Segunda reflexión

Comuna y Poder Popular en la construcción del Socialismo Bolivariano

1.- De la Agenda Alternativa Bolivariana al Plan de las 7T.

La Revolución Bolivariana constituye un "cambio de época" en la historia republicana de nuestra Patria. Es el futuro enfrentado al pasado. A un pasado no solo como tiempo histórico, sino a un pasado como forma de gobernar, a un pasado como forma de estructurar el funcionamiento de la formación social venezolana. Con la Revolución Bolivariana se inicia una "época de cambio" que ve el presente por vivir de una manera distinta, plasmada en la Ley Orgánica del Plan de la Patria de las 7 Transformaciones 2025-2031, que el Presidente Nicolás Maduro, le ha propuesto al país como programa estratégico para la transición hacia el Socialismo Bolivariano.

Plan que tiene presente una diversidad de variables que le otorgan rasgos particulares a las distintas regiones del país, los cuales estamos obligados a tener presente. Ya que, como bien lo ha dicho el Presidente Nicolás Maduro: "la construcción del Socialismo Bolivariano, significa trazar el rumbo que nos permita avanzar en su edificación; comprender lo que ha sido nuestro proceso sociohistórico; lograr que las instituciones del Estado sean eficaces y eficientes; dejar de ser un Estado económicamente dependiente, casi de manera exclusiva, de la renta petrolera; descubrir la manera de convertir las potencialidades económicas, políticas, ambientales, sociales y culturales que tenemos, a lo largo y ancho de nuestra geografía nacional, en riqueza del pueblo y para el pueblo, explotadas de manera racional, respetando y salvaguardando la naturaleza como espacio humano; avanzar en la consolidación del poder popular, el pueblo sujeto del poder, como garantía para la construcción de la democracia participativa y protagónica".

De allí, el carácter integral que le asignamos a la referida ley para hacer realidad la construcción del Proyecto Nacional Socialista. Propuesta imaginada y construida teniendo presente el ideario antiimperialista del Padre Libertador Simón Bolívar; y, el pensamiento y la acción socialista que nos legó el Comandante Supremo y líder de la Revolución Bolivariana, Hugo Chávez; y conscientes, pues, que estos principios habrán de guiarnos por la ruta de la transición al Socialismo Bolivariano, y que el pueblo venezolano es el actor fundamental en la construcción de la Venezuela Potencia, de la Venezuela Socialista; es por lo que, consideramos un deber ineludible redimensionar y readecuar el ordenamiento jurídico-político que rige al Estado venezolano.

Al respecto bien vale la pena recordar que el fraguado del Proyecto Socialista, como nuevo Proyecto Nacional, exige la instrumentación de un proceso de transición en el cual se avance hacia la definición de -y se establezcan- los mecanismos para la implementación del mismo. Convencidos de que lo planteado es el tránsito de un sistema de democracia representativa, con limitaciones, excluyente, partidocrático, que generó un estado ineficaz e ineficiente, que no enfrentó a la pobreza y el hambre como problemas fundamentales, que se quedó anclado en la esfera de lo político; hacia la estructuración de un modelo democrático participativo y protagónico, que concibiera la democracia como forma de vida, como una nueva cultura. Fue por lo que -desde los días aurorales de dicho proceso-, se le imprimió a éste un marco conceptual que sirviera de referente teórico para la acción práctica.

Se trataba, en definitiva, de dotar al proceso de un conjunto de ideas que lo hiciera permeable, y fuese concebido como posible de realizar, ante el pueblo venezolano. Ya que, si en verdad queríamos construir una nueva patria, a ésta había que dotarla de un nuevo ordenamiento jurídico político. La Constitución Bolivariana, aprobada mediante referéndum democrático en el año 1999, habría de ser dicho instrumento.

En ella, los venezolanos definimos al Estado venezolano como democrático y social de derecho y justicia, que propugna la preeminencia de los derechos humanos, mediante su ordenamiento jurídico y su acción para lograr una vida en libertad, justicia, igualdad, solidaridad y democracia con responsabilidad social. Definimos el Estado venezolano como un Estado que tiene como sus fines esenciales, la defensa y el desarrollo de la persona y el respeto a su dignidad, el ejercicio democrático de la voluntad popular, la construcción de una sociedad justa y amante de la paz, la promoción de la prosperidad y bienestar del pueblo y la garantía del cumplimiento de los principios, derechos y deberes reconocidos y consagrados en la Constitución. Por lo que, la educación y el trabajo son los procesos fundamentales para alcanzar esos fines. En tal sentido, el nuevo Proyecto Nacional ha venido siendo plasmado en varios documentos, en los cuales se exponen, con absoluta claridad, los principales lineamientos conceptuales del proceso de cambio y transformación revolucionaria.

Entre ellos, podemos destacar: la Agenda Alternativa Bolivariana (1996). Documento en el cual se hacía un diagnóstico de la realidad venezolana, de las razones económicas, políticas, sociales, culturales y éticas que determinaron la crisis vivida en aquellos años.

En la presentación se afirma:

Sin duda, estamos ante una crisis histórica, en el centro de cuya irreversible dinámica ocurren simultáneamente dos procesos interdependientes: uno es la muerte del viejo modelo impuesto en Venezuela hace ya casi 200 años, cuando el proyecto de la Gran Colombia se fue a la tumba con Simón Bolívar, para dar paso a la Cuarta República, de profundo corte antipopular y oligárquico. Y el otro es el parto de lo nuevo, lo que aún no tiene nombre ni forma definida y que ha sido concebido con el signo embrionario aquel de Simón Rodríguez: ´La América no debe imitar modelos, sino ser original. O inventamos o erramos.

Y, luego se dice:

El ´modelo adeco-copeyano´ devino, como tenía que ocurrir, en una crisis avalancha que hoy es ya una verdadera catástrofe moral, económica, política y social. Es histórica e irreversible. Conjuntamente con el Pacto de Punto Fijo, que lo hizo posible, están no solamente agotados, sino que se encuentran ahora en la fase terminal de su triste historia, y con ellos se hunde también el modelo económico colonialista-dependiente.

Cuanta pertinencia tiene rememorar esta afirmación: Las revoluciones, pese a la violencia del tránsito, son el clímax de procesos dialécticos que no pudieron realizarse por la vía del ascenso natural dentro del orden de la sociedad. Ninguna revolución se ha hecho con ideas que no tuvieran su contra partida en el cuadro que va a transformar.... Y "violento" es, por la profundidad de la transformación de la formación social venezolana que está planteado alcanzar con la Revolución Bolivariana. Es una transición hacia la edificación de un nuevo proyecto nacional. Radicalmente distinto al ideado por las clases dominantes que gobernaron y dirigieron a la nación durante la IV República.

Es por ello que, el diagnóstico de la Venezuela puntofijista, clientelar, partidocrático, elitista y excluyente, que empobreció al pueblo venezolano, nos dice que ésta tenía que ser transformada. Por lo que, su superación requería de la formulación de un proyecto de país radicalmente distinto, de un nuevo proyecto de nación, que tuviera al venezolano como el centro de su estructuración, sin excluidos y sin excluidores, solidario y exigente, serio y responsable en la distribución de la riqueza nacional, verdaderamente democrático, por tanto, de democracia participativa y protagónica.

Innumerables eran las interrogantes que abordaban a los hijos de la tierra de Bolívar: ¿Cómo vamos a salir de la crisis?, ¿cómo evaluar lo que ha sido nuestro proceso sociohistórico?, ¿cómo vamos a construir una sociedad más democrática?, ¿cómo vamos a construir un Estado más eficiente y más eficaz?, pero, sobre todo, ¿cómo vamos a superar la pobreza y la inequidad? En definitiva: ¿Cómo vamos a construir una sociedad más justa, más humana, libre de injusticias sociales?

Pues bien, pensando en las respuestas a estas interrogantes, fue que se llegó al convencimiento de que la posibilidad de lograrlo estaba determinada por el diseño de un nuevo proyecto de país, de un nuevo proyecto nacional. Convencidos de que el viejo modelo, basado en el pactismo partidocrático y en el rentismo petrolero estaba agotado. Lo planteado, entonces, no era continuar con más reformas, sino diseñar un nuevo modelo de país.

La Propuesta de Hugo Chávez para Transformar a Venezuela. Una Revolución Democrática (1998), constituyó uno de los primeros documentos en el cual se esboza el diagnóstico de la formación social venezolana y se postulan las principales propuestas para la formulación del Nuevo Proyecto Nacional. Lograda la victoria electoral de 1998 se hacía necesario darle cuerpo programático al conjunto de propuestas hechas al pueblo venezolano. Para dar cumplimiento a tal objetivo se elaboró el primer Programa de Gobierno de Hugo Chávez, titulado Plan Bolívar 2000, presentado al pueblo venezolano el 27 de febrero de 1999. En el mismo se planteó, como hecho novedoso, la invitación a los venezolanos a participar en la actividad política para construir la Democracia Bolivariana; en la transformación económica, para desarrollar la Economía Productiva; en el cambio social, para alcanzar la Justicia Social; en el diseño de nuevas áreas geográficas, para ocupar y consolidar el Territorio Nacional; se formuló una nueva política internacional, para fortalecer la soberanía y la integración multipolar.

El presidente Hugo Chávez, le dijo a los venezolanos que en razón de ello fue por lo que, en 1999 iniciamos una revolución pacífica y democrática. En menos de un año transformamos el marco constitucional del país y dimos cumplimiento al ofrecimiento de una nueva Constitución la cual es reconocida como una de las mejores del mundo. Con el Plan Bolívar 2000 se dio inició a la alianza pueblo-fuerzas armadas. Comenzó un proceso a través del cual nuestras fuerzas armadas, más allá de simples gendarmes, se convirtieran en parte fundamental de la transformación revolucionaria de la Patria a través de su participación en los planes y actividades sociales que el gobierno se había propuesto llevar adelante. El Plan Bolívar 2000, fue, de tal manera, la primera Misión Bolivariana. Hacerlo no fue una tarea fácil. Había que plantearse formular una propuesta de gobierno creíble por el pueblo venezolano. En tal sentido, la propuesta de la Venezuela a construir, tenía que definir con absoluta claridad los principales ejes de la futura acción del Gobierno Revolucionario, los cuales fueron plasmados en: La Propuesta de Hugo Chávez para Transformar a Venezuela. Una Revolución Democrática, a los que se llamó Equilibrio Político, Económico, Social, Territorial e Internacional.

En ese permanente proceso de pensar la construcción de una Nueva Patria, fue presentado el Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación: 2001-2007. Por vez primera a los venezolanos se les proponía un Plan de Desarrollo Nacional para el mediano plazo, concebido como una fase de un proyecto de más largo aliento, determinado por las propuestas que dan viabilidad al tránsito de una Venezuela petrolera rentista a una Venezuela productiva, de democracia participativa y protagónica. Documentos estos que sirvieron de marco conceptual y de guía en la acción de gobierno, que permitieran crear las condiciones apropiadas para la consolidación del Proyecto de Nación, que se había planteado construir.

Plan de desarrollo con el cual se inició el proceso de superación de la crisis estructural de la formación social venezolana, heredada de la cuarta república. En él se consolidaron las bases principistas y políticas para la interacción dinámica del crecimiento económico sostenido, las efectivas oportunidades y equidades sociales, la dinámica territorial y ambiental sustentables, la ampliación de las oportunidades ciudadanas y la diversificación multipolar de las relaciones internacionales. Ya que, para lograr superar la crisis estructural de la formación social venezolana, se hacía necesario producir profundos cambios estructurales, construir un nuevo modelo de sociedad. Una nueva República.

