El Comunismo, un fantasma para el s. XXI

El Comunismo, un fantasma para el s. XXI, de Carlos X. Blanco (EAS, 2024) Análisis y Síntesis de una obra clave para entender la praxis revolucionaria.

Cultura Popular

El libro "El Comunismo, un fantasma para el s. XXI" del filósofo español Carlos X. Blanco , publicado en 2024, constituye una obra polémica, crítica y propositiva que pretende ser un diagnóstico y una llamada a la acción para la izquierda contemporánea . A través de un prólogo y cuatro capítulos extensos, acompañados de anexos documentales, Blanco realiza una crítica feroz al estado actual de la izquierda occidental, la que él denomina "izquierda posmoderna" o "identitaria", y aboga por una regeneración radical basada en el retorno a los principios fundamentales del marxismo revolucionario y comunista, adaptados a las condiciones del siglo XXI.

Tesis Central: El Hundimiento de la Izquierda y la Traición a la Clase Obrera

La tesis principal del libro es que la izquierda occidental, particularmente en España, ha traicionado su esencia revolucionaria y ha abandonado a la clase trabajadora. Este abandono comenzó, según Blanco, en la década de 1960, cuando la izquierda empezó a asumir el "magma ideológico del consenso liberal-progresista", un proceso que se aceleró tras la caída de la URSS. La generación de obreros que luchó por conquistar el Estado del bienestar (sanidad, educación, pensiones) vio cómo sus hijos, beneficiados por el ascensor social de la educación pública, se convertían en una clase media urbana, desarraigada de sus orígenes obreros y completamente integrada en el sistema consumista y liberal.

Esta nueva "clase media urbanita degenerada" es la base social de lo que el autor denomina con desprecio "la izquierda del glamour" . Esta izquierda posmoderna ha sustituido la lucha de clases por la defensa de una serie interminable de "causas identitarias" (feminismo, ecologismo de salón, animalismo, defensa de las minorías LGTBI+, etc.). Para Blanco, estas causas no son más que constructos ideológicos, que en nada interesan a los trabajadores, y que funcionan como una válvula de escape para el "vacío existencial" de una clase media aburrida y desorientada.

Peor aún, argumenta que estas luchas identitarias son funcionales al capitalismo porque:

1. Fragmentan al proletariado: Dividen a los trabajadores en colectivos enfrentados (mujeres/hombres, nativos/inmigrantes, etc.), impidiendo la formación de una conciencia de clase unificada.

2. Desvían la atención: Centran el debate político en temas culturales y morales, dejando intactas las estructuras económicas fundamentales de explotación capitalista.

3. Crean una nueva casta privilegiada: Los activistas y profesionales de estas causas se convierten en una "oclocracia" (gobierno de las masas desclasadas) o una "lumpemburguesía", una nueva capa de funcionarios ideológicos al servicio del Gran Capital. Son los "nuevos pastores del rebaño" (como Greta Thunberg o los influencers), necesarios para el sistema como creadores de consenso y vigilantes de lo políticamente correcto.

4. Generan reacción popular: Este "espectáculo" de sensibilidad progresista, unido al abandono de las preocupaciones materiales de la clase trabajadora (precariedad, desindustrialización, caída salarial), provoca un odio creciente del pueblo hacia esta izquierda. Esto, argumenta Blanco, explica el auge de la extrema derecha populista, que recoge el voto de los "desclasados" que antes votaban a partidos obreros.

Capítulo I: ¿En qué consiste el sistema del marxismo?

En este capítulo, Blanco busca rescatar el marxismo de las caricaturas y vulgarizaciones. Define el proyecto de Marx en El Capital como una "Crítica de la Economía Política" que debe operar en dos niveles simultáneos:

1. Una crítica filosófica (epistemológica y ontológica): El marxismo debe ser un "saber de segundo grado" que analice críticamente las ciencias sociales burguesas, exponiendo su carácter ideológico al servicio de una clase y a la vez debe ser una ciencia fundadora de un orden social nuevo. La tarea central es reconstruir una "idea trascendental de Producción" . Esta idea no se limita a la economía capitalista, sino que abarca todas las actividades mediante las cuales el ser humano, como Homo faber , interactúa con la naturaleza para producir y reproducir su vida social, desde las sociedades neolíticas hasta la actualidad. Es una idea totalizadora que permite comprender la totalidad social en su dinámica histórica. Aquí, Blanco se enfrenta a lo que él considera interpretaciones reduccionistas y economicistas del marxismo (como las de la Segunda Internacional o el Diamat soviético), defendiendo una visión dialéctica y compleja.

2. Una crítica interna desde las ciencias sociales: Se trata de recuperar una hegemonía intelectual obrera, formando economistas y científicos sociales críticos que, desde dentro de las disciplinas, luchen por una economía política que no sea un mero "engrase" del sistema, sino parte de la política de lucha de clases. La economía marxista no pretende ser más "científica" que la burguesa, sino ser más consciente de su carácter ideológico y estar al servicio de la emancipación.

Capítulo II: Crítica de la izquierda "identitaria"

Este es el núcleo polémico del libro. Blanco propone una relectura del Manifiesto Comunista como antídoto contra el veneno de la pseudoizquierda. El principio fundamental que la izquierda ha traicionado es la perspectiva de clase . El Manifiesto, argumenta, establece que la emancipación del proletariado es la condición para la liberación de toda la humanidad. Cualquier otra causa parcial (feminista, antirracista, etc.) solo es legítima en la medida en que esté subordinada a esta lucha universal.

Blanco ataca con dureza las políticas identitarias, que considera una búsqueda de privilegios , no de justicia social. Pone ejemplos concretos en el contexto español:

Priorizar fondos públicos para operaciones de reasignación de género sobre listas de espera para cáncer.

Detraer recursos de servicios sociales para financiar políticas lingüísticas o culturales de minorías nacionalistas.

Promover vientres de alquiler o la autodeterminación de género, que para él son nuevas formas de alienación y cosificación del cuerpo humano, análogas a la alienación laboral.

Concluye que la "izquierda identitaria" no es una izquierda de los trabajadores, sino una coalición de elementos "oclocráticos, lumpenproletarios, pequeños rentistas y burguesía decadente" que actúa como un aparato ideológico del Capital. Su función es desorientar, fragmentar y crear nuevos nichos de mercado (la "economía rosa", el "capitalismo verde"). Frente a esto, la única salida es la reconstrucción de una izquierda revolucionaria nacional .

Capítulo III: Para una Teoría del Poder

Aquí, Blanco busca enriquecer la teoría marxista del poder integrando las aportaciones de Michel Foucault . Critica la interpretación vulgar del marxismo que entiende el poder como una mera "superestructura" reflejo de la base económica. En su lugar, propone una visión materialista y relacional del poder, que se ejerce a través de tecnologías de control, sometimiento y dominación.

1. Control: El capitalismo industrial perfeccionó sistemas de control continuo y total sobre los cuerpos, inspirados en instituciones como la prisión, el cuartel o el monasterio. El panóptico de Bentham es el modelo de esta vigilancia omnipresente.

2. Sometimiento: Es un control asimétrico que se estabiliza (como el del amo sobre el esclavo o, en sus orígenes, el del hombre sobre la mujer en el patriarcado).

3. Dominación: Es el sometimiento elevado a institución política, jurídica y estatal.

Blanco argumenta que el Estado burgués no surgió simplemente de la base económica, sino que fue un instrumento activo, mediante la Acumulación Originaria (cercados, expropiación de campesinos), para crear por la fuerza la clase proletaria "libre" (libre de medios de producción, forzada a vender su fuerza de trabajo). Así, el poder capitalista no es la soberanía personal de un rey, sino un sistema tecnológico de dominación impersonal, omnisciente y omnipresente (el "Gran Hermano" orwelliano), que hoy se ejerce a través de las GAFAM (Google, Apple, Facebook, Amazon, Microsoft) y la digitalización de la vida.

Capítulo IV: Marxismo y Filosofía Natural

En este capítulo, Blanco defiende un ecosocialismo revolucionario como parte integral del marxismo. Rechaza la acusación de que Marx fuera un "productivista" ciego a la ecología. Por el contrario, rescata el concepto marxiano de "metabolismo entre el hombre y la naturaleza" y argumenta que el capitalismo, al romper este equilibrio, es intrínsecamente ecocida.

La explotación del hombre y la explotación de la naturaleza son dos caras de la misma moneda. Critica el "imperialismo ecológico" por el cual el primer mundo depreda los recursos del tercero y utiliza a este como vertedero. También ataca el ecologismo reformista y moralizante que culpa al consumidor individual, en lugar de al sistema capitalista de producción. Para Blanco, la única solución es un ecosocialismo que una la lucha de clases con la defensa del planeta, entendiendo que la supervivencia misma de la humanidad está en juego. Este ecosocialismo debe defender la soberanía alimentaria de los pueblos y las comunidades campesinas frente a los monopolios agroindustriales.

Propuesta Positiva: La Reconstrucción de una Izquierda Revolucionaria

Frente a este diagnóstico desolador, Blanco no se limita a la crítica. Su libro es una llamada a la acción para reconstruir una izquierda que algunos denominaron "izquierda Viriato", o, en rigor, izquierda nacional (alusión al líder lusitano que resistió a Roma). Los pilares de esta reconstrucción serían:

1. Retorno al Marxismo Revolucionario: Abandonar por completo las causas identitarias y recuperar el Manifiesto Comunista y la crítica de la economía política como herramientas fundamentales. El objetivo último sigue siendo el comunismo, entendido como la única alternativa capaz de frenar el "Fascismo Global" ecocida del capital.

2. Encuadre Nacional ("Izquierda Nacional"): Este es uno de los puntos más controvertidos y originales. Blanco argumenta que el marco de lucha no puede ser internacionalista en abstracto ni independentista en lo particular, sino el Estado-nación existente . Para el caso español, propone una "izquierda nacional española" .

No nacionalista, ni nacionalista jacobina "españolista" ni nacionalista fraccionaria: No debe ser una izquierda jacobina, centralista o agresiva con las identidades regionales.

Antiglobalista: Su objetivo debe ser recuperar la soberanía nacional frente al capital internacional (la "Cúpula" de fondos de inversión y multinacionales) y convertir el Estado español en un "Estado popular" .

Crítica del R78 y las Autonomías: Considera el régimen de 1978 y el Estado de las Autonomías como un "fraude" y un "suicidio presupuestario" que ha alimentado burguesías regionales corruptas y ha debilitado al Estado del bienestar. Se muestra escéptico sobre un federalismo real, pero su propuesta apunta a un Estado fuerte y solidario que vertebre la nación y rescate a las regiones.

Patria Obrera: Recupera la frase del Manifiesto ("Los obreros no tienen patria") para argumentar que los trabajadores deben reconquistar la patria que la burguesía les ha arrebatado. La "Patria Española" debe ser la patria de los trabajadores, no una colonia de Washington, Bruselas o Rabat.

3. Recomposición del Sujeto Revolucionario: Reconoce que el proletariado industrial clásico está "cuarteado" (fragmentado) por la desindustrialización, la precariedad y la inmigración masiva (que ejerce un dumping laboral). La tarea es unir a los restos del proletariado fabril, a los trabajadores precarios del sector servicios y a las comunidades campesinas en un proyecto común nacional y socialista.

Anexo Documental: La Crítica a la Tecnología y la Digitalización

Los anexos complementan la crítica al capitalismo contemporáneo, centrándose en el papel de la tecnología. Blanco denuncia:

La digitalización de la enseñanza como un negocio para las GAFAM y una forma de "pirateo de las mentes" de los niños, que son espiados y adoctrinados. La sustitución del libro por la tableta y otras pantallas digitales es, para él, un ataque a la profundidad del pensamiento y un síntoma de la "demencia digital".

La "esclavitud digital" , donde las grandes tecnológicas nos ofrecen herramientas gratuitas a cambio de nuestros datos y nuestra atención, convirtiéndonos en productos y adictos.

Las administraciones públicas se han convertido en "agentes comerciales" de estas corporaciones, impulsando una transformación social que debilita la autonomía humana y consolida un control totalitario.

Conclusión General

"El Comunismo, un fantasma para el s. XXI" es un libro profundamente pesimista sobre el presente, pero que conserva un hilo de esperanza revolucionaria en el futuro. Carlos X. Blanco ofrece un manifiesto intelectual para una izquierda que se considera a sí misma extinta . Es una obra que busca provocar, indignar y despertar a una minoría "selecta" de activistas e intelectuales que estén dispuestos a emprender la ardua tarea de reconstruir un proyecto socialista desde sus cenizas, sobre la base de la nación y la lucha de clases, y en abierta guerra contra lo que él ve como las desviaciones liberales y decadentes de la izquierda posmoderna. Su tono es combativo, erudito y, en ocasiones, deliberadamente provocador, posicionándose en las antípodas del pensamiento políticamente correcto contemporáneo.

Información sobre el libro: https://editorialeas.com/producto/comunismo/



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Carlos Javier Blanco

Doctor en Filosofía. Universidad de Oviedo. Profesor de Filosofía. España.

 carlosxblanco@yahoo.es

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