Toda muerte causa dolor

Y la de los hermanos Faddoul es una de ella. Cuando muere un joven muere parte de la esperanza. Empero, aprovecharse de la muerte de alguien para hacer el ridículo, moqueando a través de la radio, la prensa escrita o la televisión, dándose golpe de pecho o atacar las instituciones de seguridad del Estado, es, evidentemente una manera de hacerles ver a los venezolanos de la clase pobre, que la hipocresía es muy evidente de parte de estos llorones profesionales. La muerte de los hermanos Faddoul y del joven Rivas, causa consternación en la sociedad venezolana. Sabemos y de eso estamos seguros, que a quien primero les duele esas muertes es a los familiares de los asesinados. Un hijo de quien escribe, también fue víctima de unos criminales.

Quienes asesinaron a mi hijo, fueron así mismo eliminados días más tarde. Mi hijo y ellos conformaron un grupo de jóvenes, que no tenían “apellidos nobles” e igualmente eran venezolanos, y ¡ coye!, ¿porqué la radio, la televisión, la prensa escrita, no dijo nada? Será que ellos…. No sé, todo es tan confuso. Lo cierto es que un crimen es repudiable. Trátese de quien sea. Pero esa gente, locutores, “sesudos analistas”, periodistas y demás que hoy se tiran al piso como unas mariquitas, sonándose la nariz con toallitas olorosas, no son más que una sarta de hipócritas. La pena máxima para los que asesinaron a los Faddoul, es lo que anhelamos. De una vez invitamos a estos melodramáticos de la radio, en especial, a los locutores y periodistas puesta al servicio de una plaga que se come cualquier esperanza de convivencia, que lean la prensa venezolana, los días lunes, para que se enteren de cuantos niños, adolescentes y adultos mueren acribillados en los barrios, en los superbloques, en las alcantarillas, entre viernes sábado y domingo de cada mes.

¿Por qué suceden estos crímenes? No lo sabemos. Venganzas, ajustes de cuenta, machismo, quien sabe. Normalmente cuando muere alguien no se sabe la verdadera causa de esa muerte. Dejemos pues de hacer el ridículo, sobre todo esas damas de Unión Radio, que…”pido que esto no quede impune”, y nos dediquemos a ser HUMANOS entendiendo que el crimen, contra quien sea, debe ser repudiado y no solamente buscando publicidad politiquera. No debe un profesional de la comunicación, leer un guión escrito pARA la mediocridad, para que su voz salga a través de un micrófono aullando como un mismo lobo escuálido (flaco), que empero, no siente el dolor, más allá de su propia indolencia. Quien se aproveche de la muerte de alguien para satisfacer su gula sádica, miserable, atiborrada de mierda y parásitos, burlándose del verdadero dolor que debe sentir en toda su extensión la propia familia del asesinado, es un miserable.

No hagan de la muerte de estos niños, un nido para acostar sus gozos, porque no son precisamente, parte de estos “actores del infierno” los que están llamados a sufrir, por algo que sabemos no sienten. La mayoría de estos “actores del infierno” no tienen piel, no poseen espíritu, están forrados de hierro, cemento, hormigón. Es mentira que les duele algo: en su núcleo huérfano de amor por los demás no existe otra cosa que no sea DINERO y espacio político. Basta ya, diablos de la feca.
Paz a las almas de los niños Faddoul y del joven Rivas

aenpelota@gmail.com


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Ángel V. Rivas

Limpiabota, ayudante de pintura, articulista, Productor Nacional Independiente, editor de El Irreverente. Animador del programa Gigantes del Romance, autor del libro Pacto Satánico y poeta en estado de frustración.

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