El presidente Hugo Rafael Chávez Frías, sabía que ante el triunfo de la revolución bolivariana, nos asechaban poderosas fuerzas contrarias, tanto a nivel nacional, como internacionalmente, capaces de hacer todo lo posible para evitar el éxito revolucionario, por eso, concretó la idea de crear un instrumento poderoso donde confluyeran todos los movimientos revolucionarios del pueblo, para impulsar la expansión y el futuro de este proceso inédito en Venezuela, Latinoamérica y el mundo, el socialismo del siglo XXI

Por eso,nuestro amado Chávez, lleno de amor y de reconocimiento hacia ese pueblo que le había delegado, confiado incondicionalmente, tanto poder, quiso transferir o hacer coopartícipe a ese pueblo de ese poder, a través de un partido, donde todos tuvieran oportunidades y su voz fuera escuchada en función de la democratización del poder y en la práctica del protagonismo y la participación popular, consagrada por la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.

Por eso, en el mes de marzo de 2007, yo me encontraba allí, en el Poliedro de Caracas, como representante de Misión Sucre, conjuntamente con mi hijo Pablo José, donde fuimos juramentados, en conjunto, con aproximadamente 3 mil propulsores de todo el país, que debían tener como condición el no poseer militancia política, emanados de la base del pueblo, para evitar la llamada “ burocratización temprana" del partido.

Así todo, cabe destacar, que esta idea no les gustó mucho al poder político arraigado, que reaccionó hostilmente tratando de obstaculizar las actividades encomendadas a los propulsores, porque ellos veían en estos, a sus rivales políticos, que venían a quitarle imagen en la comunidad. Nada más alejado de la realidad, pero fuimos boicoteados y agredidos. A pesar de todo , nosotros los propulsores cumplimos con el sagrado deber de realizar las jornadas de inscripción de los militantes del partido.

Asimismo constituímos los batallones socialistas y luego fuimos voceros de estos batallones. Cumplimos con el trabajo a pesar de todo, porque desde un principio , quienes aceptamos este desafío, lo hicimos convencidos de que el sacrificio valía la pena, porque confiamos plenamente en nuestro amado líder Hugo Rafael Chávez Frías. Así nació el PSUV, al calor de la nueva organización política del pueblo, que se iba acomodando a las nuevas formas de accionar en este modelo inédito de sociedad.

Es cierto que , este partido, inédito, incluyente, aceptó a todos los aspirantes que quisieron inscribirse, y muy cierto es también, que los conocedores de este oficio, viejos lobos de mar y quienes buscaron credenciales para reubicarse políticamente, en las nuevas estructuras, se inscribieron, para seguir recibiendo privilegios y concesiones de poder económico y político, ante las nuevas proyecciones que auguraban cosas novedosas y buenas por venir en todos los ámbitos.

También es cierto que las diferentes organizaciones internacionales, trasnacionales, que trabajan para el interés de poder político y económico del imperialismo mundial, aprovecharon para meter sus contactos o para establecer vínculos con los que pudieran ir horadando la imagen de este partido y de este poder de Chávez, respaldado por el pueblo. En esto, el caldo de cultivo está presente en el descontento, la mezquindad y la miseria humana de dizque militantes, que quieren ver efectiva y productiva su media tajada o la tajada entera de poder, más que todo, ante que la trascendencia de la organización partidista.

Así hemos visto como se han suscitado tantos conflictos, saltos de talanqueras , dimisiones y denuncias, que han tratado de romper, de fracturar, la unidad del partido para poner en tela de juicio la imagen y el peso político del PSUV y por ende, del proceso revolucionario bolivariano. La prueba la hemos venido viendo en toda la geografía del país y mucho más ahora cuando se realizó la campaña electoral para las elecciones municipales, donde por ejemplo un caso muy puntual, en Barinas, estado natal del presidente Chávez, donde se llegó a la pérdida de la alcaldía del municipio capital, para decir después a todo pulmón, a toda tinta y a toda imagen en los medios de comunicación social, que se debilita el poder del gobierno y de la revolución, cuando se pierde poder en la propia casa del amado presidente. Así lo informó globovisión el día lunes 9 en la mañana.

Pero a pesar de toda la campaña de mentiras mediáticas, la verdad, no se puede tapar con un dedo y lo que todos sabemos hoy es que se ha consolidado la organización del PSUV, que inéditamente demuestra que es la primera fuerza política nacional, que se ha adjudicado más del 80 por ciento de las alcaldías y los concejales.

Por eso celebro el triunfo del glorioso PSUV, y me siento orgullosa de pertenecer al partido inédito de Chávez , de los chavistas y de los venezolanos, que hoy enarbola sus banderas de unidad en torno al proceso revolucionario y como digno instrumento de la democratización del poder del pueblo. Celebro también el discurso encendido, apasionado de los integrantes de los comandos estadales, que se han presentado a nivel nacional, analizando y rindiendo cuentas del desempeño de ese poder que el pueblo le ha encomendado y prometiendo enmendar sus errores, como nos enseñó el amado inmortal, porque como él nos instruía, si el poder radica en el pueblo, es a este pueblo heroico y noble del Libertador Simón Bolívar, a quien se deben presentar las cuentas, porque es el pueblo que al final de cuentas, con el voto, el que evaluará ese desempeño.

Finalizo recordando las palabras del amado inmortal, en una de sus interpretaciones sobre el glorioso partido y como una sentencia viva de lo que sucede y ha de seguir sucediendo en el proceso revolucionario: “… venimos… de todas esas luchas, somos un acumulado, en nosotros, aquí, andan siglos acumulados de batallas, de luchas, de laberintos, de frustraciones, pero sobre todo de una gran llama viva y una gran esperanza y una gran resolución de batalla y de victoria”.´´