Guerras contra el pueblo

Los venezolanos estamos padeciendo varias guerras al mismo tiempo; aquí, algunas de ellas.

Guerra del imperio contra nuestra independencia económica. Hay personas muy distraídas que aseguran que tal cosa no existe. Consiste en que el imperio nos quiere mantener en dependencia política y económica y no permitirnos que seamos una NACIÓN LIBRE y decidamos qué hacer con Venezuela y sus recursos. Y así ocurrió en los tiempos de la IV República con la connivencia culposa de AD y COPEI y contribuyó a que siempre fuéramos una economía de puerto. Esa relación con el policía del mundo le facilitaba el monitoreo y control de nuestra economía y de nuestras conciencias. Esos tiempos, que parece que si volverán, AD y COPEI eran algo así como capataces del “imperio”; se turnaban en el poder y eran simples administradores lacayos de lo que desde allá del norte veían como su patio trasero. En esta fea tarea colaboraron con entusiasmo FEDECÁMARAS y la CEV, para citar dos distinguidos gremios. Conviene recordar que Libia fue invadida porque era una nación libre e independiente y no socialista, pero esa independencia era un mal ejemplo que debía ser eliminado.

Guerra entre cúpulas oficialistas y opositoras. No requiere mucha demostración su existencia y puede apreciarse directamente por los medios. Una de sus manifestaciones visibles es el enfrentamiento público de la AN con los otros poderes. Es una lucha intensa por el poder que da la presidencia de la república, la renta petrolera y la renta envenenada que va a producir el arco minero si no se detiene ahora ese suicidio colectivo.

El Gobierno lucha por sobrevivir; las cúpulas opositoras juegan a profundizar la crisis y a caotizar al país y al Gobierno para propiciar la mayor violencia posible que de coartada a la intervención de los Estados Unidos. Sueñan con muchos muertos; si pueden generarán una guerra civil o una escalada paramilitar dirigida desde Colombia, con su complacencia.

Como víctimas inocentes de esa guerra, nosotros, la gran mayoría de los venezolanos; igual que ocurre en nuestras comunidades cuando se enfrentan dos grupos rivales por el control de territorio.

Guerra” entre las cúpulas del PROCESO y el Pueblo.

¿Todo lo que pasa en el país es culpa de la guerra económica de la que hablan las cúpulas del oficialismo? ¿Se trata de una guerra económica liderada por extranjeros y empresarios como afirma el Presidente Maduro?

Ciertamente hay intereses extranjeros y empresarios criollos especulando y conspirando para su propio beneficio, pero cuesta creer que sea culpa de la guerra económica:

  • El desfalco de CADIVI. Bastante falta que nos hace en estos momentos esas divisas que se extraviaron misteriosamente.

  • La tardanza del Gobierno en reaccionar contra el bachaqueo.

  • La corrupción en los predios del PROCESO.

  • No haber prestado atención a nuestra falta de productividad y ahora estar de rodillas frente a quienes especulan con alimentos, medicinas y con casi todo.

  • Que la Sundde y otros organismos de control de precios no hayan funcionado.

  • Haber abandonado la utopía socialista y obstruir la democracia participativa y protagónica del Pueblo para que no meta sus narices en los asuntos del Gobierno.

  • Que las cúpulas del PSUV le hayan secuestrado el partido a toda la militancia y que lo hayan convertido en una simple maquinaria electoral que se opone a la Revolución.

  • Extraña relación con la burguesía. Últimamente, a esto se refirió Oscar Figuera del PCV: “No se entiende que el Gobierno y el Presidente pueda reunirse con todo el mundo, incluyendo con sectores capitalistas, y no con las fuerzas revolucionarias…”.

Los padecimientos de hoy están de muchos modos ligados a esa lista que podría aumentarse con otras causas y manifestaciones de la crisis. Es imposible pensar que se trata de la guerra económica o de errores propios del PROCESO. Parece mas bien reflejar el rumbo del PROCESO mismo (que ya no va al socialismo) y una manera de gobernar más centrada en la conveniencia de élites políticas y económicas que en el interés de las grandes mayorías nacionales.

La guerra de las cúpulas opositoras contra el Pueblo.

En su afán de desgastar al chavismo la oposición no para mientes en los métodos y se lleva al pueblo en los cachos si lo considera buena idea. Son buenos ejemplos de esto aquella descarga de arrechera de Capriles y la guarimba de Leopoldo López, María Machado y Álvaro Uribe, que constituyeron auténticos delitos de lesa humanidad y que enlutaron a muchas familias venezolanas. Incendiar una universidad entera para crearle caos al Gobierno es cerrarle la universidad al Pueblo y atentar contra él. Destruir unidades de transporte público para menoscabar al Gobierno también es guerra y terrorismo contra el Pueblo. La indolencia y la estupidez de esa oposición que bien conocemos le da para destruir y atacar al país cuando hay caminos legales y constitucionales para encausar su disenso. En vez de ello, prefieren tensar guayas o disparar a un ciudadano que retira la basura que le impide entrar a su casa. Solicitar a una potencia extranjera que nos intervenga militarmente es también una forma extrema de guerra contra el pueblo, como se hace desde la AN clamando por la acción militar de los Estados Unidos o por embargo análogo al que ha tenido que resistir el Pueblo cubano.

La guerra del Pueblo contra cúpulas del oficialismo y la oposición. Comienza a perfilarse en el distanciamiento del oficialismo y de la oposición de sectores y movimientos populares que descreen de ellos. Ahí están Marea Socialista y, de algún modo menos radical lo que queda del Movimiento Democracia Directa, que trataron de ser partido o alternativa para el 6D y fueron víctimas del exterminio fascista desde el Gobierno y con la complacencia igualmente fascista de la oposición. El descontento crece entre el pueblo contra los factores oficialistas y contra los opositores a quienes les conviene esa “polarización” que no deja expresar ni a los sectores revolucionarios ni a una oposición distinta a la que hay en la MUD. Hay bastantes iniciativas políticas distintas a lo que mas se ve por los medios, pero que no la tienen fácil por el muro de contención que suponen el Gobierno y la MUD los cuales han convenido en repartirse entre ellos la democracia representativa exterminando la democracia participativa y protagónica consagrada en la Constitución. En relación con todo esto conviene citar la interpretación de José Vicente Rangel refiriéndose a la reciente encuesta de HINTERLACES acerca del clima socioemocional del venezolano (PANORAMA.com.ve, 26/junio/2016): “Ni el Gobierno Nacional ni la oposición parecen sintonizar con este nuevo tiempo histórico. Los moderados del chavismo y de la oposición se están moviendo al centro político, y junto a los independientes están conformando una nueva mayoría social y simbólica”.

Al Pueblo no le va quedando otra opción que organizarse frente al oficialismo ineficiente, a la oposición entreguista y al imperialismo.


oscar.fmyor@gmail.com



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Oscar Henrrique Fuenmayor Quintero

Licenciado en Educación, mención Matemática y Física, Universidad del Zulia.

 oscar.fmyor@gmail.com

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