Los síntomas de que en Venezuela hay una conspiración de la CIA en marcha son claros. Para algunos. El fin de semana estuve en un restaurante de carnes. El jolgorio de una mesa llamó mi atención y la de quienes me acompañaban. Parecía una asamblea de dirigentes de algún sector de la oposición por los comentarios que se oían. Luego pudimos “captar”, como diría mi hija, de cuál sector se trataba, al ver entrar sonriente a un dirigente nacional de Acción Democrática.
Coincidencia o no, en el baño de damas del restaurant encontramos un volante, anónimo en el que leímos: Organízate, y arriba de esta palabra, un “350” gordito con gente y banderas dentro, que ya he visto en muchos sitios de Caracas. Aunque el volante es anónimo, al final dice la fuente de dónde es sacada la teoría de cómo poner en marcha la desobediencia civil: “350: Cómo salvar a Venezuela del castrocomunismo” de Alejandro Peña Esclusa. Fácil de suponer.
El volante no tiene desperdicio. Invocar el 350 tiene que ver con “salvar a Venezuela del castrocomunismo, restablecer la armonía entre los venezolanos y reconstruir el país”. Además se argumenta sobre la supuesta “ilegitimidad” del “rrrrrégimen”, sobre la certeza de que los “desobedientes” son la mayoría, sobre el descontento que existiría en la FAN y algunos tips para la organización en sí de la “desobediencia civil”.
Ese es un síntoma de la conspiración en marcha. También lo es el regreso a las bocas de los periodistas de oposición del discurso de los comunistas “come niños” (y niñas, aquí no hay sexismo), de que expropiarán todas las casas de la playa, de que nos “lavarán el cerebro”, que meterán a gente extraña a vivir en casas y apartamentos… en fin, un guión en el que cree la clase media alta venezolana, al igual que creyó y cree la chilena, la brasileña, la argentina,… Estamos pues, viendo una película repetida, que no por repetida es aburrida o haya que dejar de verla. Hay que verla, discutir sobre ella, analizarla, discernir y tomar acciones.
Concuerdo entonces en que hay una conspiración en marcha. O mejor, la conspiración que nunca ha cesado. “Ya se acabaron los caminos electorales”, dice el volante impreso en papel barato y eso tiene tiempo fraguándose en el imaginario de la oposición.
Pero no todo lo sucede en Venezuela es producto de una conspiración de la CIA. A menos que la CIA sea capaz de entrar en los cerebros de Walter Martínez, de Blanca Eeckout y de Yuri Pimentel simultáneamente y provocar lo que ya sabemos. Todo esto viene a cuento porque Néstor Francia pide a los revolucionarios, a propósito de que la “CIA está en plena acción”, lo cual no dudo, “postergar temporalmente y al máximo las contradicciones internas”. Y mete entre esas contradicciones el caso VTV. “Walter se puso cómico” dijo ayer el Presidente Chávez en su programa radial. Habrá que ponerle el The End a esta historia, pues ya rodó bastante el rollo. Pero no parece un guión de la CIA.
*Periodista
mechacin@cantv.net
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