La pelea del siglo: Nicolás Maduro Vs Donald Trump

Sorprendentemente el centro neurálgico de la Geopolítica Mundial en este cuarto de siglo XXI se ubica en Venezuela, la tierra de la arepa y el cuatro parrandero, la hallaca navideña y el joropo, la gaita zuliana y el Relámpago del Catatumbo, del Kerepakupai vená y el río Orinoco, la Patria de Simón Bolívar, Hugo Chávez, Francisco de Miranda, Andrés Bello, Simón Rodríguez.

Aunque la injerencia imperialista norteamericana comenzó desde las elecciones de 1998 para impedir el triunfo del Comandante Hugo Chávez, arreciándose con el intento del Golpe de Estado en abril de 2002 y el Paro Petrolero de finales de ese año y comienzos de 2003, sin cesar con toda clase de boicots diplomáticos y comerciales, llegándose al 2015 donde un inútil Barack Obama presionado por el neoconservadurismo yanqui nos declara una “amenaza extraordinaria e inusual” para Estados Unidos, lo que han usado como base para aplicarnos más de mil medidas coercitivas írritas e ilegítimas buscando forzar unas condiciones socioeconómicas extremas para provocar una implosión del proceso democrático revolucionario que adelanta nuestro pueblo inspirado en la Doctrina Bolivariana (Artículo 1° de la CRBV).

En el ínterin desconocieron al Gobierno Constitucional engendrando un fantoche “gobierno de transición” valiéndose de una mayoría vergonzante en la Asamblea Nacional, coyuntura que pasará a nuestra historia como una tragedia oprobiosa de indignidad y desvergüenza, donde un puñado  de delincuentes se dedicaron a robar y entregar al imperialismo bienes nacionales ubicados en el exterior, como la empresa CITGO y las colocaciones financieras en oro y divisas en los principales centros bancarios del capitalismo internacional.

Juntaron toda la derecha latinoamericana en sucesivos intentos de violentar nuestra soberanía para imponer un régimen servil a los intereses de Washington. Pero los fuimos venciendo porque contamos con la razón y la fuerza popular para evitar que violen nuestra integridad territorial y soberanía nacional. Algunos gobiernos que se suponían amigos y partidos que se autodefinen “progresistas” se dejaron chantajear, y entraron, con su silencio o activamente, en el tétrico juego neocolonial.

Se olvidaron de la Venezuela solidaria y fraterna que tantos auxilios ha dado a quienes consideramos hermanos en historia, cultura, anhelos y causa emancipadora. Nos dieron la espalda, o, peor, se ofrecieron a darnos la puñalada trapera a cuenta de ser sumisos al amo gringo y hacerse la foto con el “emperador” al momento de besarle el trasero, como él lo solicitó apasionadamente.

Trump se inició disparando aranceles alocadamente para luego recular al constatar que en el mundo han surgido nuevos centros de poder, que ya no estamos en el siglo XIX ni a comienzos del XX que les dio poder entre la sociedad de los pistoleros y la diplomacia de las cañoneras con la que subyugaban repúblicas bananeras.

Entonces decidió regresar al Documento de Santa Fe que declara al bolivarianismo su enemigo, se aferró a la narrativa falsaria de estigmatizar nuestros migrantes con la ficción de un supuesto “tren” y el pretexto de la lucha contra un “cartel” traficante de drogas; Trump retrotrae la región que CELAC declaró de paz, a un espectáculo dantesco de violencia amenazando a Venezuela con una “flota descomunal nunca vista”, según sus propias palabras. Se cree un nuevo Nicolás de Ovando, pero ese mar es nuestro, de los taino-descendientes. ¡Saca tus fauces asquerosas de Borinquen gringo usurpador!

