Tiempos de cambio

El hiperliderazgo de Chávez

El presidente Chávez dijo estar dispuesto a debatir los criterios expresados por intelectuales de izquierda con respecto a algunos problemas centrales de la revolución bolivariana, pero resintió sobre manera el concepto de “hiperliderazgo” que le atribuyó uno de sus participantes, el catedrático español Juan Carlos Monedero.

La “hiperpresencia” del Presidente es una realidad inocultable. Ni la oposición niega que la fuerza de su liderazgo ha sido decisiva para impulsar cambios significativos en el sistema político y en el ámbito social Y su capacidad de identificación con la forma de ser y con las necesidades de los sectores más empobrecidos no es moneda corriente en la Venezuela de hoy. Precisamente allí ha estado la clave o una de las claves de sus éxitos políticos.

Ciertamente, el liderazgo personal, el sello individual, juega un rol importante en los procesos sociales, pero al fin y al cabo son los pueblos quienes hacen la historia, aunque esta aseveración, confirmada en tantas circunstancias de la humanidad, no sea del agrado de quienes viven y sobreviven políticamente a la sombra de ese hiper liderazgo descrito por Monedero.

El presidente Chávez es, sin duda, el principal responsable de lo que Monedero llama “hiperliderazgo”. Todas o casi todas las decisiones de trascendencia en el Estado tienen su impronta. Los integrantes de la actual Dirección Nacional del PSUV pasaron por el filtro de su “visto bueno” antes de ser sometidos al voto de la militancia. Lo mismo puede decirse de los integrantes de la Asamblea Nacional y de los alcaldes y gobernadores. Difícilmente, salvo excepciones muy conocidas y que tienen explicaciones muy poderosas, no ha habido gobernador de las filas psuvistas que no contara con su aval. Y, muy seguramente, esto ocurrirá otra vez cuando se elija, en 210, al nuevo parlamento.

Pero Chávez no es el único responsable de esta situación. Su entorno más cercano en lo político, lo burocrático y lo militar, que por cierto se confunden entre sí, vive estimulando, salvo excepciones, ese hiperliderazgo. Y lo hace como un escudo protector frente a las naturales críticas hacia una gestión que si bien ha tenido logros indiscutibles también muestra el feo rostro de la ineficacia, la desidia y la corrupción. Entonces cualquier crítica a una falla en el Metro, a un ministro que no cumple sus responsabilidades o a un gobernador flojazo o pillo se atribuye sin el menor rubor al anti-chavismo de quien o quienes protestan o se quejan.

Y en cuanto al partido, al parlamento y al gobierno, sobrada razón tiene Monedero cuando dice que aquel ministro, diputado o dirigente que no hace críticas u observaciones necesarias al Presidente o a una decisión o ley no está cumpliendo con su trabajo.

Otras sociedades como la soviética y la china, por ejemplo, sufrieron las consecuencias del hiperliderazgo, devenido en personalismo y caudillismo, lo cual le hizo un severo daño a la idea socialista, al costo que ya conocemos. Lástima que para muchos revolucionarios de hoy sea una herejía tocar este tema, y prefieran seguir haciendo concesiones al culto a la personalidad, en lugar de asumir la responsabilidad de alertar a tiempo sobre los peligros que esta desviación entraña.

OTILIO GALINDEZ

Los” pueblos tristes” de Otilio Galíndez están más tristes que nunca. La muerte de este insigne compositor venezolano nos enluta a todos. Su música le sobrevive en las voces de Lilia, Cecilia y tantos cantores y cantoras venezolanos y latinoamericanos que lo interpretaron.


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Vladimir Villegas

Periodista. Ex-presidente de VTV, ex-viceministro de Relaciones Exteriores para Asia.

 vvillegas45@gmail.com      @VladiVillegas

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