¡Es navidad! Vamos a contarnos cuentos de verdad, como "el chino", sobre el sueño del "Socialismo"

Marx y el socialismo, hecho este también figura humana, que deben estar los dos en el cielo, ya que el limbo no existe, fue eliminado años atrás por un Papa que no fue Francisco, y pensarlos en el infierno sería imaginar a Dios un personaje cruel y afectado por lo ideológico, lo que es frecuente entre curas obispos y hasta Papas y toda la nomenclatura protestante; se podría pensar en ellos como con una percepción equivocada, pero nunca llena de maldad, más bien intentando ser demasiado equilibrada y generosa; lo más seguro es que, se la pasen todo el tiempo sentados, en sus respectivas nubes, con una enorme frustración, por no decir tristeza y arrechera, dado que, en el cielo, sobre todo esto último, no debe estar permitido y quienes allí están tampoco se sienten tentados a embargarse de esos malos sentimientos. Además, el cielo mismo de las religiones, es lo más parecido al socialismo imaginado y soñado, sólo que bajo una autocracia benevolente y por demás generosa concebida por un poeta nada ingenuo y romántico. El romanticismo suele llenarse de héroes, magos y cosas prodigiosas.

Y digo lo anterior, refiriéndome a Marx y el socialismo, hecho éste humano, porque cuando escrutan hacia abajo, que lo deben estar haciendo todo el día y hasta en las madrugadas de insomnio, se ladillan por percibir a todos quienes gobiernan y simplemente hablan y actúan en nombre de ellos, haciendo y diciendo disparates. Sobre todo, por la persistente comisión de un error, el de nunca hacerle caso al mundo real, sino al contrario, pretender que este es el que ellos se dibujan dentro de la cabeza.

Todos ellos, porque son grupos que quieren construir el socialismo, pero con distintas visiones y tareas concretas, con una fórmula particular, elaborada al gusto de ellos, como quien intenta hacer unas hallacas sin tener a mano todo lo para ello se requiere, hasta el tiempo.

La forma y fórmula más extendida es que al llegar al gobierno, que por cierto la que se percibe más acertada para hacer con libertad, suele ser la vía de la fuerza, es expropiar a todo el mundo, desde una bicicleta para arriba. Y lo que más entristece a Marx, es que ese disparate se lo atribuyen a él. ¿Cómo imaginar a Marx sonreído, viendo a un soldado o agente del "nuevo orden", en navidad, persiguiendo a un muchachito, para expropiarle la bicicleta que le "puso" el "Niño Jesús"?

Eso lo vi, haciéndolo, mediante un video a un soldado israelí, a un niño palestino y me dio una rabia enorme.

Llegado aquí, con mis bellos recuerdos, en este caso el relativo a mi entrañable amigo Rómulo Henríquez Navarrete, "Romulito", nunca olvido cuando finalizando el siglo XX, en unas de las tantas conversaciones que tuvimos en su casa, cuando yo iba a Caracas y le visitaba, me dijo, "menos mal que nosotros", se refería a los miristas o militantes del MIR, "no llegamos al gobierno, porque la mentalidad dominante, estaba predispuesta a quitarle hasta las bicicletas a los carajitos". Estábamos embargados y embriagados por el hacer de los cubanos y la idea que el socialismo empieza cuando por la fuerza, el Estado, un ladrón muy audaz y codicioso, se apodera de la propiedad privada existente, bajo la cursi "idea" de repartir.

Decía Marx que, ese cambio sólo sería posible cuando las fuerzas productivas alcanzaran su mayor nivel y desarrollo y eso pasa por contar con trabajadores, experimentados mediante un rico y paulatino proceso de aprendizaje, práctica, convertidos en "dueños" de su propio destino y responsabilidad. Los trabajadores, en el capitalismo, en fin de cuentas, no son más que unos "esclavos modernos" de los amos del capital, sea este un particular o el Estado. Es más sensato pensar que esos trabajadores, por su iniciativa y estímulo de la vanguardia, deberían aventurarse a crear relaciones de carácter socialista, lo que haría posible generar una base estructural y cultural, para no dejarse aplastar, no sólo por los embates de la clase capitalista, sino del Estado mismo.

"El particular", es "el amo que engorda al caballo", cuida con celo, que su propiedad, sea cada vez más rentable. El Estado, suele ser indiferente, porque la gerencia, generalmente "muy ocupada en otras cosas relacionadas con su futuro", le da igual "si el caballo como o no come" y los "esclavos modernos", ahora del Capitalismo de Estado, donde para nada se les toma en cuenta como para que sientan ganados a cuidar al caballo, que saben no es suyo, terminan comportándose como si la empresa fuese privada; que en verdad lo es, pues tiene dueño, "el Estado". Pero un dueño muy mal gerente.

El mal llamado "socialismo" soviético, que se planteó desde comienzos del siglo 20, como una alternativa ante el capitalismo occidental, no pasó de ser una formación capitalista de Estado que se deshizo como un bloque de hielo expuesto al sol.

La formación generada por las luchas de los combatientes liderados por Mao, que tuvo el mérito enorme de acabar con el primitivismo feudal, en aquel enorme territorio y unificarlo, entrado en crisis donde hasta el propio liderazgo había caído en lo mismo y de manera muy seria, afortunadamente, entró en una etapa de profunda revisión, lo que implicó la lógica sustitución del viejo liderazgo, pues se había equivocado y llegado al desgaste y además produjo una respuesta diferente, dado que el mundo es como es y no como uno lo imagina, donde se le dio cabida a los capitales existentes y los provenientes de fuera, hasta de Estados Unidos mismo. Por eso, China, es hoy lo que es, que no es socialista, pese ellos así se definan por razones nada difíciles de entender. Tanto que, la figura de Mao, a esta altura está apagada u oculta en muchos espacios oficiales y el "único" partido existente se llama Comunista, como por un "no dejar". Pero, posiblemente llegue que tal asunto sea sometido a revisión. A lo mejor están en eso.

