Gustavo Petro, ¡por favor amigo!, “jala pero no te guindes”. ¡Mirando ahí mismito!

¡Mande jefe! Eso solía decir Cantinflas, creo que, en aquella película titulada "El gendarme desconocido". Y lo recuerdo porque veo a Petro y otros más, en la idea que, lo importante es llegar y mantenerse en el poder, lo mismo que pareciera preocupar a Maduro, sólo que aquellos se declaran acólitos antes de tiempo, sin que les sometan a la fuerza. Maduro en eso ha sido llevado a pulso, bajo protesta, pataleando, como cuando a alguien llevan al cadalso. Hay en éste algo como dignificante. Por lo menos, tiene el mérito de haber intentado nadar contra la corriente, haberse opuesto, hacer las cosas difíciles, guaraleado y caído en la nasa ya agotado y seco.

Una de las "sutiles" maneras, inventos de "sugerir" sumisión al jefe, es declararse enemigo de quienes no se tiene necesariamente por qué hacerlo; les basta mantenerse discretos y a distancia, pensando en el futuro, pues tal como anda el mundo, cabeceando, pudieran estar aquellos, aunque modestamente, entre los necesarios aliados.

El mundo de hoy es rico y novedoso. Hay de todo. Ha hecho realidad sueños, predicciones o simples ocurrencias como la de aquel Dick Tracy, policía americano, de las tiras de los diarios creado por Chester Gould, de los años 30 del siglo pasado, que usaba un reloj pulsera que era, más o menos, lo que hoy, un teléfono inteligente. Sólo falta por ver, por allí vendrá, aquello que hemos visto en "Perdidos en el Espacio" y otras tantas películas, uno de esos aparatos que desmaterializa las cosas, las vuelve ondas y traslada de un sitio a otro, como lo hace con la voz y las imágenes a través de cables, digitalmente y satélites; las que llegadas a su meta retomarían su originalidad, volverían a materializarse. Lo que significaría acabar con la aviación, los vehículos de carga y pasajeros y todos esos parapetos molestos y consumidores de energía. Entonces, uno llamaría al carnicero, hasta le pagaría por adelantado, pues para eso ya existe el pago móvil y él pondría en su máquina – así la llamo, pues no se me ocurre otra palabra – el pedido, que llegaría a la mía al instante; o yo iría y vendría con mi carga al instante. Entonces, esa "novedad" que ahora llaman Delibery o el simple muchacho repartidor, que siempre ha existido que, usando su bicicleta de reparto nos traía lo pedido, quedarían en el pasado y con alguna referencia en los museos.

Y esos cambios, como el lector bien lo sabe, se dan en todos los niveles, disciplinas y espacios. Acabamos de ver como una alcalde, un diputado, no conformes con amasar una fortuna valiéndose de sus cargos en operaciones tenidas como moralmente válidas, tal como obtener créditos para no hacer nada, pero sobre todo no pagar nunca, volverse contratistas, intermediarios y hasta simplemente cogerse los reales que manejan por razones de sus cargos, optaron por meterse en un negocio más lucrativo, el de usar el poder, la figura, representación y hasta la inmunidad, para contrabandear drogas.

La figura del revolucionario y las revoluciones sociales, han sido sustituidas por proyectos destinados a la "solidaridad" o acuerdos políticos económicos con las distintas potencias del multipolarismo que se disputan el mundo y, en el más bajo nivel, por repartidores de cajas de alimentos y repetidores de consignas.

Porque, en el hacer política, los cambios son sustantivos. Uno de los ejemplos más significativos de los últimos tiempos lo encarna Gustavo Petro. Aunque en lo mismo andan Boric, de Chile y Pedro Castillo de Perú.

