No es un secreto que los gobiernos de los Estados Unidos, ha venido construyendo con sus aliados un frente para colonizar al pueblo venezolano, y apoderarse de sus recursos: petróleo, gas y agua. Recordemos que no han hechos el gobierno gringo desde Barak Obama, hasta Joe Biden. Ciertamente que ha sido enorme el apoyo brindado por los gobiernos de Occidente y de los grandes medios de comunicación hegemónicos para tratar de desmontar las elecciones presidenciales que tendrán lugar en Venezuela, el próximo 28 de julio. Lo que ocurre es que Estados Unidos y las naciones occidentales desarrolladas, desde que el líder bolivariano Hugo Chávez Frías ganó las elecciones en 1998 han utilizado todo tipo de extorsiones económicas, agresiones, ataques armados y hasta intentos de magnicidio para intentar derrocar al Gobierno venezolano que pese a esas condiciones ha mantenido las banderas de soberanía e independencia.
La extrema derecha en su política basada en el engaño y la manipulación de las masas, en los 40 años del puntofijismo desde 1958 hasta1998, se basó en una permanente demagogia con promesas electorales que no cumplían y que los partidos políticos que se repartían el poder político (AD y Copei) llegaron hasta el colmo, cuando decían que se odiaban a muerte entre ellos, cuando todos sabían que existía un pacto entre ellos dirigido por la Casa Blanca, el imperio estadounidense que continúa pensando en que América Latina es su patio trasero y que en la región no pueden existir gobiernos democráticos que laboren por el bienestar de sus pueblos. Sin la autorización del imperio estadounidense, a esos nivele de coloniajes hemos llegado. La oposición terrorista venezolana, de los apellidos se ha constituido en el soporte para que la Casa Blanca, avance en una acción que niega la democracia en el Continente.
No se dejen confundir, todos sabemos que la Agencia Central de Inteligencia (CIA), de Estados Unidos, lleva 60 años captando personas esquizofrénicas para ejecutar atentados, magnicidios, y crear conmoción en la sociedad, situación que está documentada y esquematizada en el libro "Las Torturas Mentales de la CIA" de Gordon Thomas. Thomas demostró en las décadas de los 50 y 60, que la CIA invirtió grandes cantidades de dinero en hospitales psiquiátricos de Canadá, Estados Unidos y Europa, para desarrollar líneas de acción en el área psicológica. La primera línea desarrollada por esa central de inteligencia gringa fue recurrir a técnicas especiales para someter a un ser humano a situaciones extremas, privación del sueño, desorientación, siembra de ideas en las mentes, el insomnio o cualquier otra de control mental. Sin lugar duda toda indica que la oposición terrorista venezolana, de los apellidos, está a nivel de posgrado en la escuela de la CIA, para producir locos.
El 31 de mayo de 2005, Corina comenzó sus andanzas contra el Gobierno bolivariano al entrevistarse en la Casa Blanca con el presidente George W. Bush, a quien le pidió ayuda para derrocar a Hugo Chávez, a pocos meses de celebrarse la Cumbre de las Américas donde el imperio esperaba aprobar el Área Libre de Comercio de las Américas (ALCA). Ese mismo año fue juzgada por firmar el “decreto Carmona” que convalidaba el Golpe de Estado en Venezuela del 11 de abril del 2002. También fue juzgada por conspiración debido a que una ONG por ella creada, recibió un subsidio de 53 000 dólares del Fondo Nacional para la Democracia, financiado por el Congreso de los Estados Unidos. Por ambos cargos fue condenada a 28 años de prisión, pero resultó indultada por el presidente Hugo Chávez. Todos sabemos cómo piensa Edmundo Gonzales Urrutia.