Nueva República que, en el marco de la campaña electoral del año 2006, el Presidente Hugo Chávez, de manera clara y precisa, le propuso al pueblo venezolano iniciar el proceso de construcción de la Venezuela Socialista. En correspondencia con este propósito se diseñó el "Proyecto Nacional Simón Bolívar. Primer Plan Socialista -PPS- 2007- 2013". En cuyas líneas fundamentales se estableció la orientación hacia la construcción del Socialismo del Siglo XXI, a través de las siguientes directrices:

En este próximo período 2007-2013, Venezuela se orienta hacia la construcción del Socialismo del Siglo XXI, a través de las siguientes directrices:

I.- Nueva Ética Socialista.

Propone la refundación de la Nación Venezolana, la cual cimenta sus raíces en la fusión de los valores y principios más avanzados de las corrientes humanistas del socialismo y de la herencia histórica del pensamiento de Simón Bolívar.

II.- La Suprema Felicidad Social.

A partir de la construcción de una estructura social incluyente, un nuevo modelo social, productivo, humanista y endógeno, se persigue que todos vivamos en similares condiciones, rumbo a lo que decía el Libertador: "La Suprema Felicidad Social".

III.- Democracia Protagónica Revolucionaria.

Para esta nueva fase de la Revolución Bolivariana se consolidará la organización social, a fin de transformar su debilidad individual en fuerza colectiva, reforzando la independencia, la libertad y el poder originario del ciudadano.

IV.- Modelo Productivo Socialista.

Con el fin de lograr trabajo con significado, se buscará la eliminación de la división social, de la estructura jerárquica y de la disyuntiva entre la satisfacción de las necesidades humanas y la producción de riqueza subordinada a la reproducción del capital.

V.- Nueva geopolítica Nacional.

La modificación de la estructuración socio-territorial de Venezuela persigue la articulación interna del modelo productivo, a través de un modelo de desarrollo territorial desconcentrado, definido por ejes integradores, regiones programa, un sistema de ciudades interconectadas y un ambiente sustentable.

VI.- Venezuela: Potencia Energética Mundial.

El acervo energético del país posibilita una estrategia que combine el uso soberano del recurso con la integración regional y mundial. El petróleo continuará siendo decisivo para la captación de recursos del exterior, la generación de inversiones productivas internas, la satisfacción de las propias necesidades de energía y de consolidación del Modelo Productivo Socialista.

VII.- Nueva Geopolítica Internacional.

La construcción de un mundo multipolar implica la creación de nuevos polos de poder que representen el quiebre de la hegemonía unipolar, en la búsqueda de la justicia social, la solidaridad y las garantías de paz, bajo profundización del diálogo fraterno entre los pueblos, su autodeterminación y el respeto a las libertades de pensamiento".

Plan para cuya implementación práctica se hacía necesario crear un conjunto de condiciones en el orden político-jurídico-institucional, que hicieran factible la viabilidad del mismo. Para lograrlo se formuló el programa denominado: Los Cinco Motores para la Consolidación de la Revolución Socialista, en cuyas líneas estratégicas fundamentales se establece como:

PRIMER MOTOR.- Ley Habilitante: Vía directa al socialismo. A través de esta Ley, La Asamblea Nacional autoriza al Presidente de la República para que en Consejo de Ministros, y con los procedimientos señalados en la Constitución, emita decretos-leyes. La Asamblea Nacional revisará aquellos decretos y leyes. En caso de que sean leyes orgánicas deberán ir al Tribunal Supremo de Justicia, a la Sala Constitucional. Ley Habilitante que fue solicitada por año y medio, y en los distintos ámbitos: político, económico, social, seguridad y defensa; en los procedimientos administrativos de la administración pública. Estas nuevas leyes debían impactar con una potencia mayor a la del 2001, la situación económica del país.

SEGUNDO MOTOR.- Reforma Constitucional: Estado de derecho socialista. La Constitución nos presenta un primer piso para la construcción del socialismo, pero para avanzar, en mayor amplitud y dimensión se requiere de un conjunto de reformas. La idea de construcción de la Venezuela socialista ha sido expuesta en los más diversos escenarios y momentos. La reforma es el mecanismo adecuado. El art. 342 de la Constitución Bolivariana dice que: La reforma constitucional tiene por objeto una revisión parcial de esta constitución.

TERCER MOTOR.- Moral y Luces: Educación con valores socialistas. La jornada nacional Moral y Luces. Educación en todos los espacios: educación moral, económica, política, social. Educación mucho más allá de la escuela: en las fábricas, en los talleres, en los campos, en los núcleos endógenos, una sacudida moral. Educación popular en todos los momentos y en todos los espacios. Educación, hemos dado muchos avances pero aún nos falta mucho por profundizar en la educación, en la cultura, la ciencia, la tecnología, la conciencia, la ideología, los nuevos valores. Hay que demoler los viejos valores del individualismo, del egoísmo, que son los valores del capitalismo.

CUARTO MOTOR.- La Nueva Geometría del Poder: El reordenamiento socialista de la geopolítica de la nación. La geometría mide, sobre todo, tres elementos: la distancia, la extensión y el volumen o el contenido. Ello nos permitirá hacer un nuevo análisis sobre el territorio. ¿Cómo está distribuido el poder político, social, económico, militar y cómo debería estar? Debemos revisar la división político territorial del país, innovemos, busquemos unas fórmulas que se adecué mucho más a nuestra realidad y aspiraciones. El alma de la revolución está allí. Debemos demoler viejas costumbres. Si no lo hacemos habremos perdido el tiempo. Por más cambios políticos y económicos que nosotros hagamos, si no somos capaces de demoler las viejas costumbres, las odiosas diferencias de clase, los obscenos privilegios, y generar una nueva cultura de la igualdad, de la solidaridad, de la hermandad, habríamos perdido el tiempo. Nosotros lo lograremos. Se requiere que el poder popular ocupe todos los espacios, la contraloría popular, y se requiere de nosotros, los representantes del pueblo, mayor dedicación al trabajo, dedicación plena y absoluta. Ocupe todos los espacios,

QUINTO MOTOR.- Explosión del Poder Comunal: Democracia protagónica, revolucionaria y socialista. El poder popular es el alma, nervio, hueso, carne y esencia de la democracia revolucionaria, de la democracia verdadera. La explosión creadora del poder comunal va a depender para su desarrollo del éxito de los otros cuatro motores. Construiremos ciudades federales. Sobre ellas concentraremos todo el esfuerzo político, económico y social para ir transitando el camino hacia una ciudad comunal donde no hagan falta juntas parroquiales, alcaldías, ni concejos municipales, sino poder comunal. Los Consejos Comunales deben trascender lo local. Ellos son herramientas del poder popular constituyente.

El 11 de junio del año 2012, el Comandante Supremo Hugo Chávez Frías inscribió su candidatura ante el Consejo Nacional Electoral (CNE). Oportunidad en la que presentó su Programa de Gobierno, titulado: Plan de la Patria. Segundo Plan Socialista de Desarrollo Económico y Social de la Nación 2013-2019, convertido en Ley el 4 de diciembre de 2013.

La Ley Plan de la Patria 2013-2019, constituyó -a nuestro parecer- la más completa propuesta programática que se le había presentado al pueblo venezolano a lo largo de la historia republicana de la nación. Fue la hoja de ruta estratégica que guiaría al Gobierno Bolivariano por el camino hacia la construcción del Socialismo Bolivariano del siglo XXI.

La Ley Plan de la Patria 2013-2019, partía de una visión del país que se plantea:

Convertir a Venezuela en un País Potencia en lo social, lo económico y lo político destacando que la idea de País Potencia fue asociada no solamente al componente económico y productivo, sino además a la dimensión social, tanto como una potencia sustentada en el componente educativo transformador, como en función de una visión de relación entre los humanos y la naturaleza en la cual esta última es considerada como sujeto y no como mero objeto mercantilizable.

Contempla cinco objetivos históricos:

1.- Defender, expandir y consolidar el bien más preciado que hemos reconquistado después de 200 años: la Independencia Nacional.

2.- Continuar construyendo el socialismo bolivariano del siglo XXI, en Venezuela, como alternativa al sistema destructivo y salvaje del capitalismo y con ello asegurar la "mayor suma de seguridad social, mayor suma de estabilidad política y la mayor suma de felicidad" para nuestro pueblo.

3.- Convertir a Venezuela en un país potencia en lo social, lo económico y lo político dentro de la Gran Potencia Naciente de América Latina y el Caribe, que garanticen la conformación de una zona de paz en Nuestra América.

4.- Contribuir al desarrollo de una nueva Geopolítica Internacional en la cual tome cuerpo un mundo multicéntrico y pluripolar que permita lograr el equilibrio del Universo y garantizar la Paz planetaria.

5.- Preservar la vida en el planeta y salvar a la especie humana.

En función de estos objetivos históricos se postulaban como objetivos nacionales, los siguientes:

  • Garantizar la continuidad y consolidación de la Revolución Bolivariana.

  • Preservar y consolidar la soberanía sobre los recursos petroleros y demás recursos naturales estratégicos.

  • Garantizar el manejo soberano del ingreso nacional.

  • Lograr la soberanía alimentaria para garantizar el sagrado derecho a la alimentación de nuestro pueblo.

  • Desarrollar nuestras capacidades científico-tecnológicas vinculadas a las necesidades del pueblo.

  • Fortalecer el poder defensivo nacional para proteger la Independencia y la soberanía nacional, asegurando los recursos y riquezas de nuestro país para las futuras generaciones.

  • Adecuar el aparato económico productivo, la infraestructura y los servicios del Estado incrementando la capacidad de respuesta a las necesidades del pueblo ante posibles estados de excepción en el marco de la Defensa Integral de la Nación.

  • Propulsar la transformación del sistema económico, en función de la transición al socialismo bolivariano, trascendiendo el modelo rentista petrolero capitalista hacia el modelo económico productivo socialista, basado en el desarrollo de las fuerzas productivas.

  • Construir una sociedad igualitaria y justa.

  • Consolidar y expandir el poder popular y la democracia socialista.

  • Convocar y promover una nueva orientación ética, moral y espiritual de la sociedad, basada en los valores liberadores del socialismo.

  • Lograr la irrupción definitiva del Nuevo Estado Democrático y Social, de Derecho y de Justicia.

  • Consolidar el papel de Venezuela como Potencia Energética Mundial.

  • Desarrollar el poderío económico en base al aprovechamiento óptimo de las potencialidades que ofrecen nuestros recursos para la generación de la máxima felicidad de nuestro pueblo, así como de las bases materiales para la construcción de nuestro socialismo bolivariano.

  • Ampliar y conformar el poderío militar para la defensa de la Patria.

  • Profundizar el desarrollo de la nueva geopolítica nacional.

  • Continuar desempeñando un papel protagónico en la construcción de la unión latinoamericana y caribeña.

  • Afianzar la identidad nacional y nuestroamericana.

  • Continuar impulsando el desarrollo de un mundo multicéntrico y pluripolar sin dominación imperial y con respeto a la autodeterminación de los pueblos.

  • Desmontar el sistema neocolonial de dominación imperial.

  • Construir e impulsar el modelo económico productivo eco-socialista, basado en una relación armónica entre el hombre y la naturaleza, que garantice el uso y aprovechamiento racional, óptimo y sostenible de los recursos naturales, respetando los procesos y ciclos de la naturaleza.

  • Proteger y defender la soberanía permanente del Estado sobre los recursos naturales para el beneficio supremo de nuestro Pueblo, que será su principal garante.

  • Defender y proteger el patrimonio histórico y cultural venezolano y nuestroamericano.

  • Contribuir a la conformación de un gran movimiento mundial para contener las causas y reparar los efectos de cambio climático que ocurren como consecuencia del modelo capitalista depredador.

