Carta de un escuálido de corazón, al “Loco de Miraflores”.

¿Quién dijo que todos somos iguales?

“Yo soy un venezolano nacido hace más de cuarenta años, graduado de abogado en la mejor universidad de Venezuela, la Universidad Central, una universidad de verdad y no esa pantomima de local, con un poco de brutos, que es la Universidad Bolivariana, amén de haber salido del bachillerato en un colegio de gran prestigio, para nada un pobre liceo de cuarta, que casi nunca tenia clases y cuando las tenía, los profesores no las daban y peor aún que eso, son estas famosas misiones, que en dos años y medio sacas la primaria, el bachillerato y te gradúas de médico, razón tiene el “Loco de Miraflores”, cuando dice que va a acabar con los problemas de salud, va a matar a todos los enfermos y san se acabó el problema.

Tengo un bufete que me heredo mi padre, porque lo que es de mi padre es ahora mío por derecho universal y mi padre lo heredo de mi abuelo y este de mi bisabuelo y así hasta el primero de mi buen linaje, que llego a Venezuela con una de las expediciones de Colon. Como se diría, soy más venezolana que el “Loco de Miraflores”. Trabajo duro de 8 de la mañana a 6 de la tarde, todo lo que tengo, apartamento propio, cuatro carros, casa en la playa y mi dinero, me lo he ganado con el sudor de mi frente.

Claro que tengo empleados, secretarias y motorizados y dígame Ud. mi amigo lector, si yo puedo ser igual que ese malandro de segunda que tengo por motorizado, que no lo despido porque es el que menos cobra y el que más rápido anda, como yo voy a ser igual a ese, que debe ser hijo de negro africano, porque bien mulato que es y yo que casi provengo de la mejor casta de nobles españoles y además, el pobre de broma y firma y yo jamás lo dejo hablar, porque ese idioma chabacano apenas si lo entiende mi secretaria, díganme como un abogado graduado, “Magna Cum Laude” en la Central, con un postgrado en “Harvard” puede ser igual a ese pobre infeliz.

Mi bella esposa es hija de un famoso constructor italiano, que llego al país en los años de la postguerra en Europa, llego como muchos otros con una mano delante y otra atrás y con su trabajo tesonero y su esfuerzo propio, se ha convertido, en uno de los hombres más prósperos de Venezuela, ahora ha llegado el “Loco de Miraflores” a llamarlo explotador y dijo yo, mi suegro siempre les pagó el sueldo que ordenaba el gobierno, les pagó las prestaciones justas que le correspondía, entonces pregunto yo, cuando explotó a alguien si jamás cometió un delito o me dirán Uds. que pagarle el sueldo todos los viernes a sus empleados, por más de 50 años, es un delito, mi suegro no tiene la culpa de los sueldos que fijaba el estado y además, un obrero de la construcción si se le da más dinero, lo más seguro, es que se lo gaste en caña y lotería, al final lo que le hacemos es un favor, ya que le cuidamos su salud.

Tengo mujer de servicio y cocinera y porque no, si las puedo pagar y ahora, el “Loco de Miraflores” me llama explotador, porque el servicio no come lo que come mi familia, se habrá visto barbaridad mas grande, como van a comer esas mujeres lomito si lo único que han comido en su vida es bofe, no saben entender la diferencia entre una y otra cosa y ni se diga de las frutas, a mis hijas les encantan las ciruelas importadas y estas mujeres, si algo saben comer es mamón y mango, como quiere el “Loco de Miraflores” que yo ahora ponga a burro a comer carne, si quiere que coman lomito que se los venda en Mercal.

Mi secretaria es caso aparte, la pobre no es muy inteligente, apenas si sus cuatro neuronas le dieron para sacar un “Curso Cortina de Secretaria” y casi tengo que hacer todo el trabajo en la computadora, porque esa negra es más bruta que un burro, pero tiene un trasero y la verdad sea dicha, en la cama es una fiera y yo la trato con todo el cariño del mundo, pero eso sí, de hijos nada, porque mi sangre no la mezclo y la única mujer de mi vida es mi bella esposa.

