La Revolución Bolivariana contra la plutocracia mundial

Es cierto que la plutocracia mundial no quiere que la revolución socialista triunfe en Venezuela como no quiere que lo haga en Bolivia y Ecuador no quiere que Cuba resista más, no quiere que Palestina obtenga lo que le ha sido expropiado injustamente, no quiere que China siga expandiendo su fuerza productiva.

Es de esta forma que decidió en Barcelona, en Sitges, este año, vuelva su furia sobre Hugo Chávez. Se vieron en aquel Aquelarre multimillonario a dos instrumentos del imperialismo enfocados en dilatar, obstruir, tapar, desestabilizar, confundir, difamar, buscar el caos: Gustavo Cisneros y Moisés Naím. Habría que medir la influencia del Grupo Prisa tanto en Europa como en Nuestra América para comprender la magnitud del ataque internacional contra la revolución bolivariana. Habría que medir los recursos que dispone el Grupo Cisneros para darnos cuenta del tamaño de los intereses que tiene la plutocracia en destruir a Hugo Chávez, al pueblo y a la dignidad de una nación y su historia.

Estos lacayos de la plutocracia mundial movilizan toda su estructura de poder mediático y político, económico, militar, religioso y social para confundir a la opinión pública mundial a cerca de la revolución bolivariana. La idea es asimilar a Venezuela como u país forajido y amenaza en la región, estigma que se alía con los diseñados contra Noriega, Husseim, Bin Laden, y otros más productos del Hollywood imperial para grabar en el disco duro de la opinión pública ese estigma de peligro y terror con amenaza.

Gastan millones de dólares financiando ongs y partidos políticos cuya finalidad es el caos, porque no tienen proyecto de nación, buscan entregarle el país a la plutocracia mundial quien se sirve de los recursos básicos indispensables para el sistema capitalista.

La mediana y alta burguesía venezolana apuesta a que en menos de dos semanas el país tome un orden benéfico para echar a Chávez de Miraflores. Y la pequeña burguesía y la clase trabajadora saben que sin Chávez no hay posibilidad de paz en este país.

Durante 11 años la nación optó por una alternativa socialista y en más de 14 eventos electorales lo ha ratificado al mundo. Sólo que esto no convence a la plutocracia mundial. Ella mira sólo su propio bien estar.

Tenemos a diario el bombardeo mediático rigurosamente atacando sin cuartel los cuadros más jóvenes. Intenta confundir a los más débiles a los más necesitados. Mientras que en el proceso revolucionario la gente empieza a tomar conciencia de la importancia radical de ser solidarios con los que están en peores condiciones humanas que nosotros. Y así se abre una cadena de un nuevo compromiso social ayudando a quien más lo necesita.

Esta forma de volver a una naturaleza humana perdida por siglos de capitalismo salvaje asusta a la plutocracia mundial porque genera el retorno a un modo de vida comunitario y justo eternizado por el ejemplo de Jesús en la religión monoteísta.

En su mayoría el  mundo habitado por más de 7000 millones de almas sabe que si no nos quitamos de encima esta plutocracia fascista y suicida habremos de recibir un poderoso ataque que arrasará con la mitad de este número en poco tiempo. Reducción que la plutocracia lo tiene como mal colateral y necesario para subsistir en este planeta mientras puedan conquistar un planeta prometido.

El daño causado a la especia humana se expande al ecosistema donde vive. Y así  la tierra se ha convertido en un cementerio de almas cada día más alterada por las armas geofísicas que pretenden someter una población y un territorio a las órdenes del capital, al yugo de la plutocracia mundial.

Pues bien, la revolución socialista bolivariana se opone a este holocausto en vivo, que no paga indemnización a nadie, y es el resultado del instinto destructivo de la plutocracia mundial capaz de llevarnos al caos total. Recordemos que ella vive de este.

Basta notar como los Mapuches resisten al capitalismo en huelga de hambre y en Venezuela resistimos al capitalismo con votos y organización revolucionaria en tiempos de paz para darnos cuenta que esta segunda década del tercer milenio será caliente y radical. Por ahí se oye con fuerza “solo el pueblo salva al pueblo” y hoy el pueblo venezolano resiste el embate criminal del capitalismo con todos sus recursos tecnológicos y mediáticos atacando a los más débiles.

Vale la pena resistir y organizados ir al frente de la batalla electoral sin miedo y sin caer en las trampas del capitalismo destinadas a obtener la mayor abstención posible. La plutocracia mundial no evitará recursos para lograr este objetivo primordial. Nos mandarán rayos y truenos, caos climático, lodo, naufragio, accidentes, y seguirán ametrallando con las imágenes de violencia y miedo, porque saben que al caer bajo el yugo del miedo el ser humano pierde su naturaleza. Un pueblo con miedo está ya sometido. Cortan la luz el agua, el gas, internet, telefonía, carreteras, televisión y cables, todo con tal de generar el caos.

Resistiremos con la fuerza de una sola bestia solar destinada a ser libre sin mirar las consecuencias de esta conquista milenaria. Hijos de Bolívar hemos nacido y estamos en este momento y lugar para demostrarnos a nosotros mismos que brillamos con luz propia, guiamos multitudes con nuestro acto de rebeldía y resistencia al opresor. Conocemos nuestros límites y vamos decididos a votar a favor de la revolución y en contra de la plutocracia mundial.


Mforti9@gmail.com 


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Mario Forti

Astrólogo, filósofo, músico, tatankisi, escritor, poeta, critico, ddhh, tarotista, taoista, lector, meditación, yoga, sanación, terapias shamánicas integradoras

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