El Presidente Nicolás Maduro, con el propósito de darle continuidad a la Ley Plan de la Patria 2013-2019, el 14 de enero de año 2019, le propuso al pueblo venezolano, en el marco de la presentación a la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) su Memoria y Cuenta del año 2018, el Plan de la Patria 2019-2025.

El primer mandatario nacional dijo:

Solo nosotros tenemos un plan y un método, un sistema detallado que da continuidad a lo logrado al día de hoy, pero también uno que nos permite superarnos a nosotros mismos, rompiendo el minimalismo.

Plan de la Patria que el presidente Nicolás Maduro solicitó a la Asamblea Nacional Constituyente, le diera rango de Ley Constitucional con el fin de blindarlo constitucionalmente para proteger a la población venezolana. El Plan de la Patria 2019-2025, como hemos dicho, es la continuación de su antecesor. Por ello las 5 líneas históricas de la Ley Plan de la Patria (2013-2019), creado por el Comandante Hugo Chávez, siguieron siendo las directrices fundamentales para la acción del gobierno bolivariano.

Con el objetivo de ratificar el carácter humanista de la Revolución Bolivariana, el gobierno nacional incorporó al Plan de la Patria 2019-2025, los objetivos de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas. Decisión estratégica adoptada con la intención de superar los déficits sociales que han surgido producto de la guerra económica y de la implementación de las criminales medidas coercitivas unilaterales de los mandatarios norteamericanos Barak Obama, Donald Trump, Joe Biden y de nuevo Donald Trump. Así como también, teniendo presente el crecimiento poblacional positivo de nuestro país, el cual nos dice que para el año 2025 tendremos una población de 34 millones 500 mil venezolanos y venezolanas. Variables que han determinado que a éste Plan de la Patria se le incorporen nuevos objetivos nacionales con el propósito de hacer realidad su implementación.

Pues bien, teniendo presente, entre otros, estos antecedentes programáticos los cuales han guiado la Revolución Bolivariana durante estos veintiséis años. Es por lo que, el Presidente Nicolás Maduro, en correspondencia con la voluntad democrática del pueblo venezolano y, teniendo presente que es un compromiso el cumplimiento de los principios establecidos en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela nos ha propuesto, a los venezolanos y venezolanas, la Ley Orgánica del Plan de la Patria de las 7 Grandes Transformaciones 2025-2031, hoja de ruta cuyas líneas programáticas fundamentales nos permitirán alcanzar la mayor suma de felicidad social y estabilidad política del pueblo venezolano. Por lo que, avanzar en la conformación de las comunas, como base social de la organización del pueblo, constituye una tarea prioritaria: De hoy para hoy. Pensando en un presente por vivir, en un mañana.

Por lo que, la redefinición y reorientación del marco jurídico para el ordenamiento del territorio, constituye un hecho fundamental en la construcción de la Venezuela Potencia y Socialista. Ello es posible, porque el territorio lo concebimos desde una perspectiva que va más allá de la definición que lo considera solo como espacio físico; que entiende que el territorio no puede ser separado del ser humano. Por lo tanto, el territorio no puede ser percibido solo en función del crecimiento económico. Ya que, para alcanzar el desarrollo integral de la formación social venezolana, es necesario concebir a las comunas y el Poder Comunal como parte de un proceso amplio, incluyente e integral, que trasciende el carácter geo-institucional con que se les ha definido. Proceso en el cual la Potestas no se sobreponga a la Potentia. Por tanto, es necesario entender que, el origen y funcionamiento de la comuna es multidimensional; por lo que, sus potencialidades de acción son, igualmente, multidimensionales.

El siglo XXI, es un siglo de grandes retos para la humanidad. Derrotar la pobreza y demás injusticias sociales, edificar democracias verdaderamente democráticas, construir un mundo multipolar en donde prevalezca la paz, detener la destrucción del medio ambiente son, entre otras, acciones que no tienen mañana, por tanto, hay que asumirlas ahora. Por eso, invertimos lo mejor de nosotros en imaginar la edificación de una Venezuela, en la cual las necesidades materiales y espirituales de nuestros compatriotas sean plenamente satisfechas, que nos permitan alcanzar el Buen Vivir.

Armonía, equilibrio, complementariedad, fraternidad, solidaridad y corresponsabilidad son principios básicos en el establecimiento de un nuevo relacionamiento entre ciudadanos y con la naturaleza; relacionamiento armónico que nos devuelve la condición de seres humanos, que la modernización capitalista nos arrebató. Lograrlo no es una tarea fácil. Para ello hay que acelerar el proceso de otorgarle al pueblo el poder y consolidar las estructuras organizativas del poder popular. Es ese, precisamente, el gran objetivo que se quiere alcanzar, con la propuesta de estructuración del Poder Popular a partir de las comunas.

2.- ¿Cómo imaginamos las Comunas?

La República Bolivariana de Venezuela vive un interesante proceso de transformación sociopolítica. El Estado venezolano experimenta el surgimiento de novedosas formas de organización. Lo cual nos permite afirmar que, con el inicio del siglo XXI, se han venido conformando nuevos modelos de organización social, con el propósito de conformar el Estado Comunal. Es por ello que, introducirse en el estudio de tan interesante tema, con el fin de dar explicación a la manera como se está construyendo esa nueva realidad, en la cual, el pueblo emerge como el sujeto fundamental del mismo, constituye un interesante reto en el cual queremos participar. Necesario es, entonces, abordar el análisis y comprensión del poder local, desde una nueva perspectiva crítica. Objetivo que es posible alcanzar a través de la profundización, ampliación y actualización del estudio de las relaciones en las comunidades vecinales; lo cual, permita conocer -de una nueva y mejor manera- los retos planteados con el proceso de transformación propuesto.

Primero, debemos estar conscientes que La Comuna no es un proyecto de estructuración social acabada, infalible, estática, por lo que, su organización y funcionamiento debe tenerse como un proceso dialéctico; y, ello es así, porque la organización social es un permanente estar haciéndose. Ello ocurre por una razón muy sencilla: no existe organización humana perfecta.

Segundo, La Comuna es la célula fundamental a partir de la cual se estructurará la organización del pueblo venezolano; por tanto, debemos concebirla como un modelo que rompe -de manera radical (de raíz)- con el modelo de estructuración republicano que hemos tenido desde 1811. Proyecto de República que con la Constitución de 1864, las clases dominantes de aquellos años, se plantearon edificar el Estado Liberal como Proyecto Nacional; y, con la Constitución de 1961, la consolidación de la formación social capitalista. Por eso decimos que se trata de la estructuración de un nuevo marco civilizatorio para la estructuración de una nueva sociedad, una nueva nación, una República distinta y diferente.

Tercero, es por ello que, nuestra propuesta de hacer de La Comuna la célula a partir de la cual se estructure la sociedad Socialista Bolivariana, es una alternativa que supera al capitalismo como modo de producción generador de desigualdad, inequidad e injusticia; vulnerador de los derechos humanos; que, a pesar de su origen liberal, impide la realización de los principios fundamentales de la modernidad liberal, heredados de la Revolución Francesa de 1789, de libertad, felicidad, igualdad y fraternidad.

Cuarto, La Comuna es la célula a partir de la cual construiremos una nueva manera de relacionarnos los venezolanos. A partir de ella, imaginamos una nueva manera de ver la vida, la vida que vivimos y la vida que queremos vivir. Es la concreción de alcanzar el anhelado sueño de vivir como seres humanos entres humanos.

Quinto, de allí la afirmación de que el Proyecto Socialista Bolivariano es un proceso civilizatorio de nuevo tipo, imaginado por venezolanos para los venezolanos. Que reivindica el carácter humanista de los principios de libertad, igualdad, felicidad, solidaridad y fraternidad como sus principios fundantes.

Sexto, a partir de La Comuna nos será posible otorgarle al pueblo venezolano su condición de sujeto, de actor y conductor, principal del proceso de transformación propuesto en la Ley Orgánica del Plan de la Patria de las 7 Grandes Transformaciones 2025-2031. Por lo que, entre pueblo y poder comunal se da una relación simbiótica que los convierte en uno solo, conformantes de, y para, un mismo proceso: la construcción y consolidación del Socialismo Bolivariano en nuestro país.

Séptimo, el pueblo al ejercer su función de poder popular a través de las comunas, asume su condición de conductor de la defensa nacional. Se constituye, de tal manera, en el diseñador y ejecutor de todos los planes y programas necesarios para el buen funcionamiento de la sociedad. El pueblo gobierna para el pueblo.

Octavo, es por ello que, a través de La Comuna, como célula fundamental del Socialismo Bolivariano, será posible que el venezolano encuentre para sí su verdadero imaginario de pueblo. Que nos lleve a entender que lo que, como tradición histórica ha sido llamado identidad nacional, no puede tener como elemento definitorio solo el carácter mestizo del pueblo venezolano. Sino que, junto a nuestro origen étnico existen otras variables en la conformación de nuestro ethos de pueblo. Por lo que, a través de La Comuna nos será posible recuperar nuestra condición de comunidad en la que sus participantes establecen lazos de solidaridad, fraternidad, igualdad y felicidad en función de alcanzar la edificación de la democracia socialista como verdadera libertad.

Noveno, verdadera libertad que es posible alcanzar cuando hacemos del relacionamiento entre miembros de una comunidad, una relación entre humanos. Y, precisamente, siendo ese uno de los fundamentos principales de La Comuna; es por lo que, el principal objetivo del poder comunal es ser creador de comunidad, de lazos que relacionen y unan solidariamente a los miembros de esa comunidad y al pueblo como una totalidad.

Decimo, La Comuna es la colectivización de los beneficios. Es una ruptura radical con el beneficio propio, particular, característico de la sociedad capitalista. Es verdad que lo que tú tienes es tuyo; pero, los bienes de la comunidad son para el bienestar de todos sus miembros. La colectivización de las relaciones humanas es lo que hace posible que la solidaridad y la fraternidad sean principios fundamentales en la construcción del Socialismo Bolivariano.

Décimo primero, al afirmar que a partir de La Comuna edificaremos un nuevo modelo de civilización de los venezolanos y para los venezolanos, estamos afirmando que a través de ellas será posible avanzar en la realización de una verdadera y profunda transformación cultural, entendida ésta en su sentido más amplio. Por ello, es necesario entender que el Socialismo Bolivariano es una nueva forma de vida de y para los venezolanos, sustentado en nuevos principios éticos y valores morales, que nada tienen que ver con la ética y los valores del capitalismo. En ese sentido, La Comuna es la ESCUELA en donde se educa y se forma el venezolano.

Décimo segundo, en La Comuna la vecindad adquiere una dimensión de nuevo tipo, superior a la simple asociación de vecinos, a los condominios, a las juntas vecinales. Porque los fundamentos estructuradores de la vecindad comunal tienen otras dimensiones, tienen otros propósitos, otros objetivos. Se conforman a partir de un nuevo imaginario, de una nueva subjetividad, de una nueva narrativa, y allí reside uno de sus principales elementos originarios de conformación.

Décimo tercero, el comunero es un vecino de nuevo tipo. La autoridad comunal no se ejerce de manera individual. El líder comunal no es un individuo, es un colectivo. Es la voz de un colectivo social que delega en él ciertas actividades. Por eso, sus funciones son delegativas no de jefatura. Para recordar a Dussel, "se gobierna obedeciendo".