La mayor de mis hijas está en la Central, va a ser una tremenda doctora y la menor en la Simón Bolívar, será la mejor ingeniera del país, ellas dos tienen carro, ya que vivimos en Terrazas del Ávila y Uds. me dirán, como se van a desplazar mis hijas si no es en carro y ahora, el “Loco de Miraflores” dice que es una locura un carro por persona, pues yo lo puedo pagar y mis carros no contaminan, esa es una farsa populista, lo que contamina en verdad, son esas camioneticas todas destartaladas que dan un asco total.

El “Loco de Miraflores” dice que no tenemos sensibilidad humana con el desastre de Haití y que quiere ese señor que hagamos yo y mi familia, ya nos inscribimos en una página de solidaridad con Haití en twitter, para darles nuestro apoyo moral a esos negritos, ahora le tocara a la ONU ayudarlos, para eso existe dijo yo y no hablemos de la inseguridad, el “Loco de Miraflores” dice, que todos los venezolanos somos iguales, si como no como, voy a ser yo igual a un pordiosero, a un buhonero, a un malandro, a un policía, válgame dios, un profesional, con una esposa profesional, con dos hijas en vías de ser profesionales, Uds. me disculpan, pero yo tengo derecho de tener todo lo que tengo y que el gobierno me proteja. Los empleados y los obreros del mundo, nacieron para ser justamente eso, obreros, ese es su puesto y al final, con una botella de miche son más que felices, entonces pregunto yo, somos iguales?.

Este país cuenta conmigo y los que como yo somos, para salir adelante y no con esa caterva de pobretones ignorantes graduados de misiones, que lo único que saben decir es “Haiga”, somos nosotros, los educados, los profesionales, los que podemos poner el país en marcha y crear los puestos de trabajo, con los sueldo que les correspondan, para esa masa llamada pueblo, somos nosotros los llamados a darles de comer a esa gente, así que mi estimado “Loco de Miraflores” no todos somos iguales y duélale a quien le duela, hay ciudadanos de primera, de segunda, de tercera y sin clase”.

Estimados camaradas socialistas, esta carta jamás ha sido escrito y no tiene autor específico, pero es el compendio exacto de una serie de conversaciones que escuche y hasta sostuve, con un grupo de profesionales y meritócratas, en una reunión para recibir a un amigo común músico, que regresaba al país para dar una serie de conciertos de cámara. Estuve toda la noche escuchado a varios compañeros de tertulia dando sus opiniones, sus expresiones, sus puntos de vista, de los más variados tópicos del acontecer venezolano, así que al llegar a mi casa decidí, hacer un resumen de todos los puntos de vistas y posiciones, de la gran mayoría de los participantes a aquella tertulia y de ahí se me ocurrió la idea de redactarla en forma de carta abierta de un escuálido al presidente de la república, exponiendo porque deben existir clases y lo de la lucha entre éstas es una pendejada.

De todo lo anterior podemos sacar como corolario, que ese grupo de personas conocidas como pequeños burgueses, clase media-media y alta, no tiene cura, son capitalistas neoliberales hasta el tuétano y las teorías revolucionarias jamás le entraran en su cerrada mente y tengan la seguridad, que mientras exista la revolución ellos serán sus enemigos, así que estemos claros, a esta gente no vale la pena tratar de cambiarla, porque jamás cambiara, lo mejor que podemos hacer es convivir con ellos, siempre y cuando, ellos entiendan que tiene que convivir con nosotros y el proceso, sino, todos aquellos que quieran pasarse de la línea deberán ser controlados y vigilados, hay que recordar que esta gente siempre será enemiga de la revolución, pero en honor a la verdad, hay que reconocer que en algo tiene razón, ELLOS NO SON PUEBLO.


pito0726@hotmail.com.


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Alfredo Domínguez Fernández


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