La información económica

El trabajo de comunicar la información económica con efectividad se ha convertido en una tarea especialmente complicada. Más aún en un escenario perturbado con los certeros ataques de una guerra financiera sin precedentes.

Los medios de comunicación privados tienen una agenda bien demarcada y claramente estructurada en función de sus intereses, mientras que en los medios públicos, prevalece el desconocimiento, la reactividad y la poca, por no decir nula, claridad de objetivos.

El escenario es caldo de cultivo fértil para toda clase de rumores y especulaciones mal sanas. Sin perder de vista que las denominadas redes sociales son canal expedito para que la opinión pública “baile pegao”, al son que le toquen.

El tema del momento son los dólares, todo el mundo, en todas partes y en todos los estratos no habla de otra cosa. La avidez es sólo comparable con la fiebre del oro de la leyenda negra del Western norteamericano.

Nos va quedando claro lo complejo que es construir el socialismo con las armas melladas del capitalismo. Sin caer en falsos moralismos, vamos viendo cómo el mundialmente maltrecho billetico verde aún es capaz de doblarle las rodillas al que más. La virulencia de los ataques ha sido tal, que el riesgo “de caer en tentación” sólo muy pocos lo resisten.

Si a eso sumamos que las políticas diseñadas por el gobierno se han explicado poco y mal el fenómeno se torna aún más complicado. A más de una semana de la extensa conferencia de prensa dada por el Vicepresidente del Área Económica, Rafael Ramírez, casi nadie ha hablado de los 5 “equilibrios necesarios”, que se han trazado como meta para enderezar el rumbo de una economía que, pese a las torpezas y bajezas, todavía cuenta con tremendas fortalezas y enormes potencialidades.

Al equilibrio cambiario, junto al equilibrio del circuito de la importación-producción-consumo, se suman los equilibrios que se buscarán en la esfera del gasto-ahorro e inversión. Todos se complementarán con el equilibrio de precios y el equilibrio financiero.

En la concreción de esos equilibrios nos va la patria, que equivale a decir la paz, la estabilidad y la seguridad de todos cuantos habitamos esta tierra de gracia. Nadie dude que sin patria no hay paraíso y que el interés individual jamás debe prevalecer sobre el interés nacional.

En próximos artículos intentaremos esbozar cada uno de estos equilibrios. Es una pelea comunicacional de David contra Goliat, pero ya sabemos qué final tuvo el gigante. Además, ¿qué suerte puede aguardarle a un revolucionario si no aferra a la utopía?


dcordovaster@gmail.com


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