Décimo cuarto, para contrarrestar la feroz campaña que, los grandes consorcios de la comunicación internacional y las redes sociales, desarrollan contra la Revolución Bolivariana de Venezuela, La Comuna debe constituir un medio fundamental de comunicación al pueblo. Cada venezolano es un periódico, una radio, una televisora. Tengamos presente que, el venezolano se comunica entre sí a través del diálogo. Y que, la conversación entre vecinos es una manera de expresar el afecto y la solidaridad. Y, esto que parece un lugar común, es bien importante para un proyecto político como el nuestro que ha vivido, vive y "vivirá" amenazado por el acecho de la bota imperial para impedir su desarrollo y consolidación.

Décimo quinto, para enfrentar –exitosamente- la nueva realidad sociopolítica que viven las comunidades vecinales, con miras a alcanzar el buen vivir, la construcción de sociedades en donde impere la justicia social, es necesario que nuestros pueblos avancen en la redefinición, entre otros, de los siguientes objetivos:

  • Concebir la democracia, no solo como un sistema político, sino como un modo de vida. En donde, el pueblo con su participación y protagonismo, ocupe el rol de sujeto fundamental de la misma.

  • Hacer de la organización social comunal un sistema que vaya más allá de la simple asociación institucional de vecinos. La comuna debe ser el núcleo originario del nuevo modelo de organización social de la nación.

  • Entender que los principios, que hacen posible la estructuración y consolidación de la comuna, en estricta correspondencia con el marco jurídico-político que rige y regula el funcionamiento del país, debe respetarse el carácter autónomo y de libre determinación que las comunidades vecinales tienen para su mejor organización y funcionamiento.

  • Le otorgamos a los principios establecidos en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, el carácter de Carta Magna única para el establecimiento de la comuna.

Es por ello que, para hacer realidad el establecimiento, desarrollo y consolidación de las Comunas, debemos tener presente:

1.- El conocimiento del proceso sociohistórico a partir del cual se conformó el espacio geo-humano en donde habrá de establecerse la Comuna. Ya que, el estudio y análisis de la historia y lo histórico de la localidad, comunidad o vecindario; a través de eso que normalmente es llamado historia local o microhistoria, nos será posible rescatar el pasado local, no como tiempo pretérito; sino, como presente vivido para establecer las valoraciones y alcances que como espacio humano ellas tienen. Allí, en el contacto directo con las comunidades y vecindarios, es donde encontraremos las herramientas teóricas que permitan adentrarnos en su estudio y conocimiento, desde una perspectiva política, económica, social, cultural y ambiental.

2.- Los Lineamientos Generales establecidos en la Ley Orgánica del Plan de la Patria de las 7 Grandes Transformaciones 2025-2031, tienen como objetivo presentar, de manera resumida, las principales líneas que lo guían en función de avanzar en la consolidación de la Revolución Socialista Bolivariana de nuestra Patria; Plan de Desarrollo que le asigna a la educación y formación del pueblo un lugar destacado, entendida ésta como educación política, económica, social, cultural, ética y moral; como una acción que va más allá de la escuela, de la educación formal, que se adquiere en la vida diaria: en las fábricas, en los talleres, en los institutos de educación, en los cuarteles militares, en los campos, en los núcleos endógenos, etc.

El Plan le confiere a la Nueva Geometría del Poder un rol fundamental para el reordenamiento del territorio, en función de los nuevos criterios establecidos para la geopolítica nacional; en tal sentido, los tres elementos: la distancia, la extensión y el volumen o el contenido, constituyen pilares fundamentales en el rediseño de la nueva geografía nacional, nos permitirán hacer un nuevo análisis sobre el territorio. De tal manera que podremos establecer de forma precisa: ¿Cómo está distribuido el poder político, social, económico, militar y cómo debería estarlo? En tal sentido, debemos revisar la división político territorial de la nación con miras a lograr que su administración ejecutiva sea más eficaz y eficiente, para hacerla más funcional y poder lograr que, la implementación de las políticas de carácter socialista, puedan ser implementadas de manera exitosa

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El alma de la revolución está allí. Debemos demoler viejas costumbres. Si no lo hacemos habremos perdido el tiempo. Por más cambios políticos y económicos que nosotros hagamos, si no somos capaces de demoler las viejas costumbres, las odiosas diferencias de clase, los obscenos privilegios, y generar una nueva cultura de la igualdad, de la solidaridad, de la hermandad, de la fraternidad estaremos "arando en el mar", habremos perdido el tiempo. Se requiere que el poder popular ocupe todos los espacios, la contraloría popular; y, se requiere de los representantes del pueblo mayor dedicación al trabajo, dedicación plena y absoluta.

Pues bien, un proceso de transformación radical del viejo modelo de formación social, de sus viejas estructuras de funcionamiento, requiere que el mismo sea dirigido a través del Poder Comunal: Democracia participativa y protagónica, revolucionaria y socialista. Nada se logrará sino entendemos que el "poder popular es el alma, nervio, hueso, carne y esencia de la democracia revolucionaria, de la democracia verdadera". Nuestra democracia tiene que sostenerse en las ciudades comunales, en las cuales debe concentrarse el esfuerzo político, económico y social para ir fraguando el camino que permita edificar el Estado Comunal, en donde el poder comunal sea en verdad el poder del pueblo, como poder popular constituido.

3.- ¿Lo lograremos?

Ésta no es una interrogante cualquiera. Es la pregunta a la cual debemos dar respuesta si en verdad queremos construir la Venezuela Socialista Bolivariana. Y es que, para lograrlo necesitamos, a su vez, preguntarnos: ¿cómo?, ¿para qué?, ¿por qué?, ¿cuándo? Y, las respuestas que demos no pueden ser simples elucubraciones emocionales. No pueden ser respondidas con consignas, con viejos cliché. Porque la construcción del Poder Popular; el propósito de otorgarle al pueblo el poder es quizás la tarea más difícil que deban enfrentar, quienes se han propuesto construir nuevas sociedades, nuevas civilizaciones.

Recurrente ha sido, para algunos teóricos y analistas del hecho político, recurrir al concepto de democracia de Platón o a la célebre frase de Abrahan Lincoln de que ésta es "el poder del pueblo, para el pueblo y por el pueblo". Porque la "democracia liberal" modelo conocido hasta ahora no ha sido un "capricho del pueblo"; por el contrario, éste ha estado ausente en su estructuración, propósitos y objetivos.

Es por ello que, en el imaginario de nuestro propósito de construir el Poder Popular a partir de la Comuna, debemos tener total claridad en que ésta no es una "asamblea del pueblo", en la que se dialoga y decide sobre lugares comunes de los vecinos. Sino, muy por el contrario, la comuna es el "espacio", o mejor, es el encuentro de los vecinos para abordar la discusión de los problemas que le son –colectivamente- más sentidos. Cómo hacerlo no parece ser muy fácil; no olvidemos que, si alguna cualidad perdimos los venezolanos, producto de la conducta individualista a que fuimos sometidos a lo largo de la IV República, sobre todo, a partir de la década de los años setenta de la centuria pasada, fue la de sabernos miembros de una colectividad. Para qué hacerlo, para devolverle al venezolano su sentimiento de pertenencia a una comunidad. Si algo caracteriza al venezolano es su apego por lo social, su afecto por el otro. Por qué hacerlo, porque el venezolano y la venezolana tienen derecho a ser felices, a la igualdad, a la libertad, a la fraternidad; tiene derecho a saberse, y ser, miembro de ese colectivo humano que llamamos pueblo. Cuándo, ya, ahora mismo. Esta es una tarea que no puede ser colocada a la espera de eso que algunos llaman la "existencia de condiciones objetivas", porque alcanzar la justicia social, la equidad, la vida buena para los venezolanos y venezolanas es una tarea que no tiene espera. Recurramos de nuevo a Don Simón Rodríguez: O inventamos o erramos. Preferible es inventar. Y, para mí, esta no es una frase que debamos utilizar como comodín. Para mí, es un principio. Ella me ha permitido entender que todo propósito de transformación social es un camino largo y tortuoso; me ha enseñado que, la mejor manera de saber si las cosas son posibles es hacerlas; y que, el mayor riesgo es el fracaso, pero éste aporta experiencias para volver a comenzar. Por eso, el inicio del lapso que el Presidente Nicolás Maduro ha propuesto para alcanzar las Siete Transformaciones (2025-2031), para decirlo en términos metafóricos, fue ayer.

Comenzó con el Proyecto Nacional Simón Bolívar. Primer Plan Socialista -PPS- 2007- 2013, cuya quinta directriz, el Quinto Motor, la Explosión del Poder Comunal: ¡Democracia protagónica, revolucionaria y socialista! ya que, el Presidente Hugo Chávez consideraba que el Poder Popular era "el alma, nervio, hueso, carne y esencia de la democracia bolivariana, de la democracia revolucionaria, de la democracia verdadera". Creía que era el que tenía más fuerza en el Proyecto Socialista Bolivariano.

Consideraba, asimismo, nuestro Comandante Eterno, que a partir de la comuna debería crearse un sistema de ciudades federales, iniciativa establecida en la Constitución Bolivariana, en ella se afirma que se podrá crear un territorio federal y están las condiciones para hacerlo, "no para convertir los estados en territorios federales por capricho, sino de marchar hacia el modelo socialista"; decía, asimismo, que sobre ese territorio federal se concentraría todo el esfuerzo político, económico y social, para ir transitando el camino hacia la ciudad comunal donde no hagan falta juntas parroquiales, alcaldías, ni consejos municipales, sino Poder Comunal. Consideraba, igualmente, que los Consejos Comunales debían trascender lo local; que no se debía ponerle límites a los Consejos Comunales, ellos son herramientas del Poder Popular Constituyente. Hay que impulsarlos, fortalecerlos. Los Consejos Comunales deben trascender a una especie de Federación de Consejos Comunales, deben confederarse para abarcar un espacio mucho mayor, a fin de que puedan hacer diagnósticos profundos de su área comunal y, en base al diagnóstico, hacer un plan, un presupuesto participativo, para que puedan desarrollar obras de mayor envergadura para elevar su calidad vida en lo económico, en lo social, en lo político. En criterio del Presidente Hugo Chávez, el poder constituido debía ir transfiriéndole poder político, social, económico y administrativo al Poder Comunal, para que así marchemos rumbo al Estado Socialista y salgamos de las viejas estructuras del Estado capitalista burgués que lo que hace es frenar los impulsos revolucionarios.

Pues bien, estas reflexiones debe conducirnos a entender que el fraguado de la Comuna como célula del Poder Popular, como hemos (y ha sido) dicho, es un proceso complejo. Hacer del pueblo el sujeto fundante de una nueva formación social con participación directa y constante en los asuntos que le son inherentes a su comunidad, por la cantidad y complejidad de los problemas que en ella existen y van surgiendo, no es cosa sencilla de edificar. Ello hace necesario encontrar nuevas modalidades de mediación igualmente complejas. Éste es, por tanto, un proceso lleno de riesgos, en donde los más comunes tienen que ver con la convocatoria desmedida de la Asamblea Comunal creyéndose, de tal manera, que el asambleísmo es la única manera de consultar al pueblo comunero, perdiéndose la perspectiva de la búsqueda de formas novedosas de consulta al pueblo.

El otro riesgo, en mí parecer, es el de la existencia de "líderes esclarecidos", que creen que la verdad es su verdad. Ambos escollos generan inseguridad e incredibilidad en el pueblo; por tanto, convierten a la comuna y el poder popular en instrumentos al servicio de intereses particulares, haciéndoles perder la potencialidad novedosa y profunda que la democracia directa, participativa y protagónica, tiene. Por lo que, debemos cuidarnos de no caer en estas desviaciones antirrevolucionarias.

