¡Ya basta de tanta politiquería y majadería! Es hora de hacer política de verdad

Hace unos meses escribí a un camarada de gobierno que se me había ocurrido una idea para contrarrestar una de las tantas campañas mediáticas internacionales contra Venezuela. Él tardó mucho en responder, cuándo lo hizo ya no tenía sentido y yo bastante molesto le respondí más o menos así: Hermano, lo que tienen que hacer es meter a un montón de corruptos presos y verás cómo el pueblo noble de Venezuela, ha si tenga que pasar necesidades les apoya y el proceso triunfa… A estas alturas no sé cuántos corruptos haya presos ni cuantos estén inocentemente acusados de corrupción en la guerra sucia de la política venezolana. El pueblo en su mayoría es noble, a pesar de las dificultades apoya al gobierno, de lo contrario no estaría en pie y si no pregúntenle a Carmona Estanga.
 
Es evidente que la correlación de fuerzas antagónicas en Venezuela ha derivado en una escalada de conflictos políticos, cada día más violentos. La oposición venezolana agrupada en la mal llamada mesa de la unidad democrática, no ha hecho más que instar a la violencia y permanentemente desconocer al gobierno democráticamente electo. Desconociendo así a su vez a los millones de personas que le elegimos y damos soporte a pesar de las dificultades… Todo esto sin moral alguna, pues desde sus espacios de poder no han querido nunca colaborar para la superación de las problemáticas del país, por el contrario, se han dado al permanente saboteo, cual motolito o tira la piedra y esconde la mano; Llegado ahora al colmo del descaro y la insensatez con su último intento de crear un gobierno paralelo.
 
La verdad puede ser tan simple como la certeza que tienen de que con la Asamblea Nacional Constituyente deben obligatoriamente dar paso a nuevos liderazgos en la juventud opositora (posiblemente más patriota y menos lacaya de los intereses internacionales) Saben que la ANC les serrucha sus posibilidades de seguir optando por el poder absoluto a las órdenes del neoliberalismo y esa es posiblemente la razón de fondo para tanta locura. 
 
La búsqueda opositora del poder absoluto (el que ostentó durante la cuarta república) y que les permitía hacerse de dinero entre negocios neoliberales, comisiones, fraudes y chanchullos.-cuando llamaban a la ínfima inversión social “gasto público”-razón además del gran desequilibrio que produjo generaciones de gente muy pobres con escasa formación, algunos también y hay que decirlo, fácilmente manipulables- sólo persigue repito el poder absoluto, con fines mezquinos, razón por la cual no han querido nunca dialogar. No, lo de ellos es acabar con los sueños y planes para la democratización de las diferentes formas de poder. Es por eso que el libertador Simón Bolívar a quién cito más adelante, y el comandante Chávez les producen tanto rencor, por el afán de ambos dos en sus respectivas épocas, de buscar la independencia y acabar con la miseria y la ignorancia. 
 
“Moral y luces son nuestras primeras necesidades.”
 
“Un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción; la ambición, la intriga, abusan de la credulidad y de la inexperiencia de hombres ajenos de todo conocimiento político, económico o civil; adoptan como realidades las que son puras ilusiones; toman la licencia por la libertad, la traición por el patriotismo, la venganza por la justicia.” 
Simón Bolívar
 
En fin, que al parecer el único tipo de gobierno que le conviene a la dirigencia de la MUD es aquel en el que puedan hacer lo que les venga en gana. Conseguir la venia del gobierno de los Estados Unidos (a cambio de nuestros recursos) y bueno volver a coger el coroto, el bastón de mando cuarto-republicano del “disparen primero y averigüen después”.
 
¿Cuántas veces ha la oposición MUDiciana en sus diferentes versiones pateado las diferentes mesas de diálogo?  Pues cada vez que ha habido algún intento de ellas… Es que ni al mismísimo papa Francisco han querido escuchar, ¡No!  su búsqueda obstinada es por el poder… Es tan obstinada la búsqueda que pareciera que lo que buscan en serio es una guerra civil. No hace falta ser un analista experimentado para evaluar los escenarios. Si yo llamo a la creación de poderes paralelos cuándo millones de personas apoyan al gobierno legítimo, y tengo unos fanáticos capaces de lo que sea calentando las calles y asesinando gente desde hace meses, con el apoyo además de las potencias extranjeras y sus lacayos aliados, interesados en las riquezas de Venezuela. Pues el escenario es simple, lo que se busca es crear una nueva Siria, donde los opositores puedan apertrechase con mercenarios paramilitares, armamento norteamericano y europeo; una guerra civil que beneficie a los interesados en llevarse a bajo costo (pues las vidas venezolanas poco les interesan a los perros de la guerra) las inmensas riquezas que hasta ahora no hemos sabido manejar bien.
 
