Aunque Venezuela "pagó muy caro" el intercambio de prisioneros venezolanos trasladados de USA al El Salvador, según palabras del Presidente Maduro, ya entregó 10 terroristas; lo cierto es que fue una operación humanitaria a gran escala, junto al ingreso otros vuelos de migrantes adultos y niños desde EE. UU., niños que habían entregado a familias sustitutas y vuelven a sus padres naturales. Ya que migración de aquel país tan poderoso practica esas acciones nefandas.
Cuesta creer que en los actuales momentos se produzcan actos tan inhumanos como lo que no sin razón el gobierno bolivariano denomine "secuestro" de niños venezolanos hijos de migrantes que sean trasladados a esa tenebrosa cárcel de El Salvador; cuestión que constituye un grave indicador de la visión tan denezlable de los factores de poder; es decir, el catire Trump y sus aliados, todos supremasistas aunque no son sino humildes habitantes de regiones de Centro América como es El Salvador, dominado ahora por un sujeto de poca monta ideológica y política, alienado por el fetiche de la mercancía capitalista.
Ese rostro inhumano de El Salvador y EE. UU. constituye una experiencia que no se había visto antes en la historia inmediata mundial, sin embargo, sabemos que en la época contemporánea ha resurgido el fascismo, entonces la humanidad está padeciendo estos flagelos con estas operaciones de agresión a la dignidad de la persona humana, guerras de exterminio promovida por el sionismo y otra vez el fascismo en Ucrania; las otras expresiones de inhumanidad lo representa el narco tráfico; todo eso es parte de lo que el querido Papa Juan Pablo II denominaba "la cultura de la muerte", con grandes corporaciones armamentistas que suman inmensas cantidades de dólares, son un modo de vida en el marco de la modernidad actual, que autores como Enrique Dussel y Ramón Grosgoguel dan en llamar la colonialidad capitalista cuyo valor principal es la mercancía, sin parar mientes en criterios morales universales, los imperativos categóricos de Kant, en que sencillamente el bien para mí debe ser igual bien para tí.