Hacer realidad la "explosión del poder popular" demanda de cada ciudadano, tener conciencia de lo que ello significa; exige, asimismo, entender que la posibilidad de edificar la hegemonía socialista bolivariana requiere la conformación de un bloque histórico que haga de la comuna, como base y principio del poder popular, un ente orgánico deslastrado de toda confrontación ideológica sectaria, dogmática, infalible. Por tanto, dicha confrontación debe darse enmarcada en un alto grado de sindéresis. En donde la búsqueda del consenso, antes que la confrontación, sea el signo del relacionamiento político. Debemos, por tanto, entender que la comuna no es una sucursal de un partido. Ello, no significa que se eluda, que se niegue el debate de asuntos de esta naturaleza; pero su tratamiento, como hemos dicho, no debe estar signado por la confrontación excluyente. Recordemos que nada es más antidemocrático que creerse poseedor de la verdad absoluta, la verdad verdadera. Se convence con razones, no con imposiciones. Entendamos, pues, que la propuesta de fraguado y consolidación de La Comuna, como punto de partida para la conformación del poder popular, no será posible lograrlo sino lo hacemos a partir de un profundo proceso democrático. No se puede construir instituciones democráticas desde posiciones totalitarias, excluyentes.

4.- La Comuna y el poder

Una primera aproximación nos conduce a afirmar que el poder lo entendemos como un concepto amplio, que concibe la sociedad como un espacio antropológico; por lo que, las relaciones sociales se dan en él de una forma integral. Ello nos lleva a afirmar que el poder trasciende al ejercicio del gobierno. En razón de ello, el Poder Comunal, en tanto que Poder Popular, Poder del Pueblo, da lugar al establecimiento de un sistema de democracia directa, participativa y protagónica; verdaderamente democrática. Por consiguiente, en el debate sobre el Poder Comunal, es importante poner sobre el tapete la concepción que se maneja de Estado y cómo ese modo de concebirlo incide directamente en el papel efectivo del pueblo en la toma de decisiones públicas.

Una de las primeras cosas que debemos dejar claro es que la comprensión de los hechos, de los sucesos del poder no debe ser reducidos, y no pueden ser convertidos en simples cualidades, atributos, de los elementos del poder. Ello sería tener una visión simplista de los mismos. Y, el poder, en tanto que hecho social, es complejo. Por lo que, estamos llamados a entenderlo a partir de la comprensión de la variedad de elementos, de la manera como estos se relacionan, como son utilizados o manejados y cuáles son los objetivos y fines que, como instrumentos de poder, se esperan alcanzar a través de su ejercicio.

Sobre todo porque, el Poder Popular, no es cualquier poder. Es el Poder del Pueblo organizado en ejercicio de sus derechos, construyendo un verdadero sistema democrático. Por lo que, todos los demás instrumentos del poder, aun los emanados de las instituciones del Estado, están subordinados, deben colocarse al servicio de las decisiones y funciones que La Comuna, en tanto que célula fundamental de la Democracia Socialista, del Socialismo Bolivariano, se proponga llevar adelante. Es el Pueblo ejerciendo sus funciones de sujeto fundamental de la sociedad; ejerciendo su capacidad de hacedor de nuevas y mejores condiciones de vida. Es el Pueblo haciendo realidad su condición de sujeto político; haciendo realidad el ejercicio de la verdadera democracia. Necesario es entender, entonces, que hacer realidad el ejercicio de una nueva forma del poder, es un proceso complejo. Como hemos dicho, no basta con reunir a los vecinos y tomar decisiones de manera colectiva. Necesario es, lograr conjugar los intereses que la comunidad de vecinos tiene, con los que, el Estado, a través de sus instituciones, aspira alcanzar.

5.- La Comuna y la construcción de un nuevo sistema de ciudades

La ciudad no es solo un espacio geográfico, ni un albergue de personas, es mucho más que eso, es un hábitat diverso y complejo, heterogéneo y multiforme, puede por tanto ser vista de distintas maneras y perspectivas, porque está conformada por seres humanos y objetos que le dan vida, que la hacen posible, que le dan identidad, que la hacen Ciudad. Y, cuando una ciudad pierde estas características comienza a dejar de serlo para convertirse en otra cosa. Se deshumaniza y, al deshumanizarse, podrá seguir siendo un espacio geográfico, un albergue de personas, pero no una ciudad.

Por ello, somos de los que cree que no se puede actuar sobre la ciudad del presente, si no se sabe cómo se estructuró como pueblo, si no se sabe que significa ser ciudadano hoy. Por lo que pensar la ciudad, entraña ese reto. Para decirlo con Domingo Miliani: "es un trabajo de memoria asociativa y colectiva"; ya que: "Prever el futuro sin un cimiento informativo que marque la estela por donde hemos venido transitando se vuelve labor de astrólogos, invasores del espacio informativo con discursos leguleyos o banalizaciones de un optimismo de lo maravilloso ridículo. Es la inmediatez depurada de reflexión, el destino barato y degradado…".

Y, la manera de evitar que esto ocurra es pensándola, imaginándola de manera distinta y, ello es posible lograr si se elabora un Plan de Desarrollo de la ciudad que coloque al Pueblo como el sujeto y objeto fundamental del mismo. Plan de Desarrollo para el cual se requiere de un nuevo liderazgo, capaz de entender que se trata de una nueva visión, de una nueva concepción del Desarrollo; se requiere, asimismo, de mejores instituciones técnicas, eficaces y eficientes, dirigidas con visión humana; capaces de entender que, si bien es cierto las propuestas principistas, formuladas en la Ley Orgánica del Plan de la Patria de las 7 Grandes Transformaciones 2025-2031, el cual es la base para el diseño y formulación de programas de desarrollo para las ciudades comunales en nuestro país, deben tener cuerpo y alma comunal. Tienen que ser correspondientes con lo que el pueblo de las comunas que la conforman, es y quiere ser.

No es posible pensar el desarrollo de la Ciudad comunal y el Estado Comunal venezolano, si éste no tiene como punto de partida la conformación de un nuevo relacionamiento del pueblo a través de la Comuna como nuevo modelo de organización social. La Comuna es, de tal manera, el agente transformador a través de la cual pueda trazarse la ruta que nos lleve a redescubrir la ciudad en la que queremos vivir. La Comuna, en ese sentido, la concebimos como el núcleo fundamental en la estructuración social, política, económica y cultural de la ciudad y la nación. Por lo que, una nueva concepción de la ciudad, a partir de la ciudad comunal, debe conducirnos a concebirla como un centro para la solución de problemas, no como generadora de éstos.

Por lo que, la planificación del desarrollo de la ciudad debe tener una orientación que lo perciba como el desarrollo integral de la misma. Necesario es, entonces, formular nuevos planes de Ordenamiento del Territorio y del Desarrollo, para enfrentar el reto de edificación y consolidación de la Ciudad Comunal. Necesario es, asimismo, tener presente que, la expansión urbana de la ciudad comunal debe ser correspondiente con el uso del suelo. El centro de la ciudad no debió ser concebido como única área para el desarrollo de la actividad comercial. Al pueblo no se le puede negar el derecho a disfrutar su ciudad. Los servicios públicos, el funcionamiento del transporte urbano y el sistema vial de la ciudad, deben ser correspondientes con su crecimiento;

Pensar la Ciudad Comunal supone, entonces, elaborar un Programa de Desarrollo Económico y Social y un Plan de Ordenamiento del Territorio que coloque al pueblo, al ciudadano comunero, como el centro del mismo, que redimensione su crecimiento urbano hacia nuevas áreas de expansión, distintas a lo que los urbanistas denominan "sistema radiocéntrico"; que reestructure y organice el sistema vial de transporte público; que le devuelva a nuestras urbes la condición de hinterland comercial regional e interestatal, generadoras de empleos dignos y humanos, capaz de superar la economía informal; pero sobre todo, la Ciudad Comunal requiere de un modelo de planificación que le devuelva al habitante, al vecino, su autoestima; para lo cual, es fundamental desarrollar la educación ciudadana, como elemento estructural básico para el desarrollo. No basta con embellecer la ciudad, necesario es educar al ciudadano para que la cuide, la sienta y la haga suya, sienta que es su patrimonio, su mayor riqueza.

Imaginar la ciudad del futuro, no es una tarea fácil. Es verdad que se requiere pasión. Pero a la pasión sino se le pone talento se desvanece, se vuelve una ilusión. Para que ello no ocurra, y la Ciudad Comunal pueda convertirse en una ciudad generadora, dinamizadora del desarrollo local y regional, debemos descubrir su rol de agente transformador del mismo. Que haga uso racional de las potencialidades materiales y humanas que posee; que su ubicación geográfica la convierta en una zona privilegiada. Sus gobernantes tienen que hacerse de una nueva concepción del desarrollo. Deben entender que los problemas de la ciudad no pueden ser resueltos coyunturalmente, con soluciones espasmódicas. Algunos piensan que lo importante es hacer obras, porque es lo que da votos; confunden Programa de Gobierno, Plan de Inversión con Plan de Desarrollo. El pragmatismo y una conducta política clientelar los enceguece. Otros pensamos que, las obras a construir deben ser el resultado del estudio y la planificación del medio que queremos transformar, para hacerlo humano, para hacerlo vivible. No se olvide que el uso del suelo debe estar al servicio del ser humano y no al revés. Por este camino es que entendemos el Socialismo Bolivariano, que es el Buen Vivir.

Nada le hizo más daño a la ciudad venezolana que su cambio de rostro. Rostro que las hacía particulares. De la ciudad venezolana que se fue conformando por la inmigración de compatriotas "expulsados" de la hacienda de plantación por la crisis de la economía agroexportadora iniciada en los años veinte de la centuria pasada; y, por la emergencia de la economía petrolera y la conformación de la formación social capitalista, solo queda el recuerdo.

A quienes les ha correspondido dirigir la ciudad la pensaron globalmente, para actuar localmente; cuando la cosa debió ser al revés, pensar localmente, para actuar globalmente. La ciudad bucólica, de vecinos y paisanos, la volvieron bulliciosa, sucia y desorganizada. A la ciudad de mayor población y actividad comercial de nuestros estados se les llamó Metrópoli. El cemento y la cabilla se apoderaron del imaginario arquitectónico de la ciudad moderna. Los planificadores de su "desarrollo" no han sido otra cosa que sus desplanificadores; antes que imaginadores han sido seguidores; antes que creadores han sido copiones; y, todo ello ocurrió en nombre del progreso. Y, a quienes soñamos volver a verla con toda su hermosura, con toda su gracia, se nos acusa de atrasados, contrarios al progreso y -por tanto- al desarrollo. Lo cierto es que nuestras ciudades perdieron su rostro; las desfiguraron; y, no son ninguna Metrópoli, aunque hayan adoptado el desorden de esos conglomerados urbanos.

Frente a esta situación no se puede ni se debe asumir una posición fatalista. Necesario es definir y diseñar una hoja de ruta que saque a la ciudad del marasmo en que se encuentra. La gerencia de la ciudad debe ser un acto político trascendente; profundamente imaginativo y propositivo; debe ir más allá de la rutina, del lugar común que la consigna hueca, estridente, inalcanzable e irrealizable no puede seguir sustituyendo el pensamiento constructivo. Todo ello ha ocurrido porque el pueblo ha sido convertido en un cliente electoral.

Pensamos, entonces, que la posibilidad de devolverle a la ciudad venezolana su rostro de ciudad de ciudadanos y para ciudadanos, requiere plantearse la problematización de su crecimiento a partir de principios humanistas; por ello, las ideas de orden, desorden y conflicto tienen que ser colocadas en sus predicciones gubernativas. Quien gerencia la ciudad, debe tener presente el legado urbano de nuestras comarcas, la división social de su espacio; debe entender que a estas no se les puede seguir "metiendo" otras ciudades, hay que definir con la más absoluta responsabilidad como habitarla y como hacerla habitable. Necesario es, entonces, tener presente que nuestras ciudades no siempre fueron así; por lo que, no deben seguir siendo condenadas a serlo.

