Elecciones limpias en los batallones

Está bien, no votaron muertos el pasado 29 de septiembre, eso es bastante si tomamos en consideración que expertos en resucitar cadáveres en fechas electorales estuvieron en los batallones socialistas. Quizás si lo vemos por allí fueron elecciones limpias. ¿Y cómo hacemos con el tipo que falsificó su dirección de habitación a fin de ser ubicado en un batallón de un sector donde no vive? Ah, eso es un caso, a lo mejor entre miles o, mejor, entre millones, porque de repente quisimos tener un partido socialista grandote.

No sé si a usted le pasó, pero a mí el sábado 29 de septiembre se me vinieron a la mente las imágenes de aquel amanecer del 14 de abril de 2002 cuando el Camarada Hugo Chávez, de nuevo en Miraflores, mientras la gente tomaba las calles y avenidas, tuvo la pésima idea de pedirle a los ciudadanos y ciudadanas que volvieran tranquilos a sus casas, que cesara el movimiento insurreccional y todo retornase a la calma. Error que fue completado al tomar aquel nefasto Cristo de hierro y apretarlo, al tiempo que llamaba a una especie de abrazo de paz y amor, y aquí no ha pasado nada.

Imagen clarísima que se me vino cuando vi a Nino Rojas Castillo, 41 años de dirigente copeyano, 4 períodos como concejal al servicio del puntofijismo y la tracalería, eufórico alentador del Alcalde Porlamar –en Margarita- para que éste tomara por asalto la gobernación de Nueva Esparta el 12 de abril de 2002 y declarara la persecución de chavistas, animador del paro contra el Camarada Presidente en el 2002-2003, firmante contra el mismo camarada Chávez para que éste saliera del gobierno en agosto de 2004 y, seguramente, celebrador de la masacre de Cantaura, pues fue un gobierno suyo el causante de la misma, movilizando a los aspirantes a militantes para que lo eligiesen como Vocero del Batallón 2 de Los Conejeros-La Chacalera.

Fue de los que el 12 de abril salió a la calle a celebrar la caída del Camarada Chávez, a quien calificaba de dictador, tirano, asesino y nosécuantas cosas más; pero no lo hizo enceguecido por los medios, sino como dirigente partidista del puntofijismo. Fue de los beneficiarios del fatídico Cristo de hierro que apretó el Camarada entre sus dedos. Fue de los que volvió a la conspiración y en agosto de 2004 firmó en el referéndum para revocar al líder de este proceso.

Ahora está dentro del PSUV con rango de vocero, a lo mejor podrá estar muy cerca del Camarada Chávez y con su corbata y su zanganada y sus brazos abiertos como un Cristo Crucificado podrá mostrársele como el chavista más puro del país. Y como a nuestro Camarada Presidente lo engatusaron Miquilena, Rosendo, Jordán Hernández, Arias Cárdenas (dos veces) y muchos más, nada raro es que termine llamando hermano, tío o compadre a Nino Rojas Castillo.

Así de limpias fueron las elecciones, y aceptamos el resultado. ¿No será que nos equivocamos al desmontar el discurso presidencial del 15 de diciembre de 2006 y pasamos a querer un partido con las puertas muy abiertas?

¿O será que tengo un espíritu intolerante? Pudiese ser, o es que me tomo muy en serio eso de formar un partido revolucionario; no sé, es que uno da ese paso como muy comprometido y comprometedor.

De todas maneras, quien más arriesga es el Camarada Presidente, a lo mejor él sabrá que hace con los tipos Nino Rojas que se le colearon.


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Pedro Salima


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