Copenhague y neoliberalismo

Las tendencias actuales indican que estamos muy lejos de lograr las reducciones en las emisiones de gases invernadero, que limitarían a dos grados el incremento en la temperatura, imprescindible para impedir un desastre planetario y humano, de proporciones inimaginables.

El sistema capitalista ha transformado a la naturaleza de fuente de la vida y la vida misma, en materias primas que tienen un valor en el mercado. La naturaleza como mercancía, se opone a la naturaleza como fuente de la vida, la niega y la destruye. El Dios en el que los pueblos siempre creyeron, el Dios de la vida, fue sustituido por el dios del dinero, dios de la destrucción planetaria.

Con la globalización neoliberal y las perversiones del mercado capitalista “Las trasnacionales nos quieren hacer creer que los sistemas alimentarios son una cadena industrial que comienza con Monsanto como dueña de las semillas en un extremo (monopolio de la producción y del conocimiento) y WalMart como paradigma de los supermercados en el otro” (monopolio de la distribución y del consumo). Además, “el uso de fertilizantes químicos y otros agrotóxicos, conlleva necesariamente la destrucción de la vida microbiana del suelo y ha sido reconocido como un importante factor de emisiones de gases de efecto invernadero. Los fertilizantes sintéticos, además de lo que emiten, destruyen la capacidad del suelo de captar y almacenar carbono.”

Un grano de maíz no es simplemente el resultado de la combinación óptima de factores productivos como tierra, trabajo y capital. Es un milagro de la naturaleza, es la combinación de la fertilidad de la tierra, con la energía solar, la cuantía y oportunidad de las lluvias, las temperaturas, el vuelo de los pájaros, la conexión creadora entre la vida vegetal, animal y humana, el talento y los sentimientos humanos hacia la naturaleza y la humanidad.

Por eso más de 85% de los alimentos se producen cerca de donde se consumen y la mayoría gracias a campesinos y productores de pequeña escala, a indígenas, pescadores artesanales, pastores nómadas y pequeños horticultores urbanos, garantizando la sustentabilidad ecológica.

He señalado causas. La presión que generó la reunión de Copenhague podría lograr el milagro de un acuerdo que abra caminos y perspectivas.


julio.escalona@gmail.com


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Julio Escalona


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