Debo admitir, hasta para que el lector tome en cuenta mi equilibrio, que he sido callado partidario de la candidatura de Petro y hasta lo sigo siendo. Pero como sabrán quienes me leen con frecuencia, mi oficio no es el de hacer política, eso de dedicarme a defender a alguien o algo por compromisos o eso que llaman razones "ideológicas", sino intento ser un analista libre, pese no hay nada más incómodo que esto, pues uno nunca termina agradando a nadie. Alguien me acaba de decir por tuiter, más o menos esto, "Ud. Avanza y retrocede. Una vez está de un lado y otra de otro". Más o menos me llamó oportunista. Y es que cree nuestro deber leer la realidad en función de la lealtad al partido, al gobierno o la oposición y no como ella viene. El cree que la realidad tiene una sola cara, como un afiche pegado a la pared.

Quisiera que Gustavo Petro gane las elecciones, no está en contradicción con lo que ahora diremos. Y lo vamos a hacer, pues es nuestro deber y también como leemos lo que ocurre.

Ha dicho Petro, "La imagen de Maduro no es de un líder de izquierda, es un integrante muy conservador de las facciones más regresivas de la política mundial que están tratando de defender que el mundo permanezca en una economía fósil".

https://www.aporrea.org/ideologia/n371210.html

En mis tiempos, hubiese dicho aquella frase que, si mi memoria no me falla, leí por primera vez en una edición de "Tribuna Popular", periódico dirigido entonces por Gustavo Machado, "eso parece un morrocoy con gallo".

Pues si bien es cierto a Maduro se le pudiera calificar como no de "izquierda", no sería por las razones dadas por Gustavo Petro. Como que no es verdad que es "integrante de las facciones más regresivas de la política mundial". Puede ser que EEUU lo tenga ahora agarrado, como decimos los cumaneses, "por el gañote", pero no es integrante de esa "facción". Y si se refiere a sus relaciones con China y Rusia, no creo sean estas economías y políticas de esas que mal califica Petro.*

Tampoco es valedero calificarle así por el petróleo, sino por los compromisos que el presidente venezolano ha venido contrayendo con las clases dominantes; esos derivados de la Ley Antibloqueo, de Zonas Económicas Especiales, su política salarial y hasta lo más reciente, la indexación de los créditos, que podría condenar a quien compre una casa o un vehículo por ese medio, a esclavizarse, pagarlo toda la vida, hasta el infinito. Una de las primeras trampas del capital que Chávez desactivó. En materia petrolera, Maduro más parece decidido que otros, que no sea el Estado, se encarguen del negocio, por eso ha hecho casi un himno de la expresión, "ha llegado a su fin el rentismo". Y pensar que de él depende la permanencia de lo que Petro llama "economía fósil", no parece muy inteligente, ni siquiera como artimaña para engañar incautos.

Lo fundamental para Petro, no es analizar el significado del petróleo y las posibilidades que este recurso ofrece a quien lo posea para implementar un programa de desarrollo y crecimiento independiente y diversificado, eso de lo que todo el mundo sabe y habla, no sólo él, sino deslindarse de Maduro. Y más que esto, enviar un mensaje, a quién o quiénes uno sabe, que él, pese su pasado, ahora es un muchacho bueno, "lo de ultroso es asunto del pasado", en quien se puede confiar. Y tanto que Biden y EEUU, parta él, no están entre "las facciones más regresivas de la política mundial".

Petro condena a Chávez por haber rescatado el precio del petróleo, medida siempre repudiada por EEUU, tanto es así que, hablando del fallecido comandante dijo, "intentó desligar a Venezuela del petróleo, pero fracasó. Fracasó porque lo sustentaba sobre la base de elevar el precio del petróleo". Eso es lo que he puesto en discusión en Colombia."

No es posible encontrar un análisis más disparatado, indigno y pro imperialista. Dice, como por un cargo de conciencia, que Chávez "intentó desligar a Venezuela del petróleo" y "fracasó", "porque lo sustentaba sobre la base de elevar el precio del petróleo". Y es tal como lo hemos calificado, pro imperialista, porque tal aseveración además de falsa, risible, implica ponerse de parte de los grandes consumidores del hidrocarburo que siempre han intentado imponer precios viles en esa materia prima y condenar a Chávez por una tarea que exige mucho tiempo. Tanto que el rentismo petrolero venezolano ya rebasa los 100 años.

