De los garrafales errores de Una izquierda “épica”, la que como la derecha privilegia violencia y división

Buena parte de la izquierda, particularmente en Venezuela, siempre ha puesto énfasis en dividirse, nunca encontrarse justamente por los muy malos análisis, derivados de la falta de libertad para interpretar los hechos, la realidad, siempre sujeta a esquemas, personalismos, "transportaciones de realidades extrañas a su espacio", lo que implica tomar como válido todo lo que se diga afuera y hasta hacerse la ilusión, como los griegos de la antigüedad que, en algunos espacios, particularmente en islas solitarias, hasta lejanos a los de uno, viven genios que todo lo resuelven y responden. Pudiera haber en ello mucho de individualismo, como lo hay en quienes pretenden que sus conclusiones derivadas de sus observaciones tienen validez universal y así mismo las "venden", habiendo en el mercado de todo y para todo.

Pero debo advertirle al lector que ese universo no es uniforme, no conforma una parcela, grande o pequeña, sino que está hasta como equitativamente dividido en distintos frentes, tantos que ellos, por distintos asuntos, hasta minúsculos y hasta inocuos, se dividen y enfrentan.

Pero, pese me había resistido a admitirlo, debo decir, a esta última hora, cuando he decidido comenzar a publicar estos trabajos, que esa "izquierda", se ha nutrido de mucha gente que lo es o finge serlo, por razones distintas a lo "cultural" y no ideológico, para decirlo como Ludovico Silva y sí por resentimientos y odios, como por ejemplo primero el antigomecismo, luego el antiperezjimenismo, antiadquismo y últimamente por el oportunismo de gozar de los beneficios del poder.

Y por supuesto también hay de quienes creen que los "teóricos", dejaron todo resuelto o casi todo, pues de vez en cuando aparecen intérpretes con sus recetas que, aunque ellos no lo pretendan, habrá quienes como tales las asumirán. El pueblo nada tiene que hacer o aportar, solo obedecer, como votar o seguir detrás de quienes gritan incoherencias, pues no es asunto de su incumbencia, sino acogerse a las recetas. Pues hay una izquierda que parece tener vínculos muy estrechos, aunque sea en los procederes y el mal percibir las imágenes, con la derecha, por algo se dice que "los extremos se tocan". Por eso mismo, hay tantos héroes y personajes vistos más allá de su propia realidad o idolatrados. No hay en eso no mucho de quijotismo sino de lo que ironizó el Quijote.

Es la misma manía, muy coherente con lo anterior, esa de empeñarse en crear un panteón para abundantes héroes, donde como en las películas de vaqueros, "aquellas de tiros y puños" en abundancia, entren quienes poco a nada dijeron, ninguna idea sustancial expresaron, pero "murieron con las botas puestas y el fusil al hombro". Pero además, deben haber muerto en batalla y en solitario, nunca en la cama. ¡Pensar que Bolívar murió en estas circunstancias, encamado y tosiendo, lejos de donde se libraban las guerras, pero siempre dando con claridad la batalla!

Ahora mismo, por lo acontecido alrededor del desaparecido y vilmente asesinado Profesor Carlos Lanz, en el cual están directamente involucrados unos forajidos, quienes al parecer por cierto tiempo parecieron alucinarlo o por lo menos acompañarlo, pero se cansaron de torturarse de terminar sin verle el "queso a la tostada", sectores de izquierda se enfrentan y mutuamente se descalifican. Simplemente porque ante lo acontecido se sobreponen las emociones, se pierde el equilibrio y la sindéresis; cuando todo lo que indica que eso sólo fue un acto criminal, planificado y ejecutado por personas que se degradaron y pudieron envolver o distraer a la víctima por largo tiempo. Y esa "izquierda", en lugar de llamar mutuamente a una revisión, hasta un prender las alarmas, se desata en una contienda irracional que sólo conducirá a más divisiones y al facilitamiento que farsantes sigan encubiertos.

Pasan por alto que en la lucha por cambiar la sociedad debe prevalecer el ideal colectivo, interés de la determinante mayoría de la población, no sólo para construir lo nuevo sino defenderlo, darle sustento, porque la verdad, la realidad, es lo que emerge de la síntesis del pensamiento, deseos y entusiasmo de aquello. De quienes piensan como uno y también, en lo formal, hasta en contrario.