El comienzo de un segundo gobierno del ultraderechista Trump en Estados Unidos ha significado una pesadilla en el Caribe, sólo comparable a la época pirática que narra Oliver Exquemeling en su crónica. A pesar que en la nomenclatura de las Convenciones y Tratados multilaterales (ONU, TPI) no califican como “piratas” por portar bandera del Estado al cual pertenecen y obedecen, la imagen y los hechos se definen por sí solos como delitos de agresión, tal como lo denunció ayer en el Consejo de Seguridad nuestro Gobierno. Si están bombardeando pequeñas lanchas de pesca donde han asesinado más de 80 personas de diferentes nacionalidades, y asaltando grandes barcos petroleros a Venezuela y sus clientes, robando el hidrocarburo, eso es piratería (corsarios, si lo desean, por actuar con bandera de su país) de la peor calaña.

Trump ordena el cierre de nuestro espacio aéreo, exige cual criminal secuestrador, colonialista, que le entreguemos nuestro petróleo, minerales, recursos en general y hasta nuestra tierra: su obsesión se ha convertido en un peligro para la estabilidad del archipiélago caribeño, para la soberanía de todos los países del continente, para la paz internacional.

Recordaba hace unas semanas las predicciones conceptuales de Bolívar sobre la Guerra Prolongada y lo que denominó una Guerra Universal si la Europa absolutista se atrevía atacar a su Colombia original. Hoy estamos ante un escenario similar, con un actor agresor distinto: Estados Unidos, sobre el cual El Libertador nos advirtió sobradamente.

Pero llegando al terreno de la geopolítica actual, sin desmedro de la tremenda lucha del pueblo palestino y las naciones africanas que han decidido zafarse el tutelaje colonialista de Europa, teniendo claridad del ajedrez en caliente que se disputa la Federación Rusa contra la OTAN y las provocaciones contra China por los mismos intereses que hace un siglo la pretendieron esclavizar, el centro magnético de la lucha por el Equilibrio del Universo y el derecho al comercio mundial (para seguir categorizando con Bolívar), se ha concentrado en Venezuela.

El repliegue táctico de Estados Unidos por su debilitamiento como gendarme planetario, lo ha llevado a concebir esta estrategia de acumulación de capital bastante coincidente con las definiciones de Marx y Engels en El Capital. El saqueo, el robo, las guerras colonialistas, todo ello encuentra cauce para la reactivación de un sistema explotador que ya agotó su capacidad reproductiva y/o creativa. En esa esquina está un capitalista especulativo y ladrón llamado Donald Trump.

En esta esquina -la nuestra- está un hijo de la clase trabajadora, un bolivariano entrenado en el gimnasio de las calles populares y por Chávez en los asuntos gubernamentales, que unió la nación en una mano de consensos, derrotando todas las patrañas del enemigo, incluidas las violentas; que aprendió como nadie en corto plazo la conducta del estadista y se especializó en diplomacia para la liberación, por eso nuestra resistencia heroica guiada por el Presidente Constitucional Nicolás Maduro se ha hecho acreedora de la admiración y la solidaridad hasta de los que hace unos meses dudaban.

Tenemos con nuestro Jefe de Estado tres victorias por adelantado: hemos ganado la verdad histórica, tenemos la razón y los pueblos hermanos lo han comprendido y asumido, y hace dos siglos decidimos nunca rendirnos. Recordemos las palabras de Bolívar en carta del 1° de enero de 1829 a Rafael Urdaneta: “Mucho tiempo hace que nuestra divisa ha sido vencer o morir”.

El round del Consejo de Seguridad no sólo lo ganamos contundentemente, sino que el mismo sirvió para que se expresaran en verbos precisos los frutos de las alianzas estratégicas que hemos trenzado este cuarto de siglo, pensando en la construcción bienhechora de una mejor humanidad que venza por nocaut los brotes de barbarie que se asoman en nuestro horizonte.



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Yldefonso Finol

Economista. Militante chavista. Poeta. Escritor. Ex constituyente. Cronista de Maracaibo

 caciquenigale@yahoo.es      @IldefonsoFinol

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