Pensar que Chávez gestionó para se elevasen los precios del petróleo por lo que Petro dijo, es falso, ridículo, hasta una manifestación de ignorancia, mala fe o servilismo. Desconoce o pasa por alto, para acomodar sus opiniones, que una de las causas del "Caracazo", el golpe mismo de Chávez el 4F y la ruina de la IV República, se explican en las viejas políticas rentistas por ella aplicadas y el bajísimo precio del hidrocarburo de ese entonces. Apenas 7 dólares por barril, impuesto por EEUU y los grandes consumidores, torpedeando la OPEP y logrando que sus miembros, empezando por Venezuela, irrespetasen las cuotas acordadas en el cartel. Con aquel insignificante ingreso mal se podía pensar en un proyecto grande. Si algo importante hizo Chávez por Venezuela y la OPEP fue rescatar el precio del hidrocarburo, que aun así, es inferior al de las drogas, un buen negocio de la oligarquía y mafias de Colombia del cual Petro no habla.

Hay mucho de cierto que las otras políticas de Chávez y las posteriores, no fueron ni han sido las pertinentes para superar el rentismo y en eso hay mucho de las culpas de lo que ahora acontece; peso no es cierto y sí hay muy mala fe, por lo acomodaticio, afirmar que "la perspectiva era vivir del petróleo pensando que así se podía salir del petróleo." Esto es un invento de Petro y una salida facilista para explicar la historia reciente de Venezuela de manera que satisfaga a quienes en verdad él se dirige y trata de caerle en gracia. Aparte de suponer a los venezolanos todos, los descendientes de los más grandes entre los libertadores, en el pensar y hacer, idiotas o atontados por los efectos secundarios del petróleo.

Es esta una manera muy acomodaticia de abordar un proceso complejo. Y lo es más, cuando Petro, en ningún momento hace alusión a las acciones inamistosas de EEUU y hasta de Colombia misma, como el bloqueo, que intenta acorralar a quienes gobiernan, haciendo la vida insoportable a los venezolanos y las agresiones desde su país, al que tanto hemos ayudado. Lo que no implica aceptar que todos nuestros males vienen del bloqueo estadounidense, el que hasta ha sido exitoso por las malas políticas de antes, cuando y después de Chávez.

También ignora Petro que, para romper con el rentismo, hace falta más que un gobierno, unas clases que asuman esa tarea y no se conformen con los créditos del Estado para importar lo terminado afuera, hasta con materias primas nuestras y aprovechando al máximo lo barato de nuestra mano de obra. Esto que hemos visto, es el fracaso de los gobiernos todos y las clases dominantes. Como son culpables los gobiernos y los negociantes de la droga en Colombia que ese hermano país sufra tantos males, los cuales Petro habrá que enfrentar, como los frecuentes asesinatos de tanta gente, sobre todo de luchadores sociales,

El fracaso de Chávez, hasta donde le corresponde tal responsabilidad, tiene un límite y hay muchos detrás de eso.

Pero creo que exagera y hasta miente, con tal de distanciarse también de Chávez, como luego lo hace de Fidel, pese haya mucho de verdad en lo que dice, cuando afirma que lo de Cuba "es la estatización exacerbada y de modelos autoritarios de conducción política."

Y más que mentir o exagerar, dice un disparate o pretende hacer creer que los venezolanos somos unos idiotas; como que Chávez, según él "privilegió" subir el precio de las materias primas", refiriéndose al petróleo, en lugar de "salir de ellas". Con lo que parece querer decir, salir del rentismo. Y entre una cosa y otra no hay contradicción, pero si se nota su condena a Chávez por haber gestionado subirle el precio del petróleo a los grandes capitales consumidores, mientras creaba Petro- Caribe, a lo que no hace referencia, para ayudar a los países del área con precios ajustados y hasta los pobres de Estados Unidos mismo.

