Yo no tengo la culpa de que las cosas no sean tan bonitas como la pintan

Escribir se está haciendo algo difícil para quienes como yo a veces no concordamos con las políticas del gobierno. Digo dificil, porque cuesta un ojo de la cara que nos publiquen un artículo que desafine con el canto gubernamental.

Yo pasé varios años de mi vida combatiendo el engaño, las mentiras y los espejismos de un pais feliz que nos hacían ver los corruptos y asesinos gobiernos de la cuarta república. Por lo tanto ya estoy bastante mayorcito para que me engañen como a un hambriento con un mendrugo de pan. Nuestro pais ha cambiado mucho en estos últimos catorce años. Ha cambiado para bien y para mal. Para bien, porque nuestro pueblo ha visto mejorar su calidad de vida con las medidas sociales hechas por el gobierno de Chávez. Para mal, porque estas mejoras no fueron conseguidas por medio del trabajo productivo y enaltecedor. No, ellas fueron logradas gracias a un gobierno que en vez de poner a trabajar al pueblo lo convirtió en un pedigüeño que quiere que todo se lo regalen sin hacer el más mínimo esfuerzo por tratar de superarse, tal cual como sucedía en los tiempos del punto fijismo.

Hay cosas de la vieja que no han cambiado en esta "nueva" república. Por ejemplo el seductor clientelismo político. Todos quieren vivir de la renta petrolera para sacarle el mejor provecho. La impunidad, la corrupción, el nepotismo, el amiguismo, el compadrazgo, el cuánto hay pá eso, sigue tan igual o quizás peor que antes.

Entonces, yo que siempre voté por Chávez y luego por Maduro, ¿Tengo la culpa de eso? Se que no. La culpa la tienen quienes traicionaron la fe que puse en ellos porque creí en ellos. Me dijeron que eran socialistas y resultaron ser políticos que no tienen ni idea de lo que es socialismo. Resultaron ser repartidores de cargos burocráticos para amigos, allegados y familiares.

No, yo no tengo la culpa de que ellos esten destrozando la economía venezolana manteniendo el viejo sistema capitalista. Yo no tengo la culpa de la alta inflación que devora el flacuchento salario mínimo. No tengo la culpa de que los alimentos básicos no aparezcan por ninguna. No tengo la culpa de la especulación, de la inseguridad, de la alta corrupción en todas las instituciones del estado, de la impunidad. No tengo la culpa de que Nelson Merentes y Giordani, esten jugando a la candelita con la economía venezolana.

No, yo no tengo la culpa de que la deuda de Pdvsa, de 153.000 millones de dólares sea superior a la deuda del estado que es de 88.919 millones de dólares. Que Pdvsa tenga deudas por cobrar de 41.700 millones de dólares y que de esos millones 20.000 sean de miembros de Petro Caribe.

Yo no tengo la culpa que sumando la deuda externa de la república con la de Pdvsa, nos de la increible cifra de 230.000 millones de dólares. Que nuestras exportaciones no petroleras no alcancen ni siquiera el 4% de las mismas. Que nuestra balanza de pago sea negativa. Que importemos el 30% de los alimentos para poder comer.

Yo no tengo la culpa de que nuestra economía marche tan mal. No tengo la culpa de que el gobierno no pueda cumplir este año con las 380.000 viviendas que piensa construir ya que en dos años (Abril del 2011 a Abril del 2013) apenas pudo construir 399.823 viviendas.

No, yo no tengo la culpa de que las cosas no sean tan bonitas como nos la pinta el gobierno. La realidad nos dice todo lo contrario de lo que ellos dicen. Nos dice, que seguiremos por muy mal camino de continuar las cosas como estan. La realidad está a la vista de todos, ella no miente. Ella no se ve en el Country Club, ni en VTV o en Globovisión. No, ella se ve en las calles, en los barrios, en los cerros, en los caseríos y pueblos. Se ve en el campo y en la ciudad. En las colas para comprar alimentos, en las colas para montarse en el metro o en el ferrocarril. En los destartalados ferris. En los abusos de las aerolineas al no cumplir con los horarios. En los abusos de policías y militares. En la basura que nadie recoge. En la carreteras nacionales que nadie repara. En las fallas de los servicios públicos.

No, yo no tengo la culpa de todos estos males del capitalismo. Escribo todo esto con mucho dolor, pero con algo de esperanza porque estoy seguro de que todos los que estan dentro del gobierno son malos y porque del coraje, la bondad y el corazón de los buenos saldrá el golpe de timón que todos estamos esperando.


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Nelson Jesus Lanz Fuentes


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