Como lo veo lo escribo N° 226. Pena ajena

Siento pena ajena; cuando abro la página de Aporrea y leo las distintas exposiciones comprobando que en su mayoría son chismes, burlas, descalificaciones y absurdas defensas a una gestión evidentemente errática y aferrada a un poder que evidentemente no han sabido ejercer.
 
 Los resultados ante la llamada guerra económica, la inseguridad, abastecimiento y salud así lo demuestran, pero para estos escribidores la realidad no existe y llegan a excusar la crisis basándose en los discursos y promesas pero no le hacen seguimiento a los resultados de estos ofrecimientos. Algunos tal vez sin darse cuentan ofenden al pueblo al intimidarlo con la vuelta al pasado, olvidándose que en 1998, se votó en contra de los que conducían a la Patria hacia el abismo. 
 
Siento pena ajena; cuando escucho algunos jóvenes de los convocados para apoyar no sé qué cosa, expresándose como zombis y utilizando un mal léxico ante la equivocada concepción de algunos, que hablar mal o vestir inadecuadamente los hace más popular. 
 
Una juventud que por naturaleza es irreverente, responde ante una situación puntual sin reflexionar sobre la tragedia diaria que viven sus familiares para poder mantenerlos con vida y en el sistema educativo. ¿Dónde están los reclamos sobre la eliminación de los complementos alimenticios en muchas instituciones, incluyendo a la UCV; los altos precios de los útiles, uniformes y materiales para los trabajos escolares, que se sumaran al dolor de cabeza por la inscripción en este nuevo año escolar, sin contar con el déficit de profesores en materias claves para la buena preparación del alumnado y la proliferación de los vicios en la mayoría de las instituciones?
 
Siento pena ajena; cuando escucho a funcionarios y militares de alto rango hablar de defensa de la soberanía  mientras en su propia cara desangran al país por las fronteras, cuando sin pudor ninguno violan los acuerdos sobre nuestro Esequibo, pisoteando nuestra Patria o cuando se da un decreto que entrega parte de nuestro territorio a empresas extranjeras y no existe un pronunciamiento del alto mando militar, que nos explique de manera convincente de por qué  está pasando esto; contando con todos los recursos para evitarlo y en caso contrario hacérselo saber al pueblo al que se debe.
 
Siento pena ajena; cuando algunos intelectuales persisten en ocultar la realidad y aunque sea inducida, provocada o motivada para acabar con el socialismo, las causas que las mantienen no son aclaradas por estos, el desfalco a la nación no existe, y si alguno ventila algo; más adelante lo tapa. Para estos intelectuales y comunicadores;  la incapacidad, la ineficiencia y el menosprecio dado al talento y al estudio para la administración de la Patria, no es causa de esta crisis. Es más, está a punto de entregarse parte del territorio a manos extranjeras y ni Walter Martínez, alabado hace poco, ha dado su opinión sobre el decreto del arco minero, tema que siendo internacionalista,  debe conocer con certeza los resultados de estas explotaciones a la naturaleza.
 
Siento pena ajena; cuando un pueblo que se dice Bolivariano y Revolucionario no reclama su derecho, de por lo menos, saber cómo se han manejado los dineros de la Patria. Como no apoyar una petición constitucional de auditoria publica y ciudadana. Pero más que pena; me da vergüenza, que los integrantes de  un Poder Moral, rescatado de buena fe por el Comandante Chávez de las propuestas de Bolívar, sean la mitificación de los tres monos (aunque uno de ellos le   informa al sordo que existe un nepotismo positivo) y que el pueblo sin saberlo esté actuando bajo el código filosófico y moral “santai”, de no ver ni oír la injusticia, ni expresar la propia insatisfacción, que es lo que se evidencia hasta el momento.
 
Y más pena ajena sentiré, si este 22 de julio ese pueblo glorioso y libertario, no se manifiesta de alguna manera, sin distingos políticos y solo con la única razón que nos une, la de ser venezolanos para levantar nuestra voz en defensa de la Patria,  para que se anule el decreto sobre el arco minero, que vulnera nuestra soberanía y entrega en manos extranjeras  los recursos de nuestra amada Venezuela.

Para finalizar siento pena ajena por lo expresado por  Rafael Febles, que al parecer se le olvido el viacrucis que paso por decir muchas verdades en su programa radial, o tal vez percibió, al no recibir apoyo ni su reintegración, que es mejor jalar que mantener su integridad. En la misma onda perdió puntos el que llamó bachaqueras a 700 mujeres que cruzaron la frontera colombiana y al siguiente día por orden superior se les autorizó por 12 horas para buscar comida y medicina  a esas 700 y más supuestas bachaqueras y evitar que la derecha logre activar sus planes.



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Luis Díaz


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