Es obvio que Petro intenta, agrediendo, subestimando y difamando a quienes declara como sus enemigos principales, ganar indulgencias para llegar al cielo. No sabe que se está poniendo ya el dogal y restándose aliados, sobre todo en el muy amplio movimiento antiimperialista suramericano.

El petróleo, pese los efectos nocivos que pudiera producir al medio ambiente, sigue y seguirá por años, utilizado, comercializado para las necesidades humanas y para que muchos incrementen sus riquezas. Hoy mismo hemos tomado de un trabajo de Luis Britto García, unas cifras, que en tantos espacios se hallan, pero citadas por él de un sitio específico, según las cuales:

"para 2016 estas últimas – se refiere a las energías no fósiles - aportan apenas 19,3% del consumo energético mundial (REN21. (2017). Renewables 2017 Global Status Report. https://goo.gl/Pc2WuA). Por otra parte, predice el Banco Mundial que para 2040 el consumo mundial de energía aumentará 60%. ¿Es posible que en apenas 27 años las fuentes alternativas cubran el creciente consumo energético global? ¿Y a qué costo?"

Citamos lo anterior para mostrar cómo el petróleo no podrá ser sustituido totalmente, ni siquiera en gran medida, en los años inmediatos para los fines que ahora se viene usando. Que todavía queda tiempo y posibilidad de aprovecharle para implementar eso que Gustavo Petro piensa debe hacerse y la mayoría de los venezolanos quiere. Tanto que, intentar caerle en gracia a EEUU, cuyos capitales buscan energía barata, descalificando el valor real y estratégico para nosotros del petróleo, no es propio de quien se exhibe como un genuino hombre de izquierda. Y si su preocupación, como pretende hacer creer, es lo nocivo de esa forma de energía, la solución más inteligente no parece ser venderla más barata pues aceleraría el uso de ella.

Pero pareciera suceder que el aspirante a llegar a la Casa de Nariño, estuviera muy interesado en ganarse la simpatía de la Casa Blanca, no sólo mostrándose distante de Chávez, Fidel y Maduro, más allá de lo debido, sino reclamándonos vendamos más barato nuestro recurso natural.

Ignora o subestima la prudencia y la necesidad de mantener las mejores relaciones entre quienes en verdad saben que el imperialismo, sea cual sea, pero sobre todo el más cercano, el que siempre nos ha agredido, es el enemigo fundamental y primero de todos los pueblos de América Latina.

Y observa uno, como Petro, en esa entrevista, como en las tantas veces que declara a la prensa o lanza sus mensajes, no asume con valentía y honor lo deplorable y penoso que significa un país como el suyo, atrapado por el círculo de hierro de la droga. Un mal y un poder tan diabólico que de cualquier rincón o rendija salta y en lo que está metido el capital estadounidense.

Sería muy triste que Petro, por el deseo y sueño de ser presidente de Colombia, llegue como dijo Pedro Pablo K, expresidente peruano, "de perro faldero". Es bueno ser realista, prudente, discreto, no bocón y es muy malo volverse adulante y divisor de sus aliados históricos.

*Ùltima hora: Terminando este trabajo hallé esta noticia. Tendrá esto que ver con el calificativo de Petro de "las facciones más regresivas de la política mundial."

https://ultimasnoticias.com.ve/noticias/mundo/embajada-rusa-acusa-a-colombia-de-buscar-enemigos-ficticios/



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Eligio Damas

Militante de la izquierda de toda la vida. Nunca ha sido candidato a nada y menos ser llevado a tribunal alguno. Libre para opinar, sin tapaojos ni ataduras. Maestro de escuela de los de abajo.

 damas.eligio@gmail.com      @elidamas

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