En Venezuela no hay cabida para traidores

Algunos comentarios sobre las elecciones regionales

Los traidores no son más que esos… traidores. Como seguidores de Judas
Iscariote son despreciados por aquellos que traicionan y vistos con temor
y desconfianza por los que se benefician de su accionar.

Ismael García y Acosta Carlez son excelentes demostraciones de lo que
aquí afirmamos. Vendidos a los enemigos de la revolución Bolivariana,
quisieron mantener sus cuotas de poder intentando disfrazar su traición
con sofismas; pero el pueblo, sabio como siempre, dejó en claro que en su
seno no hay cabida para traidores y rechazó, de manera contundente, las
pretensiones electorales de esos gusanos ( con el perdón de los gusanos).
El partido Podemos, que controlaba dos gobernaciones (Aragua y Sucre) y
52 alcaldías, recibió el justo trato que se da a los mercenarios de la
política. Ahora sólo controlarán las alcaldías de Roscío (en Guarico) y
Padre Chien (en Bolívar).

Acosta Carlez, por su parte, pasó de gobernador a ser el candidato con el
menor número de votos de la entidad que gobierna; resultado que deja en
claro cuál es el sentimiento que por él tienen el 94% de los habitantes
de esa región.

Otro caso digno de reseñar es el de Marisabel Rodríguez. Esta señora fue
reducida a nivel del ridículo en sus pretensiones de contar con el
respaldo del pueblo. Al parecer no se había dado cuenta de que el pueblo
la considera al mismo nivel de los ya mencionados.

Fascista es fascista

Cuando la derecha venezolana tomó el poder en aquellos tristes día de
abril de 2002, mostraron un rostro que aún atemoriza a millones de
ciudadanos.

Asaltaron gobernaciones y embajadas; allanaron instituciones del Estado;
eliminaron las instituciones democráticas; persiguieron diputados y
asesinaron al pueblo.

Una vez caída la dictadura, recurrieron a la postura de los cobardes e
intentaron negar sus vinculaciones con el breve gobierno fascista, pero
allí está documentado la participación de cada uno de los dirigentes para
que la historia los juzgue.

Ya parecen haber olvidado las veces que juraron no haber tomado parte en
la carmonada, pues apenas fueron proclamados como gobernadores en algunas
entidades, ordenaron una arremetida contra los médicos, pacientes,
profesores, estudiantes y el pueblo vinculado a las diferentes misiones,
así como a las instalaciones donde éstas funcionan.

Conveniente es que el gobierno nacional, el PSUV y el pueblo organizado
realicen una campaña destinada a ponerlos en evidencia y demostrar que
esta actitud es la confirmación de lo que siempre hemos afirmado: Un
hipotético ascenso de la derecha al poder nacional significaría el fin de
todas las misiones, el cierre de la Universidad Bolivariana, el fin del
plan nacional ferroviario, la salida de Venezuela de la OPEP; la
reanudación de la guerra de precios en el mercado petrolero; la
privatización de PDVSA; el retorno de la apertura petrolera; el fin de
los consejos comunales; etc.

El intento por disfrazar los resultados

Los medios de comunicación liderados por Globovisión intentan
desmoralizar al pueblo chavista repitiendo sin cesar que Chávez perdió
las elecciones regionales.

Si el haber ganado el 78% de las gobernaciones y el 80% de las alcaldías
es una derrota ¿cómo podría calificarse el triunfo de los adecos en el
Zulia, si los chavistas gobernarán en 14 de las 21 alcaldías del estado?
La verdad es que ellos están conscientes de que donde ganaron, lo
hicieron por estrecho margen y perdieron en el resto del país. Incluso,
saben perfectamente que vienen perdiendo votos en cada proceso electoral
que se realiza. Así, en las elecciones presidenciales obtuvieron menos
votos que en el referendo revocatorio; en el referendo para la reforma
constitucional obtuvieron menos votos que en las elecciones
presidenciales; y ahora obtuvieron menos votos que en la última consulta
electoral.

Lenta pero consistentemente vienen perdiendo votos en cada proceso, y
ahora que ganan algunas entidades, pero que se encuentran “sitiados” por
alcaldes bolivarianos; pretenden mostrarse como triunfadores.
Lo que sí quedó demostrado en este proceso es que hay Chávez para rato y
que el referendo para lograr la reelección indefinida luce como una tarea
al alcance de la mano.


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Alexis Arellano


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