El Congreso de Gotha y la Unidad del Movimiento Obrero Alemán

Del 22 al 27 de mayo de 1875 tuvo lugar el Congreso de Gotha (Alemania), en el que quedó realizada la unidad del socialismo alemán. Este acontecimiento ha tenido una enorme repercusión en el movimiento obrero internacional. Desde el punto de vista de la unidad, el Congreso de Gotha ha ejercido una influencia decisiva en los demás movimientos obreros.

El Congreso de Gotha estableció la unidad entre las diferentes corrientes políticas del movimiento obrero alemán, creando un partido unificado, "el Partido Socialista Obrero Alemán", que impulsa las corrientes de unidad en los demás países. Los grandes éxitos alcanzados por este partido, gracias a su unidad, fueron igualmente hechos que contribuyeron poderosamente al fortalecimiento del socialismo internacional. Desde este momento, las figuras de Augusto Bebel, Guillermo Liebknecht y Bernstein jugaron un papel importante en el seno del socialismo. Desde el punto de vista ideológico, el Congreso hizo graves concesiones. Carlos Marx, así como Engels, hicieron reparos al llamado "Programa de Gotha" por considerarlo oportunista y fundamentando en falso principios. Marx, intransigente en la defensa de los principios, estimaba que, antes de renunciar a posiciones de principio, hubiera sido preferible establecer simplemente un programa de acción conjunta hasta que una prolongada acción permitiera la elaboración de un programa fiel a los principios del verdadero socialismo.

El grupo escisionista de la Internacional había enviado un mensaje de saludo al Congreso, que fue contestado por otro que firmaba Liebknecht. "El Congreso de los socialistas alemanes —decía el mensaje de respuesta— me encarga de expresaros su alegría porque el Congreso de la Federación del Jura se haya pronunciado a favor de la unión de los socialistas. Sin duda, la discordia en las propias fila del proletariado es el enemigo que debemos temer; todo lo que de nosotros depende será hecho para poner fin a las disensiones del pasado…" Los bakuninistas empezaban a recibir los contragolpes de la unidad frente a su labor de desintegración.

A los dos años de la unidad, el socialismo alemán obtenía una gran victoria electoral: En las elecciones de 1877 alcanzó medio millón de votos y doce puestos de diputados. Esta victoria fue un triunfo para el proletariado mundial. El Congreso de Gotha había acordado convocar un Congreso socialista mundial que debería celebrarse en Ginebra en septiembre, coincidiendo con la iniciativa de los belgas. Los postulados políticos y de unidad de la Internacional aparecían en el horizonte del movimiento obrero como una nueva aurora.

El anarquismo perdía para siempre su influencia casi decisiva en los movimientos obreros de algunos países, tales como España, Italia, Bélgica y otros; ya no serían en los congresos futuros un obstáculo serio. Las realidades y los acontecimientos, más tozudos que sus "principios", les empujaban y los arrinconaba separándolos de las masas. La primera etapa de la Internacional había sido el yunque en que se habían forjado los principios políticos de un nuevo de movimiento obrero que iba teniendo su expresión en la creación de los partidos políticos de la clase obrera, que darían continuidad histórica a la Primera Internacional.

¡Chávez Vive, la Lucha sigue!



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Manuel Taibo


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