La Caverna

Muchas fuerzas conspiran para que tú no puedas sentirlo. Trabajan en la sombra y muy pocos anuncian lo venidero. La radio, las pantallas y las redes, todas esas cosas son controladas por poderes hegemónicos. No es tan difícil rastrear quiénes son sus dueños e intuir para quién se hace todo el trabajo. Es una inversión grande: millones gastados en fabricar la Caverna.

No te dicen la verdad. Esa guerra, en plena Europa, no la están ganando. En la Caverna dicen que sí, pero…La estrategia es un fracaso. Enfrentarse directamente al Oso, al imperio del Este, es suicida. La guerra por medio de cadáveres y países interpuestos, es una ruina. Mercenarios de medio mundo, y montañas de cadáveres ucranianos no van a dar la palma a "Occidente". No se pueden inventar naciones a demanda de la OTAN. "El nacionalismo" no es una cosa. Cosa viene de "causa", y el latín recuerda su común raíz: el nacionalismo no es "causa" de ninguna guerra.

Normalmente, el nacionalismo es un sentimiento oscuro, de profundas raíces colectivas, que se nutre tanto de amor como de odio, pero su expresión política sólo se hace real y sangrante cuando hay dinero extranjero. Así nació ETA: con la CIA y el dólar de por medio. Así también nació Zelenski, el cómico que dejó de hacer gracia cuando el Pentágono y la OTAN, dos rostros de un mismo Jano, le pusieron la camisa militar y una careta nacionalista.
Nunca te dicen la verdad. "Occidente" está solo. Casi dos tercios de la población mundial, agrupada en torno a civilizaciones no anglosajonas, son las personas, miles de millones, que están ahora bajándose de este tren sin conductor, vehículo teledirigido por psicóticos. De seguir así vamos hacia el abismo: la guerra nuclear y la destrucción de todas las civilizaciones, pero primero, la nuestra.

Vives en la Caverna: "Occidente" colectivo es la Anglosfera, no eres tú, no es España, no es la verdadera Europa ni Iberoamérica. Mira tus hijos. Las modas más ridículas venidas del país de los yanquis recaen sobre ellos. Su habla, su "música", sus ropajes, su sexo. Todo se ha anglosajonizado. Hasta tú mismo, y no te das cuenta. Crees que "Black lives matter", el "Me too", el "empoderamiento", la lucha LGTBI+, el veganismo y el animalismo, todo eso, son problemas del Pueblo, de tu Pueblo. Si crees que esos son los problemas, tú tienes el problema. El problema es la Caverna.

Han fabricado una Caverna y no te quieres enterar. Si este es el caso, vivir en la Caverna y no saberlo, no anhelar salir de ella, el problema está en ti.
Observa el "largo ciclo" histórico que se da en llamar Modernidad. El auge del capitalismo precisó de una nueva clase de hombre: el homo liberalis. Era preciso descuartizar lazos comunitarios, arrancar raíces, fabricar un muñeco solitario y egoísta, el egoísmo siempre en el fondo. Los diversos pueblos de Europa se resistieron a esa mutación antropológica creada por la ideología liberal, mero trasunto de las necesidades capitalistas. Los protestantes sucumbieron los primeros, tras ellos, los católicos. En proceso está -¿o estaba?- el mundo ortodoxo… Pero el homo liberalis arrasa con todo credo y niega la diferencia. Hay imperio del homo liberalis allí donde exista un McDonald`s.

Los pueblos no anglosajones de ese "Occidente" colectivo no acaban de despertar. El número de bases militares en su suelo, al que todavía llaman soberano, es ingente. ¿Qué soberanía posee Alemania o Italia? Son protectorados de Norteamérica. Son países ocupados. Los yanquis saben dónde poner sus botas y la situación de 1945, en la que ellos se hicieron los dueños del que llaman "Viejo Continente", es lo que nunca olvidan.

Sigue viviendo en tu caverna. Vete a Las Vegas a casarte, como hace la izquierda posmoderna "cuando le apetece". Compra sus productos descacharrados: el "indigenismo", el "biocentrismo", la sexualidad "no binaria". Las drogas en España y en Europa vienen siempre de fuera, y ¿cómo entraron?: entraron con la norteamericanización. Drógate con la química o con las ideas descacharradas: el mundo yanqui te las hace llegar fácil y rápidamente. Vete a estudiar su inglés degenerado, que no es el hermoso del siglo XVIII; estudia en los USA la neolengua espantosa de los negocios y de la tecnología. Contrata a más economistas y tecnólogos para "educar" a los niños, esto es, para mejor adiestrarles en ciberadicción, y así lograr una mayor y mejor sumisión.

Pero tú, y los habitantes de esta Caverna, tú y yo llevamos todas las de perder. Al perder la patria, la identidad, los lazos con los coetáneos (nuestros vecinos) y con los coterráneos (nuestros antepasados) la Patria se diluye en forma de Mercado. El homo liberalis odia las patrias pero -¡cuidado!- las reiventa y las reactiva, alzándose como zombis peligrosos, cuando se trata de poner de rodillas a una verdadera e histórica nación. La "patria" ucraniana había que ganarla para Occidente, meterla a toda pastilla en la UE y en la OTAN. La rusofobia nacionalista del gobierno de Zelenski y de sus democráticos soldados de la cruz gamada debían ser, como dicen los políticos, "implementadas". ¿Patrias?, vale, adelante con las patrias…cuando interesa. ¿Naciones?, se aceptan, pero sólo cuando hay que descuartizar a las que al Orden liberal le estorban. La CIA y ciertas logias "europeístas" se inventaron una ETA que apenas habría pasado de ser una paletada de cuatro asnos, pobres tipos escondidos entre seminarios y caseríos, lejos de la vida civilizada. Y mira a dónde ha llegado, a efectos de neutralizar España. El "soberanismo" catalán, o el asturiano o el andaluz, el que sea, apenas daría para un chiste, de no mediar mil fundaciones y cordones umbilicales. Eso hace el Ordo Liberalis: desactiva unas patrias y se inventa otras, sea como un zombi o como un espectro.

Vive en tu Caverna si quieres. Desfila tras las banderas y banderías que el Mercado te ofrece. Compra sus cacharros averiados. El mundo, el verdadero mundo, pasará por encima de esta Caverna que se llama "Occidente".



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Carlos Javier Blanco

Doctor en Filosofía. Universidad de Oviedo. Profesor de Filosofía. España.

 carlosxblanco@yahoo.es

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