Pero sin duda, China se convirtió de las cenizas, en una de las primeras potencias del mundo capitalista en breve tiempo, la que más crece y sus choques con Estados unidos, nada tienen que ver con definiciones o consignas ideológicas, sino al hecho real y verdadero que, compiten por el control o funcionamiento del mercado mundial, la hegemonía o el multipolarismo. Tampoco China es la URSS, donde por el capitalismo de Estado, este podía, sin dificultades ni limitaciones, ayudar como con excesiva generosidad a un aliado en dificultades sin esperar a cambio pago crematístico o en divisas. Solo esperaba solidaridad para ayudar a expandir sus visiones por el mundo.

El gobierno cubano, por razones no sé si bien estudiadas o no, como que yo diría, se dejó llevar por eso que solemos llamar una fiebre, desde sus primeros momentos abordó el asunto con una carta o modelo, según el cual, la justicia social y el reparto equitativo o lo que Marx llamó la igualdad, era un asunto de descomponer rápidamente el orden existente e imponer uno nuevo, "idealizado y bonito" y por ello se desató en una política veloz de expropiaciones. Fue la forma que pareció hallar de distribuir equitativamente desde el primer momento, sin atender la realidad de la vida y el movimiento. Lo de producir no fue prioridad, sino repartir los panes que encontraron. Pienso en Confucio con aquello de "no le des un pez, enséñale a pescar".

Esto desató de inmediato una descomunal huida de distintos factores y universos poblacionales hacia Estados Unidos y la generación allí de una fuerte oposición. Lo que se agravó con la crisis de los misiles y la promoción del gobierno cubano, mediante la ayuda de la URSS, de la lucha guerrillera en América Latina.

A la izquierda venezolana en su determinante mayoría, sólo la unía una cosa o unas pocas cosas. Su solidaridad con Cuba, vista como una víctima y la veneración de las figuras más importantes, Fidel y el Che Guevara, que las luchas de la "sierra Maestra" generaron.

El discurso y la gestualización de ambos que, si bien sólo son cosas formales, distantes al hacer, forman parte del acumulado cultural de la mayoría del universo de nuestra izquierda. Pero justamente, sólo porque se tratan de cosas formales, muy difusas, nuestra izquierda ha estado por años por demás distanciada. Cada quien a esos discursos los usa a su manera, ni siquiera escrutan si algo les asocia a la verdad.

Por eso, pese parecieran manejar el mismo discurso, como la necesidad de deshacerse del control del capitalismo externo o imperialismo y la construcción del socialismo, lo que creen posible en lo inmediato, tanto que en su lista de tareas está de primero, como si eso fuese posible "parirlo" o sacarlo de una bolsa de lotería. Pero por esa visión mágica no han podido elaborar una táctica y estrategia común para las reales y posibles tareas inmediatas. En esa izquierda, hay grupos e individuos seriamente enemistados, pese están embargados de los mismos sueños, atrapados por las mismas letanías y "fórmula mecánica" para hacer andar al mundo.

Las sanciones con las cuales el capital de EEUU, mediante el gobierno, con el aplauso de sus socios internos, acosa a Venezuela, definida de manera exagerada como "un peligro" sustantivo, por un discurso en veces hasta como infantil, por demás retórico y una estrecha amistad con un país necesitado de ayuda como Cuba, nos llevó a una crisis sin precedentes.

Aquí la responsabilidad está dividida. Se trabajó bajo el tono y forma de un discurso que nada tenía que ver con lo que en la realidad acontecía. El gobierno en ningún momento ha hecho nada serio que tenga que ver con el socialismo. Las expropiaciones verdaderas fueron de poca significación y aún habría que ver si de verdad no fueron justificadas. Pero la mayoría de ellas, no fueron tales, son todo lo contrario. Casi siempre se trató de empresas al borde la quiebra, hasta por razones distintas a la actividad económica misma, como la empresa de Ferris que transportaba a Margarita y las de la familia Cirigliano en Barcelona, en cuyos casos el gobierno más bien favoreció a sus dueños. Y, en casi todas esas expropiaciones de empresas, al borde de la quiebra, también se intentaba favorecer a los trabajadores para que no quedasen desempleados; pero la nueva gerencia, la del Estado, terminó siendo, hasta por razones ajenas a ella, sino por el enigma estatal, tan ineficiente como la privada que había prevalecido en ellas. Cuando hablo del enigma, los vericuetos del Estado, no dejo de acordarme de Kafka y "El proceso".

Pero no hay que olvidar, pues allí ha habido mayores daños, la gestión de toda naturaleza, diplomática, política y hasta llena de idioteces de la oposición, que ha pedido y sigue pidiendo sanciones, guerra y hasta una invasión, mantuvo por años el país en ascuas con aquellas guarimbas y luego con la payasada de la presidencia interina

Hasta aquí sólo unos cuentos, pero hay muchos. Eso sí, el socialismo no es como hacer una arepa o freírse un huevo, lo que voy a hacer ahora, a la 1.19 p.m., para desayunarme, pues el café lo tengo listo desde que me levanté.



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Eligio Damas

Militante de la izquierda de toda la vida. Nunca ha sido candidato a nada y menos ser llevado a tribunal alguno. Libre para opinar, sin tapaojos ni ataduras. Maestro de escuela de los de abajo.

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