Remendar el capote

Muchas han sido las estrategias de los enemigos de la revolución para banalizar el intento de magnicidio en contra del presidente Hugo Chávez, pero hagan lo que hagan, no podrán remendar el capote.

Es tal la torpeza de la oposición, que cuando se meten hasta el cuello en el estercolero del magnicidio, la conspiración, el saboteo, la guarimba, no tienen posibilidad de salida, porque este pueblo podrá querer cualquier cosa, menos violencia.

Se respira en la campaña electoral, en las concentraciones, en las caminatas. La gente espera al candidato y “patea” calles y avenidas, barrio y urbanizaciones, entrega cartas, plantea problemas, abraza al líder, lo mira a los ojos y se llena de esperanza porque cree en la democracia, cree en las elecciones, respeta las decisiones del resto de los venezolanos.

Es evidente la madurez política que se observa, por lo menos en las multitudinarias reuniones rojas rojitas en el Zulia. La gente no cree en dádivas, sino en créditos para el desarrollo integral de proyectos en función del colectivo, no escucha promesas, sino que entrega propuestas y está convencida de que es con Chávez en el poder y no con un golpe de estado, que avanzaremos hacia el país que todos queremos.

La violencia no está en la mente del venezolano. Está en la mente de ese grupo que insiste en regresar al poder, para recobrar sus privilegios perdidos desde que Chávez asumió la presidencia.

Y es que, a pesar de los detractores, las misiones alimentarias han surtido su efecto. Quizás, para los estudiosos, expertos, analistas profundos, esta sea una observación simplista, pero a nadie con dos buenas arepas en el estómago, le dan ganas de apretar el gatillo de un arma de fuego. Desafía el sol para encontrarse con su candidato, pero no para dispararle al pueblo.

El avance del proceso revolucionario que lidera el presidente Chávez es indetenible. La gente tiene clara visión de que no hay marcha atrás y lo demostrará el 23 de noviembre.

Creo, además que la campaña electoral está en los diferentes rincones de este país y en la conciencia de las personas y de los candidatos. En el Zulia la gente sabe lo que los gobernantes le han hecho a sus comunidades y éstos a su vez lo que una vez prometieron y no cumplieron. Las calles inservibles, la falta de cloacas y de agua potable, el desgobierno y la desinversión que se traducen en desempleo, hablan por si solas.

Ahora la oposición intenta confundir a la población con que el Gobierno nacional no quiere elecciones, pero eso es otro ardid para desvirtuar el desastre de las regiones donde aún gobiernan y el intento de magnicidio, sin embargo, repito, ya les es imposible remendar ese capote.

(*)Periodista

albemor60@hotmail.com


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Alberto Morán(*)


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