Por ello debemos tener presente que:

1.- Hasta comienzos de los años sesenta de la centuria pasada la ciudad venezolana seguía siendo una ciudad vivible. Los años setenta, los del boom petrolero, generaron grandes expectativas; se nos hizo creer que las llamadas ciudades metrópoli, podían llegar a convertirse en un nuevo polo del desarrollo nacional. Se nos identificó como un centro urbano, se dio inicio a la vorágine del cemento. Diversas y abundantes fueron las publicaciones, documentos, programas y planes que se elaboraron para diagnosticar, prever y recomendar lo que debía hacerse para enfrentar los nuevos retos que se le presentaban a nuestras ciudades, eran -por así decirlo- planes prescriptivos, para ser usados.

2.- Nada sería, entonces, más insensato que afirmar que es por la carencia de estudios y diagnósticos que la ciudad está como esta. La explicación hay que buscarla en otro lado. A los dirigentes de la ciudad de los años setenta y subsiguientes, les costó entender y asimilar, las ideas expuestas en los referidos diagnósticos para hacerlas suyas. Se tenían las herramientas teórico-práctico de qué hacer, pero no se hizo lo que había que hacer. Ante ello se recurrió a un argumento banal y falso: aducir que nuestras ciudades se habían superpoblado. De la sobrepoblación se hizo entonces un tema tabú, por su carácter multidimensional, por lo sensible del mismo, los problemas que comenzaron a generarse como el hacinamiento, la carencia de servicios públicos básicos, de aseo urbano, transporte, educación, salud, recreación, no fueron enfrentados. Para no dar la impresión de que se estaba reprimiendo e impidiendo que nuevos grupos sociales se desarrollaran. Se estimuló el surgimiento de la economía informal y la anarquía en el transporte público.

3.- La planificación del desarrollo de nuestras regiones y ciudades era una necesidad. Solo que, una visión política equivocada que pretendía obtener resultados inmediatos la fue desprestigiando; para ilegitimarla, se afirmó que la planificación era un instrumento de los regímenes totalitarios. Los planes y programas elaborados por las corporaciones regionales de desarrollo fueron dejados de lado, abandonados. Los mismos no fueron sustituidos por nuevas ideas, por nuevas propuestas, el dejar hacer dejar pasar, se convirtió en la razón de ser de una praxis política partidocrático, basada en el establecimiento de una relación clientelar. La idea del desarrollo, como propuesta para la organización de la sociedad, como un pensar bien lo que hay que hacer y cómo hacerlo, como algo posible de alcanzar, trascendente a la esfera de lo económico, interdisciplinario, concebido como un proceso propositivo, fue desechada por el clientelismo político, por el inmediatismo. El pragmatismo vulgar sustituyo el pensamiento.

4.- En algunos casos el deterioro de nuestras ciudades no ha sido detenido. Ha trascendido la IV República. Sigue presente. Por ello, no puede exculparse de la pervivencia de dichos déficits a quienes la han dirigido, durante estas últimas décadas. Sobre todo, porque teniendo conocimiento para saber qué había que hacer para superarlos, se dejaron arrastrar por una inacción que impide superar dicha situación. En estos últimos veinticinco, en algunos casos, se ha actuado de la misma manera, a como lo hicieron quienes dirigieron los Municipios en las tres últimas décadas de la centuria pasada.

La situación presente, si bien no es nueva, tampoco es el resultado de una conducta caótica de sus ciudadanos; sino que, como hemos dicho, es el resultado de la adopción e imposición (las dos cosas a la vez), de un modelo urbanístico que no le era propio. En tal sentido, pensamos que avanzar en el reordenamiento espacial de la ciudad pasa por definir cuál será el nuevo uso del área central, este no podrá seguir siendo la única zona comercial de la ciudad; el crecimiento poblacional de la ciudad demanda definir cuáles serán las nuevas zonas residenciales; por lo que, hay que definir cuáles serán los espacios destinados a la edificación de viviendas de interés social; habrá que definir cómo enfrentar los problemas existentes en los espacios habitacionales de las llamadas "ciudades auto construidas", o sea, las barriadas populares.

En los albores del siglo XXI, diversos fueron los argumentos que se esgrimieron con la intención de dar explicación de lo que él habría de depararnos. El análisis prospectivo ocupo un lugar primigenio, para alcanzar tan difícil objetivo. Hubo quienes no entendieron que, no es posible hacer análisis histórico obviando el presente vivido. Si bien el siglo XXI es un nuevo siglo, con él no comenzó una nueva era en la historia de la humanidad. Por el contrario, el viejo siglo XX, como un fantasma, sigue acechando en el presente, sigue diciéndonos que de allí venimos, como para recordarnos que la única manera de deshacernos de las injusticias cometidas en su tiempo es construyendo nuevos modelos de sociedad.

Teniendo presente las corrientes del pensamiento que fraguaron el siglo XX, es cómo podemos conocer nuestra historia, conocer nuestro pasado para enfrentar el tiempo por venir. Conocimiento que nos lleve a convertir los valores colectivos en valores humanos, que se producen entre humanos y para seres humanos; en donde la construcción verdadera de la democracia participativa y protagónica pasa por entender que el compromiso político es un compromiso colectivo, que supera toda conducta individualista por ser una praxis egoísta. En donde la ilusión del crecimiento infinito, la admiración y subordinación acrítica hacia la totalización del mercado, no siga siendo el único proceder; pero, se trata, asimismo, de trascender la retórica hueca, vacía, de quienes no han entendido que vivimos nuevos tiempos; que hay que entender que, ambas formas de pensar, forman parte de las narraciones de la modernidad capitalista occidental, la cual ha perdido su fuerza explicativa, su encanto, su impulso transformador; se trata, por así decirlo, de construir una nueva sociedad de ciudadanos comprometidos, en donde lo público alcance plena legitimidad; una sociedad en donde seamos capaces de reconocer los triunfos y los fracasos que ella ha vivido; en donde no se desprecie el sector público a pesar de su ineficacia y su ineficiencia; ello implica, a nuestro entender, reflexionar sobre cómo vamos a hacer para transformar la sociedad venezolana que tenemos, percibirla como una necesidad histórica; cómo vamos a proyectar sus aspectos simbólicos, su origen, sus raíces, el sentido de pertenencia, la emergencia de nuevos movimientos y esquemas de organización social que impulsan una mayor participación del Pueblo en la toma de decisiones, por tanto, una mayor profundización de la práctica democrática. Elementos todos ellos que aún perviven invisibles, están ocultos y son la razón de nuestra identidad colectiva. Y ello, no es cualquier cosa. Hay que entender que el presente vivido, no puede ser tirado al cesto como un desecho; entender que el presente por vivir, no surge de la nada. Entender que el tiempo histórico tiene su estar siendo y su dejar de estar siendo.

Es por ello que, a quienes les corresponda dirigir las Alcaldías y los Concejos Municipales, así como los demás entes de la administración pública, deben detenerse a reflexionar sobre el porqué de los problemas que la ciudad tiene; a interpretarlos, para poder encontrar la solución de los mismos. Deben saber que esas instancias del poder estatal que dirigen ya no es tal. Que somos un pueblo con valores morales y cívicos, de mente abierta, generoso, moderado, enemigo del derroche; ya que, como hemos dicho en otros textos, al venezolano le transformaron su ethos de pueblo, por eso estamos obligados a reinventar un nuevo modelo de sociedad, una nueva ciudad, en donde la solidaridad, la buena ciudadanía, la comprensión y solución de los problemas de nuestro pueblo, sean pensados como principios para la construcción de un futuro cierto. Pues bien, hay que redescubrir, que redimensionar nuestro sistema de ciudades. Convencernos de que la Ciudad Comunal, es el motor a partir del cual avanzaremos en la construcción de la Venezuela potencia. Hay que imaginar la Ciudad Comunal, planificarla de manera correspondiente con las iniciativas propuestas en la Ley Orgánica del Plan de la Patria de las 7 Grandes Transformaciones 2025-2031, para convertirlas en ciudades tipo, todo ello a partir de una premisa insustituible: el Pueblo Comunero, como sujeto social de dicho proceso, es lo primero.

6.- Pueblo comunero

Como dijimos en la Primera Reflexión, concebimos al pueblo como un actor político colectivo. Por lo que, es necesario definir la manera como el concepto pueblo se relaciona con la teoría política y con la filosofía política. Relacionamiento que debe ser el resultado del estudio, análisis y comprensión de las sociedades, vistas éstas desde una perspectiva integral.

Diseñar una política que coloque al pueblo, como sujeto fundamental de ella, requiere, desechar todo determinismo y reduccionismo conceptual; estimular el ejercicio de un libre pensamiento, creativo, crítico e impugnador de las "verdades" establecidas como principios absolutos; concebir el poder y al "otro" desde una perspectiva ética; descubrir cómo vamos a hacer para que los valores e instituciones, a partir de los cuales se estructuraron nuestras formaciones sociales, sean analizadas en sus más diversas complejidades; hacernos de una visión distinta de la democracia, ésta no puede seguir siendo concebida solo como un sistema político, debemos entenderla como una cultura, como una forma de vida; profundizar y ampliar el debate, el dialogo, la búsqueda de nuevos principios que den explicación de lo que somos y lo que queremos ser; entender que es en nuestra diversidad y heterogeneidad cultural donde está nuestra identidad, debemos pensarnos como pueblos diversos pero no distintos; la elaboración de un discurso multidimensional, que de explicación y respuesta a nuestros anhelos y expectativas, que ausculte nuestras fortalezas y oportunidades, que sea capaz de dilucidar nuestra limitaciones y capacidades.

Una nueva relación entre pueblo y política debe conducirnos a concebir la sociedad como una comunidad, que trascienda la perspectiva organicista de la modernidad occidental, a superar el carácter universalista de esta como única cultura; a imaginar cómo hacer para transitar del sujeto individual hacia el sujeto colectivo; a revisar lo que hemos llamado identidad cultural, hacernos de ella una concepción trascendente al etnocentrismo euronorteamericano; a entender que la dimensión de lo público y lo privado hoy tiene una connotación distinta; a avanzar en un redimensionamiento del concepto de ciudadanía, para darle una ubicación que sea correspondiente con el surgimiento de nuevos actores sociales, avanzar hacia la formulación de un concepto de ciudadanía más integral y democrático; redimensionar el rol del Estado en -y para- la sociedad; de edificar un Estado social de derecho y de justicia, a través del cual el pueblo pueda alcanzar su felicidad, su libertad, su emancipación.

La exclusión del pueblo de la política, en los sistemas de democracia partidocrático, limitada, representativa, es un hecho premeditado. Es una democracia a la cual tienen acceso seres superiores. Superioridad que va a ser legitimada a través del establecimiento de un marco político, jurídico institucional y de un simbolismo que lo justifica como normal y necesario; en donde se quiere que la relación mando-obediencia aparezca desprovista del carácter de dominación, de subordinación, de sumisión que tiene la misma. Praxis política que hace de la democracia un sistema político no democrático. Allí reside el malestar con la política; y, por ende con ese modelo de democracia impuesta por la hegemonía capitalista occidental; y que, los venezolanos, estamos empeñados en transformar.

Ahora bien, ante la interrogante acerca de ¿sí es posible construir una nueva relación pueblo-política?, nuestra respuesta es afirmativa. Y lo es, porque, en el pensamiento global, y de manera particular en el latinoamericano, se vienen abriendo paso nuevas formas de pensar y concebir las realidades que están emergiendo desde el comienzo del siglo XXI.