Estas líneas, desde luego que no son ni alarmistas ni van en vano. Me remito a los hechos, ya antes han introducido paramilitares a Venezuela, ya antes han tomado el gobierno por la fuerza. Ya se ha derramado mucha sangre y perdido mucho tiempo con paños de agua tibia es hora de ir acomodando las cosas de raíz. Creo y persigo con el presente artículo llamar a la consciencia de las y los venezolanos, sin importar la posición política. La solución a los problemas pasa primeramente por el ejercicio responsable de participación. Si los políticos que elegimos no dan la talla, pues le damos la espalda, les revocamos siguiendo las leyes que para eso hemos creado. El castigo del voto hasta que demos con gente que este a la altura de las responsabilidades que suponen hacer gobierno u oposición, porque ambos dos son importantes en la democracia.
 
Venezuela necesita realmente de un gobierno digno y de una oposición diga, tan dignos que no sea problema la alternabilidad. No podemos seguir teniendo un gobierno sordo a las críticas ni una oposición bruta capaz de todo, ciega por el poder. La solución pasa para empezar por la renovación de gentes, el relevo. No pueden ocupar cargos públicos todo aquellos que haya osado a destruir la institucionalidad.  La ANC es a mi juicio el espacio para la refundación no solo legal de la republica sino también moral. En la ANC debe de haber desde luego espacio para la participación de opositores y críticos al chavismo. Y considero además que debe instituir una comisión auditora que se encargue de revisar a los organismos del estado y los representantes políticos sin importar su tendencia ideológica o su cargo político.
 
Es urgente la reactivación económica del país, pero no puede ser una reactivación cualquiera, tiene que ser un impulso como nunca antes, en la historia venezolana, tiene que parecerse el resurgimiento de Japón después de la segunda guerra mundial ó al modelo sueco que inicio en las primeras décadas del siglo XX. Estos dos países se hicieron potencias con trabajo duro y a través de acuerdos de unidad honestos entre los diferentes actores. Desde luego que el modelo venezolano debe ser original, como bien lo plantease Simón Rodríguez en  Inventamos o Erramos.
 
Al llegar a este punto concluyo en que todo depende de la voluntad política y sólo nos quedaría hacernos unas pocas preguntas. ¿Esta el gobierno venezolano dispuesto a comprometerse en un modelo de desarrollo sostenible e inclusivo? ¿Esta la oposición venezolana dispuesta a colaborar en la construcción del país? ¿Esta la oposición dispuesta a reconocer a las y los venezolanos que nos identificamos con el chavismo? ¿En caso de que así sea pues no es lógico que respeten la institucionalidad? ¿En caso de no respetar la constitucionalidad? ¿No es pues como autoexcluirse? ¡En ese caso quien se va no hace falta y bienvenida sea una nueva oposición dispuesta a trabajar! Soy del parecer de que todo aquel que desconozca el estado de derecho (que es el caso, con la intentona golpista del gobierno paralelo) debe de inhabilitarse del ejercicio político. 
 
¡Ya está bueno de tanta majadería! Es hora de que en Venezuela se haga política de verdad, de que tengamos gente genuina y mutuo respeto entre oposición y gobierno. Ya es hora de que se puedan llegar a acuerdos que pongan a Venezuela en el lugar que el espíritu libertario de nuestros antepasados le merecen. Es hora de gritarle fuerte y claro con más hechos que palabras a los imperialistas y sus lacayos, Venezuela está unida, no les daremos el gusto de la guerra, por el contrario, ¡podemos y seremos una potencia libre y soberana!
 


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Daniel Emilio Hernández Guerrero

Obrero, campesino, estudiante, Activista y ocupado en la construcción de una mejor humanidad. A veces ensayista y opinador

 dhdanieldh@gmail.com

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