Pensar el mundo de manera diferente: Una mirada desde Venezuela

Al proponernos pensar el mundo de manera diferente, debemos preguntarnos: ¿De cuál mundo estamos hablando? Hablamos del sistema mundo capitalista; hablamos del capitalismo histórico, como lo llamó Immanuel Wallerstein.

En sus apodícticas premoniciones, los dueños del mundo, hacen desaparecer, como por arte de magia, las crisis del capitalismo mundializado, la desigualdad en la redistribución de la riqueza mundial, la destrucción del medio ambiente o la disminución de las reservas existentes de combustibles fósiles. O, lo que es más grave aún, han hecho creer que el capitalismo ha sido siempre el mismo, es el progreso y el desarrollo, es la libertad, es la democracia.

Es por ello que, la pregunta que hoy debemos hacernos es si, ¿es posible que el mundo siga siendo dominado, guiado, bajo los esquemas del desarrollo occidental?, interrogante esta que no encontrará respuesta en la vieja y caduca teoría social reinante hasta ahora. Quienes siguen aferrados a ellas, están convencidos que el mundo es un mercado abierto a todas las posibilidades, siguen "vendiendo" la idea de que todos tenemos las mismas posibilidades de participar en ella en igualdad de condiciones. Por lo que, quienes no son exitosos en la participación es por no ser competitivos.

El mundo en que hoy vivimos tenemos que verlo de manera diferente. En el presente, "las contradicciones del desarrollo capitalista no proceden solamente de los conflictos sociales entre la clase obrera y el capital, sino también del metabolismo entre sociedad y naturaleza, es decir, de los flujos de energía y material, y por lo tanto, de lo más hondo de la actitud social hacia la naturaleza".

Es por ello que, la superación de la civilización occidental capitalista, no puede verse solo a partir de las contradicciones internas del mismo; sino que, su desplome, su colapso definitivo, habrá de estar determinado por la ocurrencia de hechos externos y de la postulación de nuevos modelos, de nuevas formas de organización de la sociedad, que nos devuelvan la esperanza de que si es posible vivir mejor.

Recordemos que, el capitalismo experimentó una gran transformación a partir de la Revolución industrial del siglo XIX; ya que, con el "uso generalizado de combustibles fósiles, pasó de ser un sistema enérgicamente abierto a un sistema enérgicamente cerrado y aislado en comparación con otras fuentes de energía". Hecho este que indujo a la profundización del enorme menosprecio que el capitalismo neoliberal tiene por la naturaleza y el ser humano, como parte de ella; para cuyo establecimiento hubo de valerse de la imposición de las fuerzas del libre mercado; así como de políticas de privatización de bienes públicos. Políticas todas ellas que alcanzaron su mayor significación e implementación práctica a través del Consenso de Washington, y sus programas de ajuste macroeconómico.

El capitalismo neoliberal, generó más problemas que soluciones. La mundialización del mundo termino siendo un absurdo. Las potencias capitalistas de occidente, convencidas de su hegemonía universal, siguieron creyendo que podían tomar las decisiones del funcionamiento de las sociedades a nivel planetario. La globalización y la absolutización de los mecanismos del mercado, eran su mejor garantía. En su desprecio por el estudio de los hechos históricos, obviaron el análisis de su propia historia. Y, frente a la agudización de su crisis en las décadas de los setenta y ochenta de los años mil novecientos, profundizada en el 2007, al igual que en 1929, dejó ver –en toda su dimensión- la obsolescencia de los mecanismos utilizados para la imposición de su hegemonía. Con la mundialización y globalización de la economía el capitalismo neoliberal se fagocito a sí mismo.

Las potencias capitalistas de occidente, en su paroxismo desenfrenado, tras el derrumbe del modelo soviético y la caída del muro de Berlín, anunciaron que se había alcanzado el Fin de la Historia. Por tanto, el mundo se volvía unipolar. El capitalismo neoliberal hizo de la desestructuración de las sociedades su estrategia en función del desmantelamiento de los pocos remanentes de protección del comercio de bienes y servicios que se resistían a su desaparición. El fenómeno de los llamados Tigres Asiáticos; y de México, Chile y Argentina, en América Latina, fueron presentados como su mayor éxito. Sin embargo la realidad era otra.

Pensar el Mundo de Manera Diferente, es un reto que debemos enfrentar sin las limitaciones heurísticas que la teoría social tradicional impone. Una nueva manera de pensar se abre camino, una visión ecléctica (en un sentido positivo del término) de los problemas sociales, económicos, políticos, culturales y ambientales se apodera del pensamiento universal; y, su ocurrencia es altamente positiva ya que desmiente la prevalencia del pensamiento único.

