(respuesta al Prof. Vladimir Acosta)

Venezuela y el viernes rojo: ¿somos o no una revolución?

La sociedad que decimos que queremos derrotar, la capitalista, está signada por la alienación al consumo, el dinero que como tal, nació en la sociedad como un valor simple de cambio, terminó siendo el valor predominante de la sociedad al aparecer la plusvalía, que no es otra cosa que el fruto, la ganancia que unos pocos obtienen del trabajo de muchos, esto generó la sociedad mercantilista que devino en la capitalista y en la que se conformaron las clases sociales, desde la de la mayoría trabajadora, que es la que produce y garantiza la fabricación, manufactura, elaboración o prestación de bienes o servicios; la clase media, conformada por un segmento de ciudadanos con formación técnica más profesional y que devengan salarios que le dan mayor poder adquisitivo y termina esta sociedad de clases sociales con la llamada clase alta o clase dominante que es la dueña de los medios de producción y que se ha enriquecido y lo sigue haciendo, con el sudor y la explotación del resto de la sociedad.

En los dos artículos anteriores que escribí en relación al “viernes rojo” en donde expongo mis reflexiones sobre las medidas tomadas por el comandante Hugo Chávez Frías, no tuve otra óptica que la visión marxista acerca del concepto de una revolución, palabras más o palabras menos Carlos Marx decía que no veníamos a “mejorar” la sociedad actual sino a crear una nueva sociedad. Este es el punto fundamental que considero se debe tener en cuenta, aceptando las visiones de otras ciencias debe predominar que en Venezuela se propone, en su marcha revolucionaria, el salto al socialismo como base para esta nueva sociedad.

Pareciera muy difícil analizar la sociedad más allá de los mismos valores que el capitalismo nos impone, siempre he dicho que Ernesto Che Guevara tenía mucha razón al exigir la creación de la mujer y el hombre nuevo como la base fundamental para el cambio de sociedad. Al escuchar las respuestas que economistas, historiadores de izquierda y gente común, exponen luego de tomadas estas medidas, más entiendo este requerimiento del Che, pareciera que todos llevamos el dinero como valor fundamental, no el dinero como simple valor de cambio, sino ya el dinero sucio del capitalismo que se antepone como valor supremo, como lo más importante que se debe tomar en cuenta, dándole al reino de lo material un predominio que asfixiará cualquier posibilidad de vislumbrar la nueva sociedad.

Yo quiero dejarles claro que no soy economista y por tanto mis apreciaciones no están basadas en cifras o porcentajes como base de discusión, yo lo que soy es comunista y como tal mis apreciaciones apuntan a la urgencia de vencer a un sistema económico que más allá del “confort” al que nos esclaviza, al cambiarnos nuestra fuerza de trabajo por la adicción al gasto, al consumo de sus mismos productos impuestos por la cultura de la dominación mediática, por la televisión y la publicidad, por las necesidades creadas, aun a pesar de que estas hagan mas cómoda nuestra cotidianidad, todo este sistema de esclavitud al consumismo, es lo que conlleva a nuestra sociedad a una penosa marcha hacia su destrucción, que este sistema de valores egoístas, personalistas, donde lo que priva es el resuelve individual, es el que nos aleja de los valores de grupo, de sociedad, de solidaridad, de fraternidad, de respeto a la naturaleza y de la humildad de la vida con valores espirituales.

