Darrotar el fascismo para garantizar la paz

En nuestra entrega anterior dijimos que, en esta fase post-electoral, el mayor reto que tiene la Revolución Bolivariana es enfrentar la escalada fascista que se cierne sobre la sociedad venezolana. Por lo que, es necesario derrotar a los sectores fascistas para garantizar la paz; evitar la entrega de nuestra soberanía y las riquezas de la patria al capitalismo financiero y de la tecnocracia mediática, quienes han trazado una estrategia política y comunicacional para alcanzar dicho objetivo. Dijimos, asimismo, que para lograr derrotarlos, de nuestra parte, debíamos avanzar en la iniciativa de crear un frente antifascista al cual se incorporen todos aquellos venezolanos que no quieren que seamos, nuevamente, colonia de ninguna potencia extranjera.

Acuerdo antifascista que debe ser distinto al tradicional y burocrático frentismo. Por tanto, exige de nosotros, como alternativa socialista, entender que ello implica la posibilidad de convergencia con otras fuerzas capaces de participar, desde su propia visión y consideración del proceso sociohistórico venezolano, en la coincidencia de un objetivo tan caro como es la lucha contra el fascismo. Es por ello que, siendo consecuentes con nuestro proyecto de transformación socialista de la formación social venezolana, debemos estar conscientes que la posibilidad de construir la Venezuela Potencia a través de la instrumentación práctica del Plan de la Patria y del Plan de las Siete Transformaciones (7T), propuestas por el Presidente Nicolás Maduro, solo es posible si es apoyada por la gran mayoría de la población venezolana. Empresa que debe llevarnos a reflexionar sobre la necesidad, no solamente de una política de amplias alianzas sociales, sino también de un determinado sistema de relaciones políticas que favorezca una convergencia y una colaboración entre todas las fuerzas democráticas y populares de nuestra nación.

Ello implica, de igual manera, que entendamos que la expansión y consolidación de la fuerza socialista requiere que, nuestro rechazo al capitalismo neoliberal y fascista sea concebido como una cuestión de principios; por lo que, debemos actuar con amplitud, sin pretensiones hegemonizadoras excluyentes, con sentido político claramente definido, pero sin vacilaciones. Requiere que entendamos que, nuestros potenciales aliados tienen un espacio político el cual debemos respetar; y que ellos entiendan, asimismo, que nosotros tenemos el nuestro. Se trata, de establecer un acuerdo sincero y respetuoso. Se trata, de entender que el objetivo de la construcción de dicho frente, es el de hacer converger a las fuerzas democráticas y populares del país -en una alianza política entre ellas-, para impedir el establecimiento del fascismo. Por lo que, debemos tener absoluta claridad de que lo planteado no es la conformación de un "frente de izquierda" sino de un "frente de defensa de la nación", proyecto en el cual es posible hacer coincidir, ante tan caro objetivo, a las fuerzas socialistas con otras fuerzas de inspiración no socialista pero democráticas y antifascistas.

Necesario es entender, entonces, que un encuentro de esta naturaleza no puede ser sacado del "sombrero de un mago". Sino que, debe partir de la realidad histórica, política y social venezolana. De una lectura que vaya más allá de los resultados electorales del proceso de pasado 28 de julio. Que entienda que en el país existen fuerzas políticas, económicas, sociales y culturales con las cuales podemos coincidir en un proyecto como el que estamos proponiendo. Por lo que, no es hacia nuestro interior, sino hacia el país, a donde debemos dirigir nuestra mirada.

Es por ello que, en la lucha contra el fascismo, debemos tener una visión profundamente dialéctica del proceso social y político que estamos viviendo los venezolanos. Entender que, entre las fortalezas de la democracia participativa y protagónica, la inclusión es un elemento fundamental. Convencernos que vivimos un momento crítico, difícil y complejo el cual hay que enfrentar con decisión y con iniciativas ciertas.

Por tanto, debemos plantearnos, como estrategia política, el redimensionamiento de nuestras relaciones con los venezolanos; la conquista e integración de aquellos sectores de la población que no pueden ser clasificados en el esquema tradicional de clase social; debemos ir, igualmente, al encuentro con los movimientos sociales en su más amplia manifestación y diversidad; en este esfuerzo, no podemos dejar de tener presente que, como fuerza impugnadora del capitalismo neoliberal fascista, debemos garantizar que el pueblo, la sociedad entera, alcance y haga realidad el disfrute de sus derechos económicos, sociales, culturales y políticos. Debemos entender que nuestro propósito fundamental es avanzar hacia la conformación de un ser social emancipado; y, de una sociedad en donde la igualdad, la libertad, la fraternidad, la solidaridad, la cooperación y la paz sean, entre otros, los principios fundamentales de su estructuración; porque, ellos son el fundamento de nuestro Socialismo Bolivariano.



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Nelson Pineda Prada

*Profesor Titular de la Universidad de Los Andes. Historiador. Dr. en Estudios del Desarrollo. Ex-Embajador en Paraguay, la OEA y Costa Rica.

 npinedaprada@gmail.com

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