El gobierno no sabe "goberná" y el pueblo no sabe "vota"

Faltan seis semanas para las elecciones parlamentarias de diciembre de 2015. La calle sugiere indicadores de la tendencia electoral y la guerra de encuestas sugiere intereses particulares condicionados por las billeteras oficialistas y las de la oposición. Por lo tanto, mi análisis sobre el tema surge del diálogo con los ciudadanos amigos, algunos más cercanos que otros, de ambas tendencias políticas.

La oposición se atribuye desde ya una victoria aplastante devenida del descontento y el rechazo a la escasez de productos básicos, bienes y servicios, la falta de billetes en los bancos (que no en los cuentahabientes ni el efectivo en los bolsillos, pues cualquiera carga en un bolso, cartera de manera o dentro del automóvil setenta, cien o doscientos mil bolívares); la hiperinflación, la devaluación progresiva del bolívar, la especulación, la falta de justicia verdadera, la corrupción miserable y el descrédito de los principales dirigentes políticos. Un menú similar a cierta época del pasado. Como contraprestación, el Estado y el tren ejecutivo de Nicolás Maduro saca sus cartas bajo la manga: la innegable inclusión social a través del incremento de los pensionados, las grandes importaciones de alimentos para su distribución a precios solidarios, el incremento en la entrega de viviendas y toda clase de subsidios a bienes y servicios básicos. Dos polos opuestos de la economía local: encarecimiento y subsidios. Escases e importaciones masivas. Sin embargo, hay un síntoma evidente de esta economía: Está en crisis, estancada y empeorando. Por ello, el voto económico puede castigar severamente al gobierno nacional.

La oposición no tiene alternativas reales que ofrecerle al país en términos estrictamente económicos. Cualquier artimaña populista como la siguiente, es una soberbia mentira: “Si ganamos la Asamblea Nacional les garantizamos pollos a granel, carne por toneladas, arroz pos sacos, aceite por cajas, autos nuevos, cauchos virgos, baterías y pañales, teléfonos Made in Usa y todo lo que diga en su etiqueta de fábrica Made in Usa”. Sólo si esa madre USA de la oposición les dona unos cuantos aviones de mercancías y bienes podrán lograr semejante cometido. La única posibilidad de los Mades in Usa en los anaqueles del mercado nacional se puede creer si hay suficientes dólares para acentuar el mismo esquema de las importaciones masivas actuales. Por lo tanto, la oposición hipotecaría aún más a Venezuela, de inmediato, a través del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, con la anuencia y los aplausos de la White Horse de los Estados Unidos. Así, en inglés y todo. Desde esta perspectiva, tampoco el voto castigo es garantía absoluta para una victoria oposicionista. El país caería en manos de los buitres.

Un tercer enfoque lo extraigo del anecdotario popular. Recientemente viajé por varios estados del país. Visité amigos. Compartimos las carencias y mantuvimos la fe. El descontento tiene ventaja. La resignación se manifiesta. Los amigos chavistas dicen que no darán su brazo a torcer. Los amigos adecos dicen que seguirán aprovechando lo que les da el gobierno disfrazados de zorros viejos, pero que sacarán a Diosdado y a Maduro como sea. Esto es un canto trillado aunque tienen ciertamente una herramienta que les puede proporcionar muchos diputados en la Asamblea Nacional: Todo el sabotaje ha tenido un impacto severo en la sociedad venezolana. Otro detalle lo asocio a la traición y la deslealtad, sentimientos éstos que, aunque miserables e inadmisibles, son recurrentes en los venezolanos en las distintas contiendas electorales.

Un capitán de la Guardia Nacional Bolivariana se extrañaba hace poco de tener que custodiar dos camiones 750 llenos de cauchos desde Punta de Piedras hasta la casa de un candidato a la Asamblea Nacional del PSUV de Nueva Esparta. Lo decía con rabia. Se sentía utilizado para favorecer un corrupto del gobierno, y eso mella la moral de servicio de un militar activo. Candidato éste y sus acólitos que se han enriquecido salvajemente no sólo en Nueva Esparta, sino que tienen propiedades y negocios fuera de la isla de Margarita y según que en Ecuador. Pero nadie los toca. Están dentro de la rosca de poder del PSUV local y nacional. ¿Con qué moral me pueden pedir a mí que vote por él? Tampoco mi moral me permitiría jamás votar por ningún candidato de la oposición. Ese es mi dilema y es el dilema de miles de venezolanos. No hay credibilidad ni honestidad en muchos de esos candidatos a la Asamblea Nacional. Ni oficialistas ni oposicionistas.

Un pescador amigo, quien me invitó a “tirar unos anzuelos” más allá de la bahía de Juangriego para divertirnos un poco, tomarnos un ron bajo el sol inclemente de la tarde y jugar una partida de dominó al regreso, me dijo la frase de este artículo: El gobierno no sabe goberná y el pueblo no sabe votá. Resulta increíble cómo las familias que recibieron casas dignas en el barrio Las Salinas de Juangriego, equipadas, con puertas, con tejas, cerámica y todo, están dispuestas a votar contra el gobierno que les dio ese beneficio primario, el hogar, porque no les gustan los candidatos del PSUV, ni el gobernador Mata Figueroa ni Maduro. Sin embargo, en julio varios pescadores de este sector recibieron motores fuera de borda de 40 HP subsidiados (Bs. 124.000 cada motor, pero el precio de mercado supero el millón de bolívares) y ahora gritan a todo pulmón que ellos son adecos y votarán contra el gobierno porque hay que acabar con este gobierno. ¿Quién entiende esto? Quien te otorga beneficios imposibles de alcanzar con el estado de pobreza que has vivido siempre es tu enemigo, en cambio estás dispuesto a votar por quien no te da nada, no te ofrece nada y que te utiliza de la peor manera. Ah bueno, así es la gente de mi país.

Quienes no hemos recibido nada del gobierno: ni subsidios de nada, ni casas, ni electrodomésticos, ni motores, ni créditos, ni tierras del Inti para sembrar, ni autos, ni cargos políticos, sino una redonda ignorancia de nuestro ser, estamos aquí firmes frente al pelotón mirando los toros desde la barrera. Les miro las caras a mis candidatos (principales y suplentes) del PSUV Nueva Esparta para la Asamblea Nacional en las fotos y mejor no les cuento lo que siento en el estómago. ¿Hasta cuándo nos calaremos estos candidatos mampuestos? Del otro lado la náusea es peor. Por ello, si decidimos votar el 6 de diciembre, que se entienda que el voto será definitivamente un voto nauseabundo. Pero será el voto del pueblo.



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José Pérez

Profesor Universitario. Investigador, poeta y narrador. Licenciado en Letras. Doctor en Filología Hispánica. Columnista de opinión y articulista de prensa desde 1983. Autor de los libros Cosmovisión del somari, Pájaro de mar por tiera, Como ojo de pez, En canto de Guanipa, Páginas de abordo, Fombona rugido de tigre, entre otros. Galardonado en 14 certámenes literarios.

 elpoetajotape@gmail.com

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