Al analizar las medidas tomadas por nuestro comandante, todos coinciden en que éstas afectarán a los más pobres, quisiera escribirlo de una manera más clara: afectan el poder adquisitivo de objetos de consumo que en su mayoría son suntuarios. Cuando hablo de un dólar socialista, pareciera un exabrupto, entiendo la molestia del Profesor Vladimir Acosta, quisiera ser más claro, ese cambio de nuestra moneda, tan bien descrito por él mismo en un programa radial que me hicieron llegar, que es una moneda sin respaldo de ningún tipo, como tanto lo ha denunciado al mundo en comandante Fidel Castro, que ya no vale ni el papel en que lo imprimen, el cambio “preferencial” que lo han comparado con Recadi (lo que abordaré en mi próximo artículo), es un cambio a un costo muy inferior al petrolero, para invertirlo en el proyecto del socialismo, es por ello simplemente que hago esa referencia, aclarando, como lo dije al principio de este artículo, que el dinero, llámese dólar o yenes, es sólo un valor para el cambio de los distintos valores que tienen las mercancías, por tanto el uso que se les de es lo que determina su significado, en nuestro caso, opino igual que el Prof. Acosta, sobre medidas que ya fueron tomadas, queda entender el significado, el lugar a donde apuntan, el sentido con que fueron tomadas, y es por ello mi interpretación y exaltación, y si quizá mi alegría, de que estas medidas creen un espacio en donde detener la invasión capitalista que en los 11 años de revolución nunca ha dejado de estar presente, nunca nos ha dejado abierto el camino a una economía fundamentalmente socialista. No puedo celebrar que el pueblo no pueda seguir adquiriendo los últimos modelos de televisores de plasma, o que pueda seguir cambiando su lavadora o su auto cada uno o dos años, al igual que su PC o su celular, a vestirse con las más afamadas marcas, etc, etc, etc. Se que este freno impuesto por la devaluación es doloroso para muchos, pero trato de abrir conciencias, de clamar a todos los que se proclaman revolucionarios, a todos los que se dicen antiimperialistas, a los que se llaman socialistas, a todos y cada uno de los que marchan tras la c voz de mando de nuestro comandante Hugo Chávez Frías, que demuestren lo que se llama formación ideológica, que se comporten como revolucionarios, que sean soldados de la nueva patria y no defensores a ultranzas de la vieja sociedad, que a pesar de sus “comodidades” es la que nos sentencia a dividirnos en pobres y ricos, en explotadores y explotados.

Pocos son los artículos publicados luego de anunciadas las medidas que se orienten a impulsar la visión socialista que pretende esta coyuntura, por lo que la llamé socialista al igual que mi comandante, si es socialista impulsar la nueva sociedad, no es solamente creer que lo bueno de estas medidas es que habrá dinero gracias al cambio para las misiones sociales, pues es una visión asistencialista muy adeca en el fondo, no, no es esa la visión, es una interpretación nacida en una mente que todo lo mide en dinero, es otra la interpretación que espera nuestro comandante: la de un país que sale adelante, que se decide a crecer, a producir todo lo que necesita, así esto le implique un período de sacrificios y penurias. O hacemos la revolución o no somos revolucionarios, tan sencillo como esto.

Para terminar quiero poner un ejemplo, que seguro traerá otra lluvia de insultos y amenazas en mi correo electrónico, muy mal elaborados por los laboratorios de la oposición y del mozzad criolla, quiero que todos volteen y revisen la historia del glorioso pueblo cubano. Cierto que ellos fueron obligados a crear e inventar no por una devaluación, como quizá nos toque a nosotros, sino por la toma del poder por las armas, lo que fue castigado por el mismo imperialismo que nos atosiga de “bienes de consumo” con un bloque económico bestial y cruel, ante el que ese pueblo durante 51 años a dado no solo una magistral muestra de dignidad, sino de esfuerzo, de trabajo incansable que impidió que terminaran de rodillas ante el mismo imperio que tenemos que derrotar. Venezuela está en revolución profesor Acosta, está cambiando la historia, como seguramente usted conoce a muchos países que lo hicieron, las revoluciones tienen que pagar muchas veces el precio de las comodidades para crear un modelo nuevo, y Venezuela, sin analizar, como dice usted, si hubiese podido tomarse otras medidas, las que tomó nuestro comandante son medidas revolucionarias, mucho más allá que económicas, el pueblo deberá definirse si quiere nacer, si tiene coraje para crecer como potencia o si preferirá rendirse y arrodillarse ante la cultura del Black Berry.

Patria socialista, o muerte: ¡venceremos!

brachoraul@gmail.com



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Raúl Bracho.


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