Impunidad y golpe inconcluso

A siete años del retorno del presidente Chávez a Miraflores, tras un golpe de Estado apabullado por la reacción popular, la base revolucionaria permanece frustrada ante la desfachatez de quienes consumaron el acto de lesa patria.

El segundo episodio de la charada antidemocrática tuvo lugar mediante un juicio bufo cuya absurda sentencia debió acarrear la destitución y encarcelamiento de los jueces y la reposición del proceso contra los militares golpistas. Luego ocurrieron los paros patronales, el sabotaje petrolero y los actos de calle que mantuvieron al país en vilo durante tres años.

Desde entonces las victorias alcanzadas por el pueblo y los militares patriotas no se han consolidado. La conjura contra la revolución se mantiene incólume y cobra impulso ante la tolerancia oficial, por momentos con visos de masoquismo, que no sólo condona sino alienta los atentados contra el gobierno constitucional.

Si bien se supone que la revolución impulsa un proceso socialista con plena participación del pueblo, éste, que se mantiene en pie de lucha, es constantemente refrenado para que la erradicación de los golpistas no se lleve a cabo de una vez por todas.

A estas alturas se evidencia la puesta en marcha de una subversión con tecnología importada, alentada y financiada por factores extranjeros con la ayuda de apátridas locales. Hemos denunciado hasta el cansancio la conspiración mediática, el secuestro de las frecuencias de televisión por las empresas de cable y satelitales, que multiplican la penetración de los canales golpistas hasta el último rincón del país.

Aunque resulte ocioso, diremos por enésima vez que Conatel es un ente oficial al servicio de los medios transnacionales, empeñados en derrocar al Gobierno a través de la radio y la televisión.

A ello debemos sumar la invasión del narcotráfico, el sicariato y los paramilitares colombianos que intentan sembrarnos sus guerras y mafias delictivas.

Espero que nuestro líder revolucionario no perciba una realidad como la descrita por el señor Pangloss, el preceptor de Cándido en el cuento de Voltaire, que Chávez, como lector insaciable y memorioso de seguro recordará.

augusther@cantv.net


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Augusto Hernández


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