La justicia social es el punto de partida desde el cual, los venezolanos, formulamos nuestra nueva filosofía política. Por ello, afirmamos que entre pueblo y política no hay fronteras que los separen. En un sistema verdaderamente democrático, el pueblo es el sujeto, y al mismo tiempo el objeto, de la política. No hay política sin pueblo, ni política que no sea para el pueblo.

El pueblo-comunero es el nuevo sujeto de la sociedad. El comunero es un actor político dotado de autonomía productiva para asegurar su sustento y el de la comunidad; a partir de él se establecen nuevas formas de gobernar la vida en común. Dable es recordar que en la Constitución Bolivariana (1999), se define nuestra democracia como participativa y protagónica, en donde el pueblo es el sujeto fundamental de la misma y, en la exposición de motivos, está plenamente establecida la relación Estado-pueblo organizado; así como, la relación entre derecho, justicia, progreso integral, desarrollo humano y calidad de vida digna.

Necesario es recordar, asimismo, que en la Ley de los Consejos Comunales (aprobada por la A. N. el 6 de abril de 2006), en su artículo 2, los define de la siguiente manera:

Los Consejos Comunales, en el marco constitucional de la democracia participativa y protagónica, son instancias de participación, articulación e integración entre las diversas organizaciones comunitarias, grupos sociales y los ciudadanos y ciudadanas que permiten al pueblo organizado ejercer directamente la gestión de las políticas públicas y proyectos orientados a responder a las necesidades y aspiraciones de las comunidades en la construcción de una sociedad de equidad y justicia social.

Razón por la cual, según opinión del Presidente Hugo Chávez, los Consejos Comunales debían trascender lo local. No debemos ponerle límites a los Consejos Comunales, ellos son herramientas del Poder Popular Constituyente, hay que impulsarlos, fortalecerlos. Los Consejos Comunales deben trascender a una especie de federación de Consejos Comunales (todo eso hay que regularlo en la ley), pero luego deben confederarse para abarcar un espacio mucho mayor (a fin de que) puedan hacer diagnósticos profundos de su área comunal y, en base al diagnóstico, hacer un plan, un presupuesto participativo, para que puedan desarrollar obras de mayor envergadura para elevar su calidad de vida en lo económico, en lo social, en lo político. Consejos Comunales y a nivel nacional, una confederación de Consejos Comunales.

7.- La construcción del Bloque Histórico

La construcción de un presente por vivir demanda comprender que no es posible hacerlo a partir de una visión sectaria y dogmática del conjunto de variables que habrán de hacerlo posible. Requiere entender, que no existen verdades absolutas, únicas verdades, a partir de la cual podamos formarnos un conocimiento integral de la sociedad. Nos dice que, imaginar la construcción de una nueva formación social es un proceso complejo; y, a su vez, un complejo de procesos; ya que, lo que se va a edificar es un modo de vida y una manera de vivir de seres humanos. Necesario es entender, entonces, que la construcción del Socialismo Bolivariano en nuestra Patria, constituye el objetivo fundamental de la Revolución Bolivariana. Por tanto, la posibilidad de hacer realidad los objetivos que la inspiraron; requiere de una búsqueda dialéctica permanente de nuevos objetivos, lo cual le otorga el carácter de un eterno estar haciéndose.

En razón de ello decimos que, la construcción del Socialismo Bolivariano no puede partir del carácter de "verdad", que se le ha conferido al progreso como principio único y universal, porque éste no es un punto de llegada, no es un fin; sino un elemento en la búsqueda del objetivo de alcanzar el buen vivir y el estado de bienestar. El progresismo, entonces, concebido como un principio emanado del positivismo decimonónico, constituye una rémora que impide ver la construcción del Socialismo Bolivariano con ojos del siglo XXI. Por lo que, no podremos construir el presente por vivir, si partimos de "verdades" del pasado. Haberlo hecho de esa manera, impidió ver el "deseo ilimitado", como el principio fundamental de la estructuración capitalista. Ese insaciable deseo de conquistarlo todo, ha determinado que la sociedad moderna, la sociedad industrial, engendrara "incapacidad y sufrimiento en aras de eliminar la incapacidad y el sufrimiento".

Es por ello que, la construcción del Socialismo Bolivariano, debe ser el producto de una reflexión profunda, para su realización y consolidación. De pensar el tiempo por vivir desde el presente, de entender que frente al estado de incertidumbre en que nos encontramos, nuestra imagen del presente por vivir tiene que ser radicalmente distinta a los modelos que se diseñaron e instrumentaron para nuestras formaciones sociales, como parte del sistema capitalista. Ha llegado la hora de atrevernos a pensar de manera trascendente, de superar todo reduccionismo y todo determinismo. Ha llegado la hora de entender que uno de los mayores desafíos intelectuales del presente es pensar el tiempo por vivir, de otra manera.

Reflexión que debe conducirnos al encuentro de una concepción venezolana del socialismo. Por lo que, una de las tareas que debemos proponernos llevar adelante tiene que ser colocar el socialismo, en la agenda de nuestro pueblo, como un tema prioritario. Que el venezolano entienda, el por qué y el para qué de la estructuración socialista de la formación social venezolana, que lo haga suyo, que lo entienda como su nueva forma de vida.

Se trata de avanzar en un profundo proceso de información, formación y educación de nuestro pueblo, que lo haga entender que la satanización a que fue sometido el socialismo por la burguesía nacional, tenía como propósito asumir el control hegemónico de la sociedad venezolana. Necesitamos hacerle ver al pueblo venezolano que la democracia y la libertad, no son conceptos propios del capitalismo; sino que, democracia y libertad, son su negación. Porque, la democracia, no es solo un sistema político, sino una forma de vida; así como, la libertad, no es un retorno a la "animalidad" del ser humano, como ocurre en el capitalismo neoliberal.

Porque, para decirlo en términos de Axel Honneth, el socialismo es una organización de la sociedad que posibilita la realización de la "libertad social". Dice, asimismo, que "la libertad social se realiza en el seno de instituciones en las que los individuos se relacionan entre si según relaciones colaborativas de reconocimiento mutuo, en las que perciben la culminación de los fines de los demás como condición de posibilidad de sus propios fines…". Afirmaciones estas que, deben conducirnos a profundizar la reflexión sobre los conceptos de igualdad, felicidad, fraternidad, solidaridad, afecto y sentido común, como categorías fundamentales en el proceso de alcanzar la justicia social, como principios primarios del Socialismo Bolivariano. Pensarlo, a partir de estas categorías le confiere a nuestra propuesta de socialismo su originalidad, su carácter novedoso.

Por lo que, el retorno al Estado de bienestar, a la construcción del buen vivir, es posible si avanzamos en la transformación de las condiciones sociales, políticas, económicas, culturales y ambientales de la realidad que hoy tenemos. Inventamos o erramos, frase que nos legó Simón Rodríguez tiene hoy una gran pertinencia para alcanzar los objetivos que tenemos propuestos; por lo que, la Ley Orgánica del Plan de la Patria de las 7 Grandes Transformaciones 2025-2031, nos colocan de cara frente a ese objetivo.

Permítaseme recordar esta lección de nuestro Comandante Eterno Hugo Chávez, citando al Libertador Simón Bolívar: "Tengamos presente que nuestro pueblo no es el europeo ni el americano del norte, que más bien es un compuesto de África y América, que una emanación de la Europa". Más adelante continúa delineando el elemento central de la estructura conceptual del modelo: "Nuestras leyes son funestas reliquias de todos los despotismos antiguos y modernos, que este edificio monstruoso se derribe, caiga y, apartando hasta sus ruinas, elevemos el templo a la justicia y, bajo los auspicios de su santa inspiración, dictemos un Código de leyes venezolanas".

Dictemos un Código de leyes venezolanas. Afirmación del Libertador que debemos traducir en: Construyamos una nueva Patria. Edifiquémosla a partir de lo que somos y lo que queremos ser. Inventemos un nuevo "bloque histórico". Construyamos el nuevo Estado Socialista.

Analicemos las relaciones existentes entre la estructura socioeconómica y la superestructura jurídico-política, del Estado venezolano. Tengamos presente que el concepto de bloque histórico implica una crítica a las visiones mecanicistas y deterministas del marxismo en cuanto las relaciones economía-política y cultura-política. Comprendamos porque Gramsci le otorga un significado particular que supera las interpretaciones "marxistas" sobre el Estado, que lo colocan como un instrumento neutral susceptible de ser usado por cualquier clase social. Debemos, de igual manera, ver al Estado no sólo como un aparato de dominación de una clase por otra, sino como el reflejo "de la síntesis coerción-consenso y la síntesis hegemonía-dominación que caracterizan el ejercicio del poder político". Necesario es, asimismo, entender por qué para Gramsci, el bloque histórico, es un instrumento que le confiere al humanismo marxista un mayor nivel a la exaltación de las acciones humanas, "que hace a los hombres sujetos de la historia, antes que entes pasivos del desarrollo de la vida material". Son estas, entre otras, tareas centrales para la construcción del Socialismo Bolivariano.

Tengamos presente que, entre los elementos que le confieren originalidad al Socialismo Bolivariano, su carácter democrático y libertario reside, precisamente, en la posibilidad de incorporar -como sus aliados- diversos sectores y movimientos sociales para lograr el objetivo de que el bloque histórico cumpla el rol de galvanizador homogéneo del proceso sociohistórico. Es por ello que, la sociedad civil y la sociedad política hacen parte de la superestructura del bloque histórico. Por lo que, para Gramsci, la sociedad civil es considerada como el conjunto de relaciones económicas y la formación de las clases sociales; es el complejo superestructural de las "organizaciones llamadas privadas". Refiere al entorno cultural (forma de pensar y de sentir del pueblo) no determinado mecánica ni exclusivamente por las relaciones económicas que los hombres entablan. De tal manera que, la sociedad civil debe entenderse como terreno de arraigo de la ideología de la clase dirigente y como función de hegemonía de ésta sobre toda la sociedad.

8.- La importancia de la Comuna

"Nicolás, te encomiendo esto como te encomendaría la vida, las comunas". Le dijo el Comandante Supremo Hugo Chávez, al Presidente Nicolás Maduro. Tarea que, en sí misma, señalaba la importancia que tiene la comuna. No basta con enunciar el protagonismo del pueblo en la construcción del Socialismo Bolivariano, como nueva forma de vida de los venezolanos, lo importante es hacerlo realidad.

No tengo ninguna duda que, en función de hacer realidad el legado de nuestro Comandante Supremo Hugo Chávez, es imprescindible construir un nuevo Estado. El cual, para que sea correspondiente con el modelo de democracia participativa y protagónica, para conferirle al pueblo venezolano su condición de sujeto, de principal actor ejecutante, tiene que partir de la edificación de un nuevo sistema de organización de él. Convencidos estamos, asimismo, que la Comuna constituye el núcleo fundamental del mismo.

Pero, ¿cuál comuna? No hablamos de la comuna que nos define el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, quienes la consideran un: "1. Grupo de personas que viven juntas sin someterse a las normas sociales establecidas. 2. Forma de organización social y económica basada en la propiedad colectiva y en la eliminación de los tradicionales valores familiares". O, como la definen otros: "Una subdivisión territorial de un área urbana que permite desconcentrar la administración municipal. Una instancia de organización territorial y participación local que intermedia entre estructuras superiores e inferiores". Hay, igualmente, quienes la definen como: "una subdivisión administrativa menor que corresponde a una zona urbana, rural o mixta. Es equivalente al municipio o concejo u otras instancias de administración local. El origen del nombre y función proviene de las comunas urbanas de la Edad Media, época en la cual era la designación de las ciudades italianas independientes de un señor feudal". Existen también, quienes desde el universo de la izquierda, cuando hablan de la comuna, lo hacen estableciendo un parangón con la Comuna de París. Con inusitada pasión citan los escritos de Marx sobre la Guerra Civil de Francia, 1871; el Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte; y, por supuesto, el texto sobre La Comuna de París, no se dan cuenta que somos realidades distintas.

