del acto electoral como acto revolucionario: capacitación teórica y práctica de los candidatos a los diferentes cargos; escogencia de los candidatos a través de las asambleas populares de las respectivas comunidades; transformarse en voceros los candidatos que triunfen en las elecciones; cambiar los métodos de gestión reformistas de las estructuras burocráticas del cargo por acciones de administración popular; gestionar el cargo con base en los planes, programas y consultas que se hagan permanentemente en las asambleas de ciudadanos.

(iii) la creación de la Unidad Revolucionaria como Partido Único. La Unidad Revolucionaria será el instrumento electoral para tomar el poder, transferirlo al pueblo y capacitar a la comunidad para que lo ejerza. Ese será el rol del partido único en la nueva fase del Proceso. El papel del partido sigue siendo vital como instrumento electoral. Es significativo señalar que en el nuevo paradigma establecido en 1997 --decisión del MBR-200 de ir a las elecciones en el 98-- la revolución se busca, se alcanza y se consolida por la vía electoral. Camino para crear el poder popular. Y ese camino lo construye el partido político. Por lo tanto, esa será la ser la razón de ser del partido único: ir a las elecciones para tomar el poder y transferirlo a la comunidad organizada. Su lucha tiene que orientarse a: (i) darle sustentabilidad a la formación ideológica y a la enseñanza cultural de la concepción revolucionaria como cambio de estructura; (ii) profundizar las diferencias entre reforma y revolución a fin de que se asuman las fases del Proceso para consolidar el bien común del colectivo; (iii) capacitar a las comunidades para el ejercicio del poder popular y, muy particularmente, la ejecución del mandato constitucional y de la ley creadora de los Consejos Comunales; (iv) generar la carrera del militante político con base en la formación teórica, su ejercitación práctica y su sometimiento a las decisiones asamblearias; (v) contribuir con el gobierno nacional en la preparación del pueblo para la defensa integral de la Nación; (vi) estimular el convencimiento que la revolución no es pragmatismo sino espiritualidad, lo que determina una concepción del mundo y de la vida totalmente diferente a la reformista; (vii) colocarse a la orden del gobierno para ampliar la base política en las comunidades con el objeto de desarrollar las siete líneas estratégicas.

Finalmente en lo económico, durante el desarrollo de la tercera fase, el Proceso estimulará el fortalecimiento el sector socialista de la producción. Las cooperativas, las empresas de producción social y las nuevas formas de intercambio que surgirán como consecuencia del conocimiento popular serán los elementos fundamentales que se implantarán bajo los criterios del modelo de desarrollo endógeno y la nueva geopolítica nacional. La creación de 21 polos de desarrollo, ya iniciados en todo el territorio nacional, serán la referencia del nuevo modelo socialista que se aplicará en la revolución bolivariana. Estos polos se forman con las unidades agrarias socialistas, el aparato productivo apropiado, la infraestructura de comunicaciones, los servicios y la tecnología para crear una nueva forma de producción, distribución del producto y reparto justo de los bienes generados por la actividad productiva. Serán espacios geográficos estratégicamente definidos, con potencialidades de producción socialista conformados por la articulación de Fundos Zamoranos, Núcleos de Desarrollo Endógeno, Centros Técnicos Productivos Socialistas, Unidades Socialistas de Producción, Comunidades Rurales, Centros de Formación Ideológica, Unidades de Investigación Teórica, Servicios Colectivos de Atención a la Comunidad, Asociaciones Cooperativistas, Estructuras Autogestionarias, Empresas de Comunicaciones Sociales, y demás unidades productivas para acoplarse al desarrollo endógeno y a alcanzar la prosperidad colectiva del pueblo venezolano.

La tercera fase del Proceso revolucionario establecerá las bases para una nueva etapa de la Revolución. Atender los factores que hemos identificados como: leyes, conciencia y producción socialista, luego de depurado el Proceso al salir de aquellos quistes reformistas de carácter personal y estructural, permitirá consolidar la viabilidad de la revolución bolivariana como paradigma universal.

izarraw@cantv.net


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William E. Izarra

Oficial de las FANB, retirado como Comandante (Teniente Coronel) de la Aviación Militar. Siendo oficial activo logró realizar estudios en todos los niveles académicos del saber universitario obteniendo su título como Licenciado en Educación (UCV); Maestría en Planificación (Harvard University) y Doctorado en Ciencias del Desarrollo (Cendes, UCV). Ha sido miembro del MBR-200, MVR, PSUV, Director Nacional de Ideología del Comando Maisanta, Colectivo Democracia Directa y creador del Centro de Formación Ideológica (CFI). Ha ocupado algunos cargos dentro del Gobierno Bolivariano Revolucionario bajo el mandato de Hugo Chávez Frías, siendo unos de los más relevantes el de Vice-Ministro de Relaciones Exteriores para Asia, Oceanía y Medio Oriente. Ha escrito una serie de folletos y libros para la compresión de los valores y principios socialistas.

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