En la edición de hoy, 19 de abril del año en curso, el periodista Marco A. Ruiz S, redacta una información donde nos dice que “La revisión o auditoría posterior que se celebró ayer a 0,5% de las mesas de votación no arrojó resultados óptimos. Irregularidades como firmas planas, voto asistido y huellas sin firmas aparecieron durante la jornada….entre las 165 mesas se encontraron varias con más de sesenta electores que fueron asistidos para votar. Estas incidencias quedaron registradas en las actas de cierre de cada mesa….Igualmente, se encontraron cuadernos en los que el elector sólo había colocado su huella dactilar, pero no figura ni el nombre ni la firma. Además, un homónimo (elector con igual nombre y fecha de nacimiento pero distinta cédula de identidad) votó en dos mesas. En este último caso se solicitó al CNE revisar las huellas.”
El periodista Ruiz, al redactar la información, cometió alguno de estos dos errores. El primero, el de quitarse la chaqueta de periodista y ponerse la de activista político de oposición. El segundo, no empaparse previamente de todas y cada una de las características de nuestro sistema electoral, y publicar cualquier bobería que le dice una persona que tenga interés en tergiversar la verdad. En ambos casos, sospechamos que el periodista Ruiz simplemente dejó su profesión de periodista y asumió el de militante del Comando de Campaña de Capriles.
En primer lugar, quisiéramos abordar lo del voto asistido. Éste está totalmente regulado en el Reglamento de la Ley Electoral. “Esta modalidad sólo está permitida para personas con discapacidad o de avanzada edad. Ninguna persona podrá acompañar y asistir a electores más de una vez” (Reglamento). Y además, cada vez que un elector sea asistido, esa modalidad debe quedar plasmada en el libro de novedades, redactada por el secretario de la mesa y firmada por los testigos de los diferentes candidatos. Claramente el voto asistido no es una irregularidad. Es una modalidad para garantizar el derecho al voto a cualquier venezolano que cumpla con los requisitos pero que por motivos de una discapacidad o de edad avanzada, pudieran tener problemas de ejercer ese derecho sin la asistencia de alguien de su confianza.
Después el periodista Ruiz nos dice que se encontraron cuadernos de votación con la huella pero sin el nombre ni la firma del votante. ¿Habrá visto este señor, alguna vez en su vida, algún cuaderno de votación? Cada cuaderno de votación tiene en el respectivo renglón, impreso el nombre del votante, el número de su cédula, un espacio para la huella y otro para la firma. ¿Cómo se pudo desaparecer el nombre del votante? Mentiras! Y en cuanto a que no había la firma del votante, eso pudiera pasar uno en 10.000, pero de pasar por ineficiencia de quien controla el cuaderno, entonces ese incidente debe llevarse al cuaderno de novedades y ser confirmado por los testigos de los diferentes candidatos. ¿Es entonces esto otra irregularidad? Mentiras!
Y en cuanto a personas votando con el mismo nombre y la misma fecha de nacimiento, al parecer eso ocurrió un voto en 165 mesas con un universo de votantes de unos 65.175. Eso quiere decir que pasó en el 0,0015% del total de votantes, algo verdaderamente ridículo cuando la diferencia entre Maduro y Capriles es de 1,83%. Pero hay algo más, que el periodista Ruiz no dijo si el apellido de esas personas homónimas era Pérez, González, Rodríguez, García o cualquier otro muy común entre nuestra población. De ser así, las probabilidades de que dos niños Pérez nazcan el mismo día con apellidos como estos, y además se llamen José o Juan, María o Josefa, es posible probabilísticamente. Pero aún así, la incidencia apenas llegó al 0,0015% (224 votos entre 14.900.000 votantes) ¿Por qué hacer de eso una alharaca? Y en cuanto a lo de firmas planas, las cuales se definen como firmas con la misma caligrafía y de manera consecutiva. De haber ocurrido esto, pasó frente a la vista y anuencia de los testigos de la oposición, de los funcionarios del CNE, y del soberano. Se necesitarían demasiados cómplices, y tiempo, para hacer esto. Definitivamente, no resulta creíble.
Toda esta información sesgada reventó en el exterior en la SIP, Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en el Departamento de Estado de EEUU, y en tantos organismos de la derecha internacional. El periodista Ruiz, muy hábilmente, minimizó lo más importante de la noticia: que “La comparación entre los comprobantes de voto y las actas de totalización de cada mesa fue correcta, es decir, igual número de papeletas e igual número de votos totalizados”. Definitivamente, Ruiz hizo su trabajo. Pero no de periodista, sino de pieza del entramado mediático internacional. Muchas gracias periodista Ruiz! Eres un verdadero patriota!
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