Como se comprenderá, por razones de espacio, no puedo desarrollar una discusión sobre el sentido de estas consideraciones. Solo diré que, algunas de las características y variables señaladas, están presentes en la comuna; pero, la comuna que nosotros estamos proponiendo para la construcción del Socialismo Bolivariano es mucho más que estas.

A pesar de esta limitación, considero indispensable hacer mención a los aportes legados por Kleber Ramírez, quien frente a la superación del Estado burgués propuso lo que denominó como "Estado Comunero". Propuesta que le otorgaba a la comuna el rol fundamental de unidad fundacional para la conformación del Estado socialista. Idea que fue tomando cuerpo, la cual, el Presidente Hugo Chávez desarrollo y, producto de sus reflexiones, lo condujo a plantear la edificación del Estado Comunal. Y, es que los propósitos de la comuna son diversos. Tal vez pudiéramos señalar algunos de ellos, corriendo el riesgo de dejar por fuera otros, de tanta importancia como los que nos permitimos enunciar.

La comuna tiene como propósito fundamental la edificación de un nuevo Estado, el Estado comunal. Para hacerlo realidad debe profundizarse la promoción, el impulso y desarrollo de la participación protagónica y corresponsable del pueblo venezolano. El pueblo, como sujeto fundamental de su estructuración tendrá la responsabilidad de ser el principal ejecutor de las políticas sociales que, a través de los órganos de la administración pública, sea requerido para su realización en beneficio de la comunidad. La comuna será, de tal manera, la "célula" de organización del pueblo en la conformación y ejercicio del autogobierno. Será, asimismo, el órgano en donde se elaboraran y decidirá la formulación y ejecución de los planes y programas para el desarrollo social y económico, la formulación de proyectos, la elaboración y ejecución presupuestaria, la administración y gestión de las competencias y servicios que conforme al proceso de descentralización, le sean transferidos, así como la construcción de un sistema de producción, distribución, intercambio y consumo de propiedad social, y la disposición de medios alternativos de justicia para la convivencia y la paz comunal, como tránsito hacia la sociedad socialista, democrática, de equidad y justicia social.​

Es por ello que, a partir de la COMUNA:

  1. Se generará el diseño y descripción del sistema de ciudades y organización social del espacio geográfico de los estados y el país, con un horizonte de mediano y largo plazo.

  2. Se crearán las condiciones para la elaboración de los lineamientos para recrear el sistema de ciudades y organización sociogeográfica de la nación, articulado a la nueva geopolítica nacional, de acuerdo con sus cuatro fachadas; así como, articular los ejes estratégicos de desarrollo nacional en el modelo socioproductivo sustentable, endógeno, humanista, sostenible, diversificado e incluyente.

  3. Se generarán las políticas y acciones que permitan rediseñar el sistema de ciudades y la organización social de la ciudad, con la finalidad de crear una comunidad con equidad social y económica.

  4. Se logrará el fortalecimiento de la ciudad, el estado y el país, de manera integral, con base a un nuevo ordenamiento del territorio. Su fortalecimiento socioestratégico, con base a lo establecido en el Plan de la Patria y el Programa de las Siete Transformaciones (7T).

  5. Se logrará orientar la promoción de la ocupación del territorio, el aprovechamiento de sus recursos disponibles y la localización de las actividades productivas de tal forma que coadyuven en el fortalecimiento de infraestructuras y servicios acordes con sus potencialidades, las del estado y la nación.

  6. A partir de las comunas, se promoverá el desarrollo integral ecosocialista, el bienestar social colectivo y la creación y consolidación del autogobierno para el ejercicio del poder popular.

  7. La incorporación del pueblo, de manera protagónica y corresponsable, al proceso de transformación, creación y desarrollo de un nuevo ordenamiento del territorio, como espacio humano, serán elementos auspiciosos en la construcción del Socialismo Bolivariano.

8 La promoción y desarrollo de una nueva organización integral de la ciudad, el municipio, el estado y el país, que incorpore de manera sustantiva las potencialidades y expresiones culturales de la comunidad, que permita a los "vecinos" asumir de manera protagónica y participativa la transformación de su entorno y hábitat para alcanzar el buen vivir, tanto individual como colectivo.

9 Desde la comuna será posible alcanzar el equilibrio ecológico como fundamento de un ambiente sano y seguro; así como, el respeto y valoración de las condiciones físico-naturales y ecológicas de la localidad, y su irradiación al municipio, el estado y el país.

10 El fortalecimiento del sistema de comunas permitirá equilibrar las relaciones campo-ciudad, el nuevo modelo socialista de ciudad y el ejercicio pleno del derecho a la ciudad para todos los habitantes.

Es en este marco que hablamos, entonces, de la otra ciudad. Distinta a la ciudad tradicional que "la cotidianidad, la vorágine y la superposición del espacio y el tiempo terminan diluyendo". Otra ciudad que debemos imaginar juntando nuevas miradas que den cuenta de las realidades urbanas, desde una perspectiva integral. Se trata de una definición que concibe a la ciudad como una superación de la clásica conceptualización "organicista, mecanicista y funcionalista"; que concibe el espacio multidimensionalmente; como una construcción social, económica, política y cultural; que redimensiona el concepto de lugar, visto como un espacio en donde la acción humana es acción social. Es pues, una ciudad en donde, para decirlo con palabras de Patrick Süskind: "… los olores de los barrios, de las calles, de las plazas", sean percibidos por sus habitantes. Es esa ciudad-comunal, ciudad-pueblo la que debemos edificar.

Pero, la comuna, es –asimismo- un escenario en donde se encuentran los más profundos sentimientos de afecto, fraternidad y solidaridad de quienes la conforman. Debe tenerse presente que, los seres humanos en su relacionamiento con los demás seres humanos y con la naturaleza, en su vida social, han logrado crear una variedad infinita de "objetos sensibles". En su trashumancia ha logrado dotarse de una imaginación inagotable. Aprendió a vivir su vida y a transformarla, desde su real parecer.

Pero, apareció la modernidad occidental capitalista y todo lo transformó. La relación entre yo y mi mundo, fue sustituida por una relación entre yo y otro mundo. Transición ésta que no era casual. La relación con su mundo lo inducía a pensar su vida en él. A saber, cómo se había formado y de qué estaba hecho. Pero, sobre todo, a conocer cuál era la importancia de su mundo. Y ese conocimiento podía adquirirlo a través del sentido común. La imagen de la vida vivida, dejo de ser su realidad. Su nueva realidad fue convertida en una formula intelectual abstracta. El concepto sustituyó el sueño y, con ello, la esperanza. El conocimiento sensible fue sustituido por una "niebla conceptual", la cual se apoderó de su ser.

Necesario es, devolverle al sentido común su razón de ser, como fuente del conocimiento sensible de nosotros mismos y del entorno en el cual trascurren nuestras vidas. Necesario es, devolverle su condición de creador de conciencia, para pensar la vida como convivencia humana entre humanos. Consideraciones estas que nos permiten afirmar que el afecto, la fraternidad el amor y la solidaridad constituyen, para el "poder del pueblo" y la "soberanía popular", una manifestación de identidad, un principio fundamental en las acciones humanas.

Tal vez, ello se debe a que -para la construcción del Pueblo- hay que romper con una gramática y una forma de pensar raizalmente anclada en valores del pasado, a los cuales –ciertos sectores- han sido y son muy refractarios; imaginar una nueva forma de pensar la sociedad; hacer de los principios de justicia social, equidad, igualdad, libertad, fraternidad, felicidad y solidaridad derechos humanos; hacer de la democracia una forma de vida y no solo un sistema político, en donde, las demandas de seguridad y protección del pueblo, estén garantizadas. Por tanto, los afectos, la fraternidad y la solidaridad no pueden ser considerados solo como sentimientos personales; debemos hacer de ellos, referentes a partir de los cuales podemos construir una nueva identidad política.

El Pueblo, como sujeto social, trasciende el concepto de ciudadanía. La comuna es, en ese sentido, un modelo de organización de la sociedad vivo y activo. En él se establece un relacionamiento entre líder y pueblo no autoritario. Porque, la institucionalización del poder no se establece a partir de una sustitución del pueblo, sino de una relación de representación. Y es que, en un sistema socialista, representación y participación no son contrarios, sino complementarios. La participación no niega la representación; ya que, a partir de ella, se establecen las funciones, alcances y limitaciones, que definen la identidad de los sujetos políticos.

Es por ello que, el fraguado de un imaginario político de nuevo tipo, que tenga como objetivo la construcción de una voluntad política colectiva, es necesario. Y es que, en éste tiempo, en que avanzamos hacia la edificación de un nuevo orden mundial, de un mundo multipolar, en que se avanza hacia la edificación de una nueva civilización que trascienda los marcos de los sistemas sociales que han existido, el acto político ha adquirido un sentido distinto. Pero, la construcción de esa voluntad colectiva solo es posible fraguar si logramos definir quiénes son sus adversarios; al que, no hay que despreciar ni minimizar. Pues bien, es en este orden de ideas que le conferimos a los afectos, a la fraternidad y a la solidaridad, una nueva dimensión. La que asumimos a partir de lo que Gramsci definía como una profunda "reforma intelectual y moral"; sustentada, en nuestro parecer, en los más caros principios éticos del humanismo. La comuna es, por tanto, la forma de organización social, política, económica y cultural a partir de la cual el pueblo, como comunidad, puede hacer realidad su condición de sujeto de la sociedad.

Tiene pertinencia cerrar esta reflexión sobre la comuna, recordando algunas opiniones del Presidente Hugo Chávez cuando dijo: "… urge abrir el debate profundo, irreverente y sincero en torno a los mecanismos necesarios para transitar hacia el Estado Comunal como forma de superación del Estado Burgués… Tenemos que ir marchando hacia la conformación de un estado comunal, y el viejo estado burgués, que todavía vive, que está vivito y coleando, tenemos que irlo desmontando progresivamente mientras vamos levantando al estado comunal, el estado socialista, el estado bolivariano; un estado que esté en condiciones y en capacidad de conducir una revolución... Casi todos los estados nacieron para detener revoluciones, vaya que reto el nuestro, convertir al viejo estado contrarrevolucionario en un estado revolucionario".

Es por ello que, convencido de la importancia del pueblo como sujeto histórico de la sociedad, hizo suyas las palabras de nuestro Padre Libertador Simón Bolívar, cuando dijo: "… nada es tan conforme con las doctrinas populares, como el consultar a la nación en masa sobre los puntos capitales en que se fundan los estados, las leyes fundamentales y el magistrado supremo. Todos los particulares están sujetos al error o a la seducción, pero no así el pueblo, que posee en grado eminente la conciencia de su bien y la medida de su independencia. De este modo, su juicio es puro, su voluntad fuerte y por consiguiente, nadie puede corromperlo, ni menos intimidarlo. Yo tengo pruebas irrefragables, del tino del pueblo en las grandes resoluciones, y por eso es que siempre he preferido sus opiniones a las opiniones de los sabios…".

*Este texto es la segunda reflexión de un libro, que recién terminamos de redactar su primera versión, titulado: Pueblo, Comuna y Socialismo Bolivariano. Lo compartimos con ustedes, como aporte para el debate sobre la construcción del Socialismo Bolivariano.



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Nelson Pineda Prada

*Profesor Titular de la Universidad de Los Andes. Historiador. Dr. en Estudios del Desarrollo. Ex-Embajador en Paraguay, la OEA y Costa Rica.

 npinedaprada@gmail.com

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