Por Cuba, Venezuela, lo que debe discutir la izquierda (II)

Nota: La primera parte de este trabajo se puede leer siguiendo este enlace: https://www.aporrea.org/ideologia/a307600.html

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La "izquierda gobernante", intenta reproducir incesantemente en el seno del universo todo al cual cree pertenecer, la idea que, sólo basta entender, nos enfrentamos al capitalismo, imperialismo norteamericano y sus aliados, factores que intentan atraparnos, como si alguna vez hubiésemos sido libres y, entonces es suficiente hacer fuego en esa dirección, desentendiéndose de lo demás y seguir tal cual como veníamos. Es decir, todos están obligados a acompañar y respaldar a quienes gobiernan, aquí y allá, en todo lo que hagan, sin mirar hacia atrás, a los lados, ni emitir ninguna crítica, bajo el riesgo de hacerse aliado del enemigo.

Quienes discrepan del gobierno, desde distintos grupos políticos de izquierda, lo hacen porque son aquellos quienes en eso andan y lideran y a ellos han desplazado, no les toman en cuenta; pues no elaboran una propuesta diferente, sobre el modelo, la forma, tácticas y estrategia para meterse en esa lucha. Pareciera, se trata de "quítate tú para ponerme yo", con las mismas ideas de quienes creen discrepar. Pues, frente al modelo cubano, que en buena medida inspira a quienes aquí gobiernan, se mantienen como antes lo habían hecho, en una actitud de veneración y evaluación como si fuese la manera correcta de conducir la lucha contra el capitalismo y el imperialismo y pese digan haber abjurado del estalinismo. Según ellos, no hay otra forma de hacerlo, pese es como demasiado obvio, que no es así.

Pasan por alto que una cosa es defender el derecho de Cuba a resolver sus problemas conforme a los dictámenes del pueblo, los trabajadores, oponerse férreamente contra todo intento de intervención extranjera de cualquier naturaleza y otra dar como buenas las practicas, la manera de abordar el cambio, culpar de todo fracaso o mal resultado al imperialismo, pese el paso de los años y la elocuencia de los resultados.

Como consecuencia de lo relativo al imperialismo, que pareciera ser sólo el gringo, el que sin duda aplica sanciones tanto a Cuba como Venezuela, se intenta imponer a rajatablas sin más, la realidad es sólo esa, la idea que el bloqueo o los bloqueos, son las únicas causas de las dificultades que padecemos. Ha habido, según ese criterio, intentos novedosos y abundantes, sustentados en la realidad, capacidad y disposición del pueblo a abordarlos y posibilidad de "desatar las fuerzas productivas", de empujar los modelos liberadores en materia económica y cultural, pero el bloqueo todo eso lo impide. De donde uno pudiera pensar que cosas tan obvias, como la errada estrategia petrolera liderada por Ramírez en tiempos de Chávez y la desmesurada corrupción de entonces, no tuvieron nada que ver. Ningunos daños hicieron y, entonces, esos personajes son unas víctimas. Pese un destacadísimo experto petrolero me ha dicho, "Pdvsa jamás debió meterse de lleno en la Faja y descuidar el lomito de los crudos más apetecibles. Lo que debió haber hecho fue negociar con llave en mano con esos interesados en dicho momento sin exponer un solo centavo". Cuando habla de "negociar" se refiere a la inversión extranjera en la faja y además sin dejar entrar a los inversionistas en aquellas empresas mixtas como socios.

Pero la izquierda que discrepa de la que gobierna, salvo hacer calificativos, como que "el bloqueo no explica todo", señalar a aquella como inclinada en favor de la derecha y el empresariado, tampoco precisa los motivos diversos, aparte de los ataques imperiales, que son ciertos, que determinan el deplorable estado en el cual vivimos.

Tanto el gobierno cubano como el venezolano, hacen elogios de los avances chinos y vietnamitas. Se pasa por alto, que cuando los segundos derrotaron a los gringos en aquella cruenta guerra, ya los cubanos habían alcanzado el poder y sólo fue, muchos años después, muerto Mao, cuando los chinos cambiaron de parecer y hacer para alcanzar el status de ahora. Es decir, después que los guerrilleros, cubanos, en 1958, derrotaron a Batista, muchos años después, vietnamitas y chinos alcanzaron un elevado crecimiento y bienestar, pero con un modelo distinto.

Al decir lo anterior, no significa que asumimos el modelo chino o vietnamita, es cuestión de indagar, discutir, repensar la realidad, decidirnos a ser nosotros y un poco de aquello de "descolonizarnos".

Pero para la izquierda, que de esto hablan pequeños grupos y como quien no quiere le escuchen, para evitar no cometer pecados, pareciera que esas cosas no existieran ni llaman la atención para abrir una sustancial discusión y buscar salidas.

Lo único que uno percibe como coincidencia entre vietnamitas, chinos, cubanos y venezolanos, de estos últimos quienes están en el gobierno y a este hacen oposición, es lo relativo al rol del Estado. Ellos suelen discursear, como quien se tira un caletre, que la vanguardia y dirección del proceso de cambio está en los trabajadores. Pero en la práctica, como por un acto de brujería, convierten a la vanguardia que maneja al Estado en la encarnación de aquellos y al partido, cuyo rol es organizar, guiar y estimular las luchas de los trabajadores por sus problemas, participación en el proceso productivo, en un servidor acrítico, subalterno de aquél.

De donde uno concluye que, salvo determinados asuntos específicos, derivados de la lucha de clases, quienes en la izquierda creen discrepar del gobierno, lo que no es exactamente así, pues por las mismas concepciones, harían sustancialmente lo mismo. De donde la diferencia se limita a lo que cada quien haría y no en el cómo y el por qué.

Porque al tener las mismas concepciones sobre esos asuntos, en consecuencia, actuarían igual y, quienes hoy critican al gobierno por lo que hace, harían lo mismo, por la naturaleza del Estado en la sociedad de clases y particularmente capitalista.

De las tantas cosas por discutir, bajándole un poco al ego, está el rol del Estado, asunto que en la teoría pareciera estar suficientemente debatido, sino para lograr que quienes gobiernan y llegaren a gobernar, actúen, al conducir aquel, no en función de sus instintos, hasta sentido común, por la fuerza que siempre impone la clase dominante mediante distintos recursos, sino en interés del cambio, movimiento popular y con respeto de lo participativo y protagónico.

Teniendo frente eso una concepción clara ya acertada, lo que tiene mucho que ver con lo de descolonizar, dándole valor a lo participativo y protagónico, que no está en la Constitución sólo para hacer discursos engolados, estaríamos en disposición de elaborar el qué y cómo hacer.

Lo que está claro no merece explicación, pero quiero resaltar que, esta mi posición crítica, está enfrentada a todo el universo de la izquierda. Porque creo que, espacios para el entendimiento existen, tanto que como ya dije, en muchas cosas están de acuerdo y, es lógico pensar que, en un proceso de revisión de lo antes pensado, se encuentren, lo que es por demás necesario y como dijo Salvador Allende, "se abran las grandes alamedas".

Quiero terminar, como lo he hecho tantas veces, invitando al lector a leer y meditar, acerca de cómo las relaciones de producción capitalistas crecieron, se desarrollaron y fortalecieron en el seno del feudalismo, y aprender de eso para la acción.



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Eligio Damas

Militante de la izquierda de toda la vida. Nunca ha sido candidato a nada y menos ser llevado a tribunal alguno. Libre para opinar, sin tapaojos ni ataduras. Maestro de escuela de los de abajo.

 damas.eligio@gmail.com      @elidamas

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