Pueblo zombi Vs Pueblo consciente

Crisis económica, crisis cultural

Llegamos al llegadero, refrán común y viejo adagio popular que desempolvan nuestros mayores, en las calles, avenidas y transportes públicos. Rezan así, en medio de una efervescente angustia, producto del triste y doloroso momento histórico social que vive nuestra madre Patria, golpeada patria Venezuela en este primer lustro del siglo corriente.

Estamos sin duda, ante un periodo especial, una especie de resistencia humana provocada por la colosal maquinaria de la economía mundial, aupada por la propiedad privada, sin medir consecuencias, sin pensar en niños, niñas, ancianas y mujeres encinta, parte de la población más vulnerada, a quien le acarrean los dolores y distorsión psíquica, sufrimiento peligroso que puede devenir en lamentables resultados.

Estamos viviendo un convulso disparate, técnicamente llamado Crisis económica, producto de complejos mecanismos, variados elementos que parten de un odio falaz, una desmedida locura de vaciar sus sentimientos simplemente por no alcanzar un triunfo democrático en las elecciones presidenciales del país o por ver cada día al Presidente Nicolás Maduro en las riendas de Miraflores.

La ultraderecha venezolana, dentro de su ignorancia y su incapacidad de pensar y saber, se alió con la burguesía internacional para descalabrar el país y frenar el imprescindible e incuestionable ascenso que alcanzó nuestra nación desde 1998 con la llegada de la Revolución Bolivariana y su Comandante Hugo Chávez.

Ahora bien, permítanme destacar algunos puntos claves, en comparación a dos experiencias similares que sufrieron otras dos naciones, por estar resueltas en liberarse con las fuerzas populares. La primera es el Periodo especial que sufrió el hermano pueblo Cubano los años 1990 y 1991, recrudeciéndose hasta 1997. Quienes vivieron esos momentos nos cuentan en carne viva, lo duro que fue la resistencia y, la abierta creatividad que despertó la nación. Aun con todo el embargo, como siempre, disparado desde el gobierno asesino de norte América, se supo levantar, atacar los embates y superar los modelos de producción, jamás se agudizó el hambre, por ende, el deporte, la atención social, la educación y la cultura vivieron momentos estelares que profundizaron su calidad intelectual.

Un elemento interesante fue la toma de los medios de producción privada, gesto y acción que permite sin duda alguna, disminuir o eliminar los saboteos y desestabilización de políticas económicas, pues se tiene el estricto control y se maneja con confianza el desarrollo de la economía. Es el pueblo quien se gobierna, quien se administra. En Venezuela, con esta extraña “dictadura”, la empresa privada hace lo que le da la gana, desestabiliza, incrementa los precios, baja la producción, exporta los alimentos nacionales (generados con divisas locales), promoviendo la escases y la mortal crisis alimentaria.
El segundo ejemplo que traigo es el triste tiempo que soportó Corea del norte, donde el 10 % de la población perdió sus vidas entre hambruna y enfermedades, impuestas por capricho del gobierno gringo.

Ahora bien, estamos en Venezuela, tomando con seriedad la verdadera y real emergencia, con disciplina y gallardía, aunque lento y no del todo organizado, los esfuerzos por brindar la paz, alimentación y armonía social son loables, pues el coñazo que se nos sigue dando desde Colombia, Brasil, Perú, Argentina y Francia, comandados todos estos tristes títeres por el nocivo gobierno de los estados unidos, deja despiadadas cicatrices en el alma del pueblo venezolano,

Como resultado final, es de saber, que la crisis no viene desde el seno del gobierno local, no es solamente de Venezuela, es una crisis mundial que sufren los pueblos, encadenados por unos pocos capitalistas, que desangran las naciones en busca de desencadenar quizá una guerra mundial. Pero se están pudriendo en sus propios males y odios, en tanto Venezuela reafirma su convicción con el amor y la alegría, su lento pero constante camino hacia la recuperación de la economía nacional, nos brinda buenos augurios, claros horizontes que se es necesario informar con suma claridad, pues, desde una cola para comprar o intentar conseguir algún producto, jamás se debate, menciona o nombra estos temas con precisión, por lo contrario, se rumoran divagaciones, tergiversaciones, lejos de la verdad, hipnotizados por campañas y matrices negativas, que desvirtúan la verdad de los acontecimientos.

La resistencia que vivimos a diario, nos debe enseñar a creer más en nosotros como pueblo, saber de dónde vienen las balas, quiénes son los asesinos, dejar la perversa práctica de apuñalarnos por un pan, un kilo de maíz, una bolsa de arroz, alentar a los bandidos llamados “bachaqueros”. Es de suma importancia, entendernos como humanos, levantar la moral y la sabiduría popular, articular esfuerzos y criterios con los entes gubernamentales, y este a su vez, sensibilizar la confianza en el pueblo para combatir la desgraciada corrupción, hundiendo a los demagogos que obstaculizan el sueño revolucionario.

Aquí nadie se rinde, los valientes nos quedamos en la patria, sembrando, produciendo, amando y viviendo, porque creemos en ella y en su pronta sensatez, la cercana armonía de la sociedad venezolana.


plenilunioensolmayor@gmail.com


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