Es en este marco en donde ubicamos nuestro estudio de la crisis del capitalismo. La pensamos desde una perspectiva heterodoxa. Esto es, desde una visión radicalmente distinta a las concepciones que hasta ahora han "explicado" el mundo; porque, cuando uno revisa las variables que determinan la crisis financiera y económica que estalló en el año 2007 en los Estados Unidos, y afectó al resto del mundo, constata que fue la enorme expansión del capital financiero especulativo, lo que la explica; constata, asimismo, que en ella está presente una lucha de clases.

Y, al pensar de otro modo debemos imaginar la redefinición de los marcos teórico-conceptuales que han acompañado los cambios y transformaciones que ha vivido la humanidad.

Los neoliberales se creen seres providenciales, se comparan con "David" exaltando su narcisismo. En su formación y en su vida, han sido influenciados por el nazismo, el fascismo, el falangismo y el sionismo. Se han educado en instituciones ultraconservadoras, de extrema derecha. Lo cual ha determinado que, su inconsciente cultural, haya sido invadido por una serie de conflictos neuróticos generados por la creencia de poder vivir en un modelo de sociedad irreal, inexistente.

Los profesantes del neoliberalismo no han logrado entender que, cada día son más las naciones del mundo, en donde la democracia ha dejado de ser un sistema político y es concebida como la organización de la sociedad, como una forma de vida; que se construye un modelo de economía para la vida; que el Estado está siendo redimensionado, que se edifica un Estado para una nación de ciudadanos, en donde el pueblo es el sujeto histórico de ella; que la integración, dejó de ser simples acuerdos comerciales; que la soberanía y la libre determinación se convirtieron en principios basados en la solidaridad, la cooperación y la reciprocidad, en el respeto como base fundamental de la amistad; que al pueblo hoy no se le puede mentir, ya no cree en las formulas neoliberales, la globalización se asume con autonomía.

Se trata, por tanto, de concebir la democracia como un proyecto intersubjetivo, para lo cual se requiere -a su vez- de una gran imaginación tanto en lo político como en lo moral. Que, aun siendo crítica, no niegue el cumplimiento y respeto a las normas que regulan el funcionamiento de la sociedad, entendiendo siempre que la sucesión de las normas se hace con el objetivo de lograr un mejor funcionamiento de la misma sociedad. Ello con el claro propósito de alcanzar la soberanía popular, lo cual permite pensar la democracia como procedimiento, lo que conduciría a la socialización de todos los ciudadanos, a partir de una base cultural y política común.

Todo ello condujo, a los gobiernos de Estados Unidos, a pensar que podía perder su hegemonía. El imperio sabía que el mundo se estaba moviendo. Que, ante el aumento de las injusticias sociales, algo podía pasar. Creía que el "comunismo internacional", ya no era peligro. Creía que seguía siendo la única potencia militar. Que eran la única nación que podía imponer su hegemonía. Creían ser los únicos dueños del libre mercado Pero, sobre la manera cómo podrían reaccionar los pueblos del mundo, ante su cada vez mayor e indetenible empobrecimiento, no tenía "claro" el panorama.

No han logrado entender que hoy vivimos de una manera y mañana de otra, lo cual conduce a actuar en correspondencia con ese nuevo tiempo. No logran entender que hay unos principios éticos que son los que dan razón de ser a esa nueva manera de pensar la sociedad, de pensar al ser humano como sujeto de la historia. Olvidan que para hacer realidad la esperanza de vivir mejor; de alcanzar la libertad, la felicidad, la igualdad, la fraternidad, es necesario plantearse la construcción de alternativas de formas de vivir. Y es que, como bien lo dijo Don Miguel de Unamuno: Deberíamos tratar de ser los padres de nuestro futuro en lugar de los descendientes de nuestro pasado.

Necesario es, en ese sentido, tener claro que cuando hablamos de la construcción de alternativas, estamos diciendo que nuestro cuestionamiento al capitalismo neoliberal debe conducirnos al diseño de un nuevo modelo de organización de la sociedad. Muy distantes estamos de aquellos que creen que, como ocurrió en situaciones anteriores, de la presente crisis volverá surgir la salvación de dicho sistema. No logran entender que la crisis del capitalismo neoliberal es una crisis civilizatoria, que es en la base cultural del llamado occidentalismo en donde hallamos su deslegitimación. Y que, son precisamente estas razones las que demuestran que el cuestionamiento al capitalismo y los debates en búsqueda de alternativas han dejado de ser ejercicios abstractos y se convierten en algo necesario.

Distantes estamos, igualmente, de aquellos que creen que es posible que a partir de la implementación de nuevas reformas estructurales pueda conformarse un "capitalismo de rostro humano"; así como de aquellos que creen que en un retorno al Welfare Estate, como si las realidades sociales, económicas, políticas, ambientales y culturales fuesen las mismas a las de los años treinta de la centuria pasada herederos del Plan Marschall, creen que con una reedición mundial de éste el capitalismo volverá a ser lo que fue.

No logran, por tanto, entender que las alternativas están surgiendo y desarrollando a partir de la realidad real que estamos viviendo, que los valores y principios del capitalismo se han deslegitimado; han perdido toda su vigencia y pertinencia. Ello nos dice, entonces, que nuestro cuestionamiento al capitalismo debe ser radical (de raíz); que la existencia de la propiedad privada depredadora, la explotación, la absolutización de la economía de mercado, la inequidad, las injusticias sociales y la existencia de un sistema democrático formal, deben ser suprimidas si en verdad queremos que el pueblo viva mejor; y, ello no es posible lograrlo en un sistema capitalista.

Miente la intelligentsia neoliberal cuando afirma que más allá del capitalismo solo queda la barbarie. La historia de los sistemas sociales no es un círculo cerrado. Éstos siempre están abiertos a su permanente transformación y conformación, a eso que Hegel llamaba su dejar de estar siendo (anti dassein) y su volver ser (dassein). Por lo que es allí, en la imaginación del presente por vivir en donde podemos, y debemos, darle forma a las alternativas. Allí lograremos comprobar que la alternativa no es "capitalismo o barbarie" sino "solidaridad, cooperación, libertad, fraternidad, igualdad o barbarie". Por ello, hacemos nuestra la afirmación de Máximo Gorky cuando dijo: "No basta con exponer lo existente, sino que es necesario pensar en lo deseado y lo posible.

Pues bien, contra el "capitalismo tal y como lo conocemos" debemos diseñar las alternativas. Y, hablamos de las y no de la porque no debemos incurrir en los errores tanto del capitalismo neoliberal, euronorteamericano; como del llamado "socialismo realmente existente" establecido por Stalin, a partir de la III Internacional Comunista, al pretender imponerlos como sistemas únicos. Es por ello que, la construcción de alternativas debemos concebirlo como un proceso dialéctico.

Robert Musil dice en su obra, El Hombre sin Atributos, que las posibilidades (vistas en función de las alternativas) tienen algo "divino en sí, un fuego, un vuelo, un espíritu constructor y un utopismo consciente que no teme a la realidad, sino que la trata como problema y como ficción… Es la realidad la que despierta las posibilidades y nada sería más equivocado que negar esto".

Por lo que, Pensar el mundo de manera diferente, nos obliga a mirarlo desde otras perspectivas. Cuando hablamos del mundo hablamos de la sociedad. Hablamos del ser humano y su forma de vivir la vida, de relacionarse con sus semejantes y con el entorno físico-natural que le rodea.

Pues bien, en Venezuela, a partir de 1999 con el inicio de la Revolución Bolivariana, se construye un nuevo modelo de sociedad, el cual es imaginado desde una nueva perspectiva histórica, desde un horizonte abierto que permita definir cuáles son las aspiraciones vitales que los venezolanos y venezolanas tienen.

Proceso de reflexión teórico-práctica que se inició a partir de la búsqueda de las razones que determinaron la agudización de los conflictos entre los objetivos del neoliberalismo y las aspiraciones socioeconómicas del pueblo. Las falencias de la democracia representativa, y su consideración solo como forma de gobierno. El reto no ha sido menor. Se requería encontrarle explicación al por qué a las potencias capitalistas de occidente les aterra el miedo al cambio. Al establecimiento de un sistema económico para la vida. Al establecimiento de una verdadera democracia, participativa y protagónica, en donde el Pueblo sea el sujeto principal.

Pues bien, el diseño y construcción de ese nuevo modelo de sociedad, de ese nuevo Proyecto Nacional, tenía que elaborarse a partir de una mirada que colocará lo nacional como su punto de partida. Que "hundiera" su razón de ser en lo que somos y queremos ser como pueblo. Necesario era, entonces, construir una Teoría Social que entendiera que no es posible alcanzar nuestra soberanía y libre determinación como pueblo, nuestra independencia económica y política; que no se logrará alcanzar una identidad propia, si no se formula una Teoría Social propia, "transmoderna" y descolonizadora.

Fue así como se le fue dando forma a una nueva manera de Pensar Venezuela. El Nuevo Proyecto Nacional que se edifica, se construye a partir de la formulación de un nuevo y renovado marco teórico. El Primer Plan Socialista "Simón Bolívar" 2007-2013. El Plan de la Patria 2013-2019, su continuación para el ejercicio de gobierno durante los años 2019-2025; junto a la Ley Orgánica del Plan de la Patria para las 7 Grandes Transformaciones 2025-2031, que el Presidente Nicolás Maduro le ha propuesto al pueblo venezolano como "hoja de ruta" para la construcción del Socialismo Bolivariano son, a nuestro parecer, elaboraciones teórico-conceptuales inspiradas en una nueva teoría social que trasciende el pensamiento occidental. Es por ello que, cuando se define como Bolivariano al nuevo modelo de sociedad que estamos construyendo, pensamos, a partir de lo que somos y lo que queremos ser.

En la mesa están los temas para el debate. Estos son de diverso origen e intensidad. Los participantes son de pensar diverso. Podemos decir con Georges Corm, que: Algunos son de inspiración marxista y anticolonialista, y denuncian con virulencia a la vez el sistema capitalista y las políticas occidentales de dominio del mundo. Otros ponen más el acento en el saqueo de los recursos del planeta, los efectos de la sociedad de consumo sobre las relaciones sociales, la conversión del mundo en mercancía o el dominio de los medios de comunicación sobre los espíritus.

Por tanto, Pensar el Mundo de Manera Diferente, nos dice que debemos hacer un análisis integral de los elementos políticos, económico, sociales, culturales y ambientales del mundo que queremos transformar; así como, del mundo que se quiere construir. Proceso que no puede ser mirado como un problema técnico, de reformas, de simples cambios estructurales. Hablamos de una gran transformación, de la edificación de una nueva forma y manera de vivir. De un nuevo proceso civilizatorio.

Es por ello que, la discusión Socialismo Vs. Capitalismo hoy tiene más vigencia que nunca. Como se recordará, desde mediados de los años sesenta de la centuria pasada, el modelo soviético del socialismo fue objeto de un profundo cuestionamiento. La conversión que Stalin hizo de los postulados teóricos de Marx y Lenin, recogidos en lo que dio en llamarse como Teoría Marxista-Leninista, que sirvió de fundamento teórico a su gobierno, mostraba sus falencias; las cuales quedaron demostradas en los escritos que Georg Lukács, Karl Korsch y Antonio Gramsci hicieron sobre él mismo.

No fue esta una discusión menor. La polémica sobre la vigencia y pertinencia del socialismo soviético, polarizo al movimiento comunista internacional. La invasión de Checoslovaquia el 20 de agosto de 1968 fue la "punta del iceberg" que marcó el inicio de su ocaso. Los años ochenta del mil novecientos fueron testigos de su derrumbe definitivo como modo de producción y modelo de organización social.

Pero, la forma de organización socialista no desapareció. Es verdad que fue sometida a una despiadada e inclemente campaña de satanización. Con la misma se hizo creer a inmensos sectores de la sociedad mundial que el socialismo soviético era el verdadero socialismo.

En Rusia y China el socialismo no desapareció como forma alternativa a la organización capitalista de la sociedad. Transformaron de manera radical su manera de organización social, económica y política. Diseñaron una nueva manera de relacionarse con el mundo. Fundaron una nueva cosmovisión de la forma de pensarse y de pensar a los demás países del orbe. Rompieron de manera radical con todo dogmatismo y toda forma de concebir las instituciones del Estado y la sociedad desde una perspectiva mineralizada. La dialéctica recuperó el Don que Hegel y Marx le habían conferido como método para el análisis de las sociedades. Desapareció la concepción irreal que de él construyó una determinada teoría social diseñada por una intelectualidad poco imaginativa, que permaneció anclada al pasado como forma de pensar y actuar. Liberado de esas rémoras y colocado en nuevos marcos teóricos, el socialismo luce su frescura creadora, imaginativa, igualitaria, solidaria, cooperativa, en fin, su carácter humano. La Revolución Bolivariana por eso es un referente universal.

*Ponencia presentada en el Seminario: Imperialismo, Neocolonialismo y Pensamiento Crítico en América Latina y El Caribe. Organizado por el Grupo de Investigación y Análisis Sociopolítico de Venezuela (GIASVEN-ULA).



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Nelson Pineda Prada

*Profesor Titular de la Universidad de Los Andes. Historiador. Dr. en Estudios del Desarrollo. Ex-Embajador en Paraguay, la OEA y Costa Rica.

 npinedaprada@gmail.com

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