Pero pese lo anterior, este trabajo, en principio, solo trata de manera particular, acerca de la extendida e internalizada idea que el cambio de un modelo de sociedad a otro, como el capitalismo al socialismo, es sólo un asunto de fuerza, nada de elecciones ni consultas, menos creación y construcción colectivas, más si violencia y como un "soplar y hacer botellas", según algunos, que parecía disipada, dado los acontecimientos en diversas partes del mundo y las expectativas generadas por Chávez, pero revitalizada o insurgente, por lo acontecido recientemente en Venezuela, Perú, Chile, etc., y una mala lectura de la coyuntura mundial y latinoamericana, en distintos y variados momentos que, dado lo extenso, presentaré en varias partes.

Ya basta de darle valor "teórico" y hasta sacramental aquello que solía decir un guerrillero, en veces mencionado como héroe, en sus frecuentes apariciones en los pasillos externos de la Escuela de Economía de la UCV, pues creo nunca estuvo adentro, de "Aquí lo único que falta es echarle bolas". Pues para él, aquello solo era un asunto de "sal pa` lante".

Era lo mismo que aquello de Laureano Vallenilla Lanz y el gendarme necesario, ideas emanadas de la orfandad dejada por las abundantes guerras intestinas, generalmente desatadas por los caudillos regionales, como resultado del fracaso de la Guerra Federal y la destrucción de nuestro aparato productivo, lo que al final condujo a la dictadura de Juan Vicente Gómez. De todo ello y hasta de influencias extranjeras llegadas aquí como novedosas, tomó fuerza de nuevo, ya pasada la mitad del siglo veinte, la idea del caudillo o caudillos y el sólo "echarle bolas".

Para mucha gente como aquel de los pasillos externos de la UCV, muerto en una acción guerrillera intrascendente, sólo se trataba de asumir el poder por la fuerza de las armas y una en particular, que tampoco saben cuál es, dado que, pareciera ser una específica, en virtud que las distintas hasta ahora ensayadas y "exitosas", en eso de apoderarse del Estado, no han dado "pie con bola". Y siguen creyendo y otros creen ahora y hasta difunden que, habiendo fuerzas progresistas, nacionalistas y hasta revolucionarias en el seno del ejército regular, esas no sirven. Una manera curiosa y hasta infantil de justificar los fracasos de antes y ahora. Se decía que había que tomar el poder por las armas porque el ejército estaba dominado por las clases que al mismo tiempo controlaban la economía y hasta obedecían a las demandas y órdenes del Departamento de Estado de Estados Unidos. Pero teniéndolas y en buena medida y hasta milicias de "revolucionarios", logrado esa meta de alguna manera, tampoco resulta suficiente para transitar del capitalismo al socialismo, pues como ya antes dije, creen que esto es sólo un asunto de acumulación de fuerzas, entendiendo esto como una simple sumatoria de apoyos, particularmente el armado.

Es digno de recordar como en la década del 60, bajo el efecto ecuménico de la Revolución cubana y el espejismo que, para de casi toda la izquierda latinoamericana y venezolana en particular, ella y el poder soviético significaron, teniendo en las ciudades un enorme apoyo popular, en las fábricas, escuelas, universidades, en la calle y hasta en el ejército, como lo demostraron los seguidos alzamientos militares de Carúpano y Puerto Cabello, nos fuimos a las montañas. Donde no teníamos a nadie, por creer que esa era la forma única de alcanzar el poder y la pócima secreta para cambiar la sociedad. Le dimos poder a un gobierno ajeno al espíritu del 23 de enero, que se derrumbaba.

Y es más, después del alzamiento del 4f, el fracaso del alto mando militar en el golpe contra Chávez, la permanencia de éste en el poder con respaldo militar, siguen soñando con los fusiles y montañas. Aunque en verdad, la violencia que añoran es una del Estado que haga y deshaga a su parecer, creyendo que la justicia y el equilibrio es un asunto de imposiciones. Pese su discurso "heroico", por la pertinencia de las masas, el rol participativo y protagónico del pueblo todo, al hacer o proponer, lo contradicen al demandar procederes arbitrarios e imposición de modelos de laboratorio.



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Eligio Damas

Militante de la izquierda de toda la vida. Nunca ha sido candidato a nada y menos ser llevado a tribunal alguno. Libre para opinar, sin tapaojos ni ataduras. Maestro de escuela de los de abajo.

 damas.eligio@